Involucrado en política siempre desde la izquierda catalanista, este médico, periodista, diputado y alcalde de Barcelona durante la Segunda República, ocupa varios cargos en los gobiernos de Largo Caballero y Juan Negrín
En abril de 1938, Jaime Aiguadé repite en el cargo de ministro de Trabajo y Asistencia Social en el segundo Gabinete de Juan Negrín. Ya ha ocupado la misma cartera en el anterior equipo de gobierno, formado el 17 de mayo de 1937, además de haber ostentado el cargo de ministro sin cartera en el segundo Gobierno de Largo Caballero.
Político, médico y periodista, nace en Reus en 1882 y muere en México en 1943, donde llega exiliado junto con su hermano Artemio, consejero de Seguridad Interior del Gobierno de la Generalitat.
Involucrado desde muy joven en los movimientos de izquierda, Aiguadé mantiene una estrecha relación con importantes sindicalistas como Salvador Seguí o Francisco Layret. Muy activo en su oposición a la dictadura de Primo de Rivera es perseguido y encarcelado en 1926.
Afiliado en un principio a Unió Socialista de Catalunya, ingresa más tarde en Estat Catalá, organización a la que representa en agosto de 1930 en el acto en el que se firma el Pacto de San Sebastián, donde es elegido miembro del Comité revolucionario que encabeza Alcalá Zamora.
Una vez proclamada la República, es elegido alcalde de Barcelona, puesto que ocupará durante dos años, además de ser diputado en las Cortes por Republicana de Cataluña en 1931,1933 y 1936.
Tras la sublevación del 18 de julio, Aiguadé presta su apoyo al bando gubernamental, y desde noviembre de 1936 ocupará diversos cargos en los sucesivos gobiernos de la República.
Cuando en el mes de noviembre del 37 el Gobierno se instala en Barcelona, los órganos de la ciudad y de la Generalitat pierden algunas de sus competencias, ya que los organismos centrales actúan sin tener en cuenta a los representantes locales, restándoles atribuciones y aumentando las injerencias, por lo que las reuniones del parlamento catalán entran en una espiral de rutina que acaba haciendo mella en sus actuaciones y en su relación con el Gobierno de la nación, y que culminarán con la crisis creada por la dimisión de Jaime Aiguadé el día 11 de agosto de 1938. La situación de tensión creada entre el Gobierno de la República y el de la Generalitat queda patente en una carta que el consejero de Cultura, Carlos Pi i Sunyer, le envía a Manuel Azaña: "En virtud de la política anticatalana de Negrín, los catalanes ya no sabían por qué se batían".
En el Consejo de Ministros de ese día, Negrín presenta tres decretos que llevan a la dimisión de Aiguadé y, en solidaridad con él, a la de Manuel de Irujo, ministro sin cartera del Partido Nacionalista Vasco. El primero de estos decretos pretende la expropiación de las industrias de guerra de Cataluña, a petición del subsecretario de Armamento, Alejandro Otero, que había solicitado que todas las industrias armamentísticas quedaran bajo el control de su departamento.
Esta decisión supone el cuestionamiento de la eficiencia de la Generalitat, quien hasta el momento controlaba la industria de guerra catalana, que se hacía imprescindible tras la pérdida del Norte, además de atacar directamente a la única materia de defensa que es aún competencia del Gobierno de Cataluña.
El segundo decreto hace referencia a la creación de una sala de magistrados en Barcelona dependiente del Ministerio de Justicia. Finalmente, el último de los decretos significa poco menos que la militarización de la Justicia con la creación de tribunales especiales militares.
Tal y como relata David Tormo en la obra La Guerra Civil en Cataluña, tanto Aiguadé como Manuel de Irujo, tras consultar con sus respectivos partidos, presentan su dimisión ante Negrín, lo que abre la que se conoce como la crisis de agosto de este Gobierno.
Negrín desaparece de escena unos días, hasta reunirse el día 15 con Tarradellas, Companys y Pi i Sunyer, entre otros, informándoles de su posible dimisión. Pero al día siguiente da por zanjada la crisis con el nombramiento de Josep Moix, del PSUC, en sustitución de Aiguadé, y de Tomás Bilbao, de Acción Nacionalista Vasca, por Irujo.
Ese mismo día, Negrín acude ante Azaña para presentarle a los nuevos miembros del Gabinete y solicitarle su conformidad, además de pedirle la firma de los tres decretos presentados en el Consejo de Ministros del día 11. Azaña firma dos de ellos, negándose a firmar el concerniente a la militarización de la Justicia, por considerar que atentaba contra los valores democráticos proclamados por la República.
Las últimas sesiones de la Generalitat quedan paralizadas por la crispación abierta tras la marcha de Jaime Aiguadé del Gobierno central, lo que sumado al nombramiento de Moix supone un duro golpe para el débil Ejecutivo que presidía el Gobierno catalán, en el que comienzan a ser frecuentes los enfrentamientos entre Companys y el secretario general del PSUC, Joan Comorera.
Terminada la Guerra, Aiguadé se exilia a Francia, donde formará parte del SERE (Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles), que es constituido por la República en París en marzo de ese año. Este órgano se encarga de ayudar a los refugiados en Francia con subsidios y organizándoles la salida hacia otros países. Sin embargo, los criterios de selección, ligados a cuestiones políticas y profesionales, priorizan la salida de los cuadros técnicos y políticos, lo que le acarrea graves críticas.
El Consejo del SERE está formado, además de por Aiguadé, por otras personalidades como González Peña por parte del PSOE, Federica Montseny, de CNT-FAI, o Julio de Jáuregui, del PNV. El organismo se completa con una ponencia interministerial y dos secretarios generales, Bibiano Fernández Ossorio y José Ignacio Mantecón. El presidente del Consejo es Pablo de Azcárate.
Además de su intensa labor política, Jaime Aiguadé publica numerosas obras, entre las que destacan La lealtad de la época, Con Cataluña y para Cataluña y Cataluña y la revolución. Es también colaborador habitual de publicaciones como Athenaeum y Justicia Social.
Desde el exilio, primero en Francia a partir del final de la Guerra, y dos años más tarde en México, donde fallecerá en 1943, Aiguadé colabora asiduamente con publicaciones como El Pueblo Catalán, La Revista de Cataluña y el Boletín del Sindicato Médico de Cataluña.
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