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domingo, 26 de agosto de 2018

Paz para los espíritus

El oleaje pre-anarco-sindicalista en que se ha venido debatiendo España y la República, el desasosiego, la intranquilidad que ha vivido la nación entera, contribuyendo a que la economía nacional sufriera los quebrantos más sensibles, los sentimientos más íntimos del hombre alcanzaran el máximo de la vejación y la delincuencia tuviera acogida dentro del marco de la ley, ha desembocado en un movimiento patriótico, que ha tenido plausible iniciativa, al grito de ¡Viva España! ¡Viva la República! ¡Viva el Ejército!, en las fuerzas del benemérito y glorioso Ejército español, poniendo término a las luchas fratricidas en que los ciudadanos de todas las tendencias políticas - los españoles hermanos de sangre y de raza y hasta espirituales - se habían entregado. 

La población civil, excelso exponente de la vida nacional, ha corroborado espontánea, sin reservas, leal y eficazmente a que los destinos de España y de la República se dirijan por el camino recto de la justicia, de la redención y de la prosperidad, sumándose al movimiento militar, guiado de puros y sublimes anhelos patrios, que han arraigado en toda la península, Baleares, Canarias y Marruecos, dando así una prueba más de su vasta sensatez, que en circunstancias como esta ha sabido imponerse para bien de España. 

España, la Patria tan querida por todos los españoles, firme, solemne, como un solo hombre, vibra en estos momentos de satisfacción y se apresta a la obra de pacificación de los espíritus tan decaídos. 

Nuestra historia periodística refleja bien cuales son nuestros pensamientos y nuestros ideales. A lo largo de cuarenta años hemos propugnado por una política liberal que defienda los altos intereses de España y de los españoles todos. Hoy nos encontramos en la República, en el mismo lugar donde nos hallábamos entonces; pero los males que se han cernido sobre España nos obliga a rendirnos ante la realidad si es que la vida nacional, en esta nueva era, va a ser encauzada dentro de la República por derroteros de convivencia mutua, de prosperidad, de honradez pública y privada y de engrandecimiento, sin que se derrame más sangre que la hasta ahora vertida por la incomprensión de unos y otros. 

¡Viva España!. ¡Viva la República! ¡Viva el Ejército!

Heraldo de Zamora : Diario de la tarde. Número 12743 - 1936 julio 20

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