Figura clave del independentismo catalán de izquierdas, en septiembre de 1936 es nombrado "conseller en cap", puesto desde el cual intenta acabar con el predominio de la CNT y coordinar la economía de guerra
"Ja soc aquí", con esta frase anunciaba Josep Tarradellas, el 23 de octubre de 1977, desde el balcón del Palacio de la Generalitat, el inicio de un nuevo periodo, en el que dicha institución recobraba el papel que había tenido durante la República.
Nacido en Cervelló en 1899, en el seno de una familia de campesinos, a los 15 años se traslada a Barcelona, donde vive su padre, el cual le insta a inscribirse en el Centro Autonomista de Dependientes del Comercio y de la Industria (CADCI), organización en la que será nombrado, en 1917, secretario de Propaganda. Allí, en una conferencia celebrada un año antes, había conocido a Francesc Maciá, el líder del nacionalismo catalán de izquierdas.
Por entonces, el nacionalismo catalán giraba en torno a partidos abiertamente conservadores, como la Lliga Regionalista. Sin embargo, en el seno del CADCI surge un grupo de jóvenes que, liderado por Maciá, comienza a plantearse la necesidad de crear un partido catalanista y de izquierdas. El primer gran paso en este sentido será la fundación, en 1917, del semanario independentista Abradament.
Convertido en mano derecha de Maciá, Tarradellas va a ser uno de los iniciadores de este movimiento. El joven político aprovecha los numerosos viajes que, como representante de tejidos, realiza por Europa, para trabar relación con otros movimientos nacionalistas.
Tarradellas demuestra estar muy dotado para el diálogo y la negociación. Por ello, durante los primeros años de la República, cuando Barcelona vive bajo la amenaza del terrorismo anarquista, será él a quien Maciá envíe para negociar con Ángel Pestaña o Salvador Seguí, entonces los líderes del anarquismo violento en Cataluña.
Todo este bagaje y su habilidad como negociador, así como su fama de hombre dialogante y comedido, serán durante la Guerra muy útiles para la Generalitat.
Cuando en marzo de 1931 se funda Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), el partido va a aglutinar a una serie de formaciones diferentes, en torno a Francesc Maciá, que hasta entonces militaba en el Estat Catalá. Será esta facción, que pretende lograr la independencia de Cataluña llevando sus reivindicaciones al contexto internacional, la que va a marcar la política de ERC durante esos años.
Tarradellas no está a favor de esta causa -"Yo creo que el problema de Cataluña no es un problema internacional, sino de relaciones con España"- y por lo que se irá distanciando de la política orquestada por Maciá.
Tras la aprobación del Estatuto de Autonomía, en 1932, ERC gana las primeras elecciones en Cataluña, Maciá es elegido presidente de la Generalitat y Tarradellas consejero de Gobernación y Sanidad. Pero las buenas relaciones duran poco, y en 1933 comienzan a surgir divergencias que estallan cuando Maciá rechaza la candidatura de Tarradellas como gobernador civil de Barcelona, lo que supone su inmediata dimisión.
Así, Tarradellas estará fuera del Gobierno durante tres años, aunque mantiene su despacho en la Vía Layetana, desde el que sigue desarrollando una considerable actividad política como Secretario General de Esquerra Republicana.
En este periodo, dedica mucho tiempo a su hija Montserrat, que padece síndrome de Down, hasta el punto de que la Fundación Montserrat Tarradellas i Maciá, que gestiona el legado de sus archivos personales al monasterio de Poblet, lleva su nombre.
La noche del 19 de julio de 1936, cuando estalla el alzamiento en Barcelona, Tarradellas es el primero en acudir al palacio de la Generalitat. Cuando llega al despacho del presidente Companys -que sustituye a Maciá desde su la muerte de éste, el 25 de diciembre de 1933- aún no son las seis de la mañana, y éste le pregunta en un tono seco: "¿Qué haces tú aquí?". Tarradellas contesta que, como diputado que es, en un momento de peligro su lugar está al lado del presidente. De la calle llega el sonido de disparos y, una columna de la Guardia Civil se acerca al Palacio.
Tarradellas recuerda: "La gravedad de aquel apuro era para espantar: iban con las armas a punto. Salimos al balcón. ¿Nos respetarían o descargarían los fusiles contra nosotros? Cuando llegaron, el coronel ordenó el alto y gritó: '¡Viva la República!'. Desde aquel día no me separé del presidente Companys mientras duró la Guerra".
Tras varios gobiernos, el 29 de septiembre se forma el nuevo Ejecutivo catalán, el primero que aglutina a catalanistas, anarquistas y poumistas, y del cual Tarradellas será su conseller en cap. El presidente de la Generalitat, Companys, le asigna como primera tarea controlar el movimiento anarcosindicalista. La misión de Tarradellas es tratar de canalizar la revolución para que no degenere en el caos, además de ir socavando el poder de la CNT-FAI en favor de la Generalitat.
