Ministro de Gobernación durante el reinado de Alfonso XIII, dirige junto a José Calvo Sotelo el partido monárquico Renovación Española, y actúa como enlace de los sublevados para la obtención de armamento italiano
Cuando el 8 de marzo de marzo de 1937 Antonio Goicoechea anuncia la disolución de Renovación Española, el partido que él mismo fundara cuatro años antes, lleva ya cierto tiempo caduco. Aunque la coalición monárquica nunca llega a hacerse realmente fuerte, al estar dividida en varias facciones -derecha, monárquica y antirrepublicana- y no contar con un elevado número de militantes, su importancia se basa en el aprovechamiento de diferentes coyunturas durante la República y, sobre todo, en el afán conspiratorio de varios de sus miembros que, supuestamente, desde mucho antes del 18 de julio ya están planeando los preparativos del alzamiento.
Antonio Goicoechea y Cosculluela nace en Barcelona en 1876. Sus padres emigran a Cuba siendo él un niño. En 1898 regresa a España para completar sus estudios de Derecho y, un año después, ingresa en el cuerpo de Letrados del Consejo de Estado. En 1909 es elegido diputado del Partido Conservador por Orense. Durante años, Goicoechea es uno de los colaboradores más estrechos de Antonio Maura, presidente del Gobierno durante el reinado de Alfonso XIII, quien le nombra ministro de Gobernación en 1919.
En el escaso apoyo social que cuenta Renovación Española desde su creación pesa la oposición del diario ABC. El periódico monárquico ve en las conferencias de Antonio Goicoechea a un líder que "mantiene postulados de un partido, católico en religión y monárquico en pero que ha añadido también estas definiciones categóricas: constitucional y parlamentario en lo jurídico; en lo social, demócrata".
Goicoechea va a saber corregir este desliz atacando el 1 de marzo de 1933 -aprovechando el discurso fundacional del partido- a la Monarquía parlamentaria-representativa. De esta manera deja sentado el nudo central de su doctrina en torno a una Monarquía tradicional encarnada por Alfonso Xill, así como declara su más rotundo rechazo al Estado republicano, liberal y democrático.
En el documento de presentación del partido queda plasmado su ideario político, que pretende "desarrollar un programa destinado a hacer de España un Estado monárquico, confesional, centralizado políticamente y descentralizado administrativamente, autoritario, antiparlamentario y social corporativista".
La intención original de Goicoechea, que pretendía hacer de Renovación Española un partido de masas que aglutinara en torno a su causa a monárquicos parlamentarios y liberales, va a verse imposibilitada tanto por el ideario de su formación, como por la escasa militancia lograda en el medio rural.
Además, desde 1934, los monárquicos quedan divididos en dos facciones cuya diferencia básica es el apoyo a la restauración monárquica en la persona de Alfonso XIII, una facción cuyo principal representante es Antonio Goicoechea, mientras que la otra postula la abdicación del soberano a favor de su hijo Juan de Borbón, cuyo representante principal es José Calvo Sotelo.
Durante los últimos años de la República, Renovación Española va a ir quedando relegada por el Bloque Nacional que lidera Calvo Sotelo, lo cual va a hacer que varíen los discursos de Goicoechea que, para 1936, ya sólo intenta recabar el apoyo de las derechas monárquicas más ultraconservadoras.
La pérdida de significación de Goicoechea es patente tras las elecciones de febrero de 1936, en las que Renovación Española pierde tres de los 16 diputados que tenía hasta entonces. Después de las elecciones, Calvo Sotelo se erige como la primera personalidad entre los monárquicos. Esto va a llevar a los carlistas a abandonar el bloque monárquico, lo que significa también un duro revés para Goicoechea, que siempre ha abanderado la unión con los tradicionalistas.
Desde febrero, la huida de militantes de Renovación Española al extranjero -con la pérdida de ingresos que ello conlleva a unas arcas tremendamente endeudadas durante la campaña electoral-, así como la fuga de las juventudes, desilusionadas por la falta de firmeza de Goicoechea, que se pasan en bloque a Falange, dejan muy mermadas las filas del partido.
Durante la discusión de las actas del nuevo Parlamento, en marzo de 1936, los partidos de izquierda van a anular la elección por Cuenca, provincia por la que se había presentado Goicoechea, quien decide retirar su partido del debate con una indignada intervención en la Cámara.
Renovación Española se queda, pues, sin su líder en el Parlamento, con lo que el partido pierde toda su capacidad de iniciativa. En plena descomposición, las delegaciones locales se van a ir adormeciendo y desconectándose paulatinamente de una organización central, reducida a la representación en la Cámara.
En la trayectoria de Renovación Española y de su fundador hay un aspecto que debe ser tenido en cuenta: su actividad conspiradora. Ya en 1932, Goicoechea forma parte del numeroso grupo de monárquicos que participan en los preparativos del golpe de Sanjurjo.
Desde entonces, la línea a seguir por Goicoechea va a ir dirigida a un acercamiento hacia los mandos del Ejército -único estamento en el que Alfonso XIII confiaba para su regreso- y a buscar el apoyo del fascismo italiano. Prueba de ello es la entrevista que mantiene en 1934 con Benito Mussolini, con la intención de obtener su ayuda para la restauración de la Monarquía en España.
Esta relación con el Duce se prolonga durante años. Se sabe que hasta julio de 1936, Goicoechea le envía regularmente despachos sobre la marcha de los planes para derrocar a la República. Una relación que facilita la compra de material bélico al bando nacional. En cuanto a los preparativos previos al alzamiento, su labor se centra en la recaudación de fondos para la organización del golpe entre los miembros más acaudalados de Renovación Española.
El papel que juega en los planes para la rebelión queda en evidencia cuando la prensa publica las instrucciones sobre el proyecto encontradas durante un registro al domicilio del capitán de Artillería, Luis López Varela, en las que se especifica que en una primera fase se crearía en el bando nacional un Directorio Militar presidido por Sanjurjo. Como señala Daniel Sueiro, más adelante debía suceder al Directorio un gobierno presidido por Calvo Sotelo, asignando a Goicoechea el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Tras el 18 de julio, siguiendo una orden de Mola, Goicoechea reúne a la fuerza civil que ocupa el paso de Somosierra, al mando de los hermanos Miralles. Después de regresar de Italia con objeto de recabar fondos, Goicoechea se instala en Salamanca, desde donde trata de revivir a Renovación Española y de organizar las milicias del partido, cuyo número es insignificante.
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