Gracias al éxito de su gestión con los anarcosindicalistas, Companys decide inhibirse temporalmente en favor de Tarradellas. El 17 de diciembre de ese mismo año se forma Gobierno de nuevo, esta vez sin la participación del POUM. El nuevo Ejecutivo continúa presidido por Tarradellas, el cual se mantiene en el poder hasta los sucesos de mayo, cuando Companys asume el control y Tarradellas queda relegado a la cartera de Hacienda.
Las responsabilidades de Tarradellas van a ir reduciéndose a medida que lo hace el poder de la Generalitat desde que, en noviembre de 1937, el Gobierno de la República se traslada a Barcelona. En sus memorias reconoce que, de sus visitas al Frente del Ebro y de una entrevista que mantiene con Azaña, llega al convencimiento de que la Guerra está perdida.
A pesar de ello, sigue trabajando, en un principio para garantizar la producción del material bélico y, más adelante, en la organización del éxodo hacia Francia del medio millón de refugiados que, en 1939, acoge Cataluña.
Tarradellas es de los últimos en partir hacia el exilio. Durante los primeros años es detenido en Francia en innumerables ocasiones, ya que había sido sentenciado a pena de muerte por Franco y sobre él pesa una orden de extradición. Sólo las intervenciones del cardenal de Niza, monseñor Raymond, y del Gobierno de México, logran que no se haga efectiva.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Tarradellas retoma sus actividades políticas y en 1954 es elegido presidente de la Generalitat por los parlamentarios catalanes exiliados. Desde entonces se dedica a ejercer este cargo, meramente simbólico durante muchos años, hasta que, en 1980, lo abandona tras las primeras elecciones autonómicas de Cataluña. Después se retira de la vida política y en 1986 el Rey le concede el título de marqués por su aportación a la vida política del siglo XX. Muere en Barcelona en 1988.
Mis más sinceras felicitaciones por el blog. Muy trabajado, bien documentado, buen estilo e imágenes interesantes. Para un apasionado de la guerra como yo, es una delicia visitar guerracivildiaadia. Le invito a leer mi blog, también relacionado con la guerra civil y sus historias más inéditas. Saludos
ResponderEliminarguerraenmadrid.blogspot.com
Gracias por visitarme y por los halagos, le prometo que le devolveré las visitas a su blog, que por cierto, tiene muy buena pinta, además más adelante le pediré información sobre algunas fotografías que he visto.
EliminarSinceramente, no creo que Ángel Pestaña fuese el líder del sindicalismo violento. La bibliografía existente al respecto (de editoriales no militantes que han desarrollado estudios académicos como los de A. Elorza, así lo demuestran) Pestaña, fue un opositor de la FAI incansable y partidario de la tendencia posibilista. De hecho, acabó formando su Partido Sindicalista, alejado de las tesis radicales de los anarquistas ortodoxos.
ResponderEliminarPatético texto, muy mal documentado.
ResponderEliminarSeguí, el Noi del Sucre, fue asesinado por esbirros de la patronal pagados por el cardenal Soldevila en 1923, 8 años antes de la República. Fue una más, quizá la más célebre, víctima del terrorismo patronal que segó la vida de 400 anarquistas entre 1917 y 1924. Un sector minoritario del movimiento libertario se vengó acabando con la vida de 18 matones y del propio Juan Soldevila, principal financiador de los crímenes. Pestaña, como la inmensa mayoría del movimiento libertario se oponía frontalmente a la violencia, excepto en legítima defensa. La CNT tenía en 1936 580.000 afiliados en Catalunya, era el movimiento mayoritario con mucha diferencia respecto del segundo, el republicanismo federal catalanista, con el que además tenía numerosas afinidades. La FAI se oponía a la violencia en la retaguarda y sus líederes salvaron numerosas vidas, sólo hay que ver el caso de Melchor Rodríguez (salvó a 10.200 personas), Joan Saña Magrinyà, Joan Peiró, Josep Alomà Sanabras, etc. Basta de basura franquista y marxista.
Lo único que hace Tarradellas es intentar formalizar legalmente el impreisonante proceso colectivizador liderados por anarquistas y secundado por poumistas, socialistas y muchos republicanos, que consiguen desarrollar la autogestión en el 80% de las empresas de Catalunya, de todos los sectores: agricultura, minería, pesca, industria, construcción, servicios, transportes... Véase el documental "Economia Col·lectiva", de Eulàlia Comas.
Sois muy pacíficos y salvadores de España. Menuda comedura de coco que tiene. Lee historia de verdad no ficción y mentira si quieres saber la verdad.
Eliminar