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domingo, 7 de octubre de 2012

José Bardasano (1910-1979)

Pintor y cartelista madrileño, vinculado ideológicamente al periódico “El Socialista”, pone su saber artístico a disposición de la República para convertir sus obras en un instrumento propagandístico y revolucionario 

Uno de los creadores que han hecho del cartelismo un arte a la vez que un instrumento revoluciona­rio y de propaganda que cobra extraordi­nario impulso en la zona republicana al comienzo de la Guerra Civil. A José Bardasano se le recuerda como “el carte­lista que supo imprimir un carácter más bélico y heroico al cartel”, según señalan Jordi y Arnau Carulla, autores del libro Cataluña en mil imágenes. Como el pro­pio artista llega a señalar en 1937 “el cartel es algo efímero, pero hay que tender a que quede como una obra de arte”. 

El diario El Socialista, con el que se vincula ideológicamente, será el principal encargado de difundir la obra de Bardasano, cuyas ilus­traciones también hallan eco en publica­ciones menos conocidas como el Boletín del Subcomisariado de Propaganda. Comisariado de Guerra; El Miliciano Rojo (de las milicias del Cuartel Carlos Marx, UGT-PSUC, en Barcelona); Nuevo Ejército (órgano de la 47a División), etc. Algunos de sus carteles más conocidos los realiza en 1936, como el ¡Alerta!, que elabora para la coalición CNT-UGT de Valencia; o los cinco carteles que idea para el Frente Popular de Cataluña, en los que reclama 100.000 voluntarios para defenderla y donde, en palabras del profesor de Historia del Arte, Valeriano Bozal, “el juego de la composición permite alcanzar un clímax dramático”. 

En este cartel introduce una compara­ción entre el soldado y el esclavo en el momento de la muerte y escribe: “Val més morir dem peus que viure agenollats! (Vale más morir de pie que vivir arrodillados)”, con letra de carácter pro­pio y no tipográfica, con lo que consigue “acentuar el carácter personal de todo el cartel”, dice Bozal. 

Su inconfundible estilo realista, según Jordi y Arnau Carulla, se adecúa bien a las circunstancias bélicas. Como señala el propio Bordasano, “Dalí y Picasso son pintores modernos pero contrarrevolucio­narios, porque su forma no es para la masa popular, sino que está dirigida a un sector limitado del público". 

Bardasano, nacido en Madrid en 1910, es un pintor fundamentalmente figurati­vo que evoluciona desde un estilo más academicista a uno más libre con el paso del tiempo. Sus carteles, cargados muchas veces de contenido naturalista, cuentan con una composición muy estu­diada que les confiere gran expre­sividad. En su última etapa, el pai­saje urbano es el protagonista de sus obras, en las que además pres­ta una especial atención a los cam­bios de la luz. 

Aparte de su labor como cartelis­ta, Bardasano crea el taller artístico La Gallofa, junto a otros artistas como Juana Francisca, Moisés Rojas y Orbegozo. Se trata de un taller de propaganda integra­do como sección de Artes Plásticas en las Juventudes Socialistas Unificadas, y en él se realiza una gran actividad, no sólo enfocada a la creación de carteles, sino también de dibujos satíricos. 

Son numerosas las revistas de la época que contienen este tipo de dibujos; entre ellas destaca No veas, dirigida por el pro­pio Bardasano y en la que participan muchos humoristas famosos del momen­to, como Ufano, Rojo, Aníbal Tejada, Erre, García Cuevas, Echea o Cantos. En plena Guerra, José Bardasano publica un álbum que titula Mi patria sangra, repleto de dibujos que, según Madrigal Pascual, autor del libro Arte y compromiso, están “cargados de odio, de muerte, de sole­dad y rabia”. 

Al finalizar la contienda, el artista deci­de exiliarse a México, donde trabaja como profesor de dibujo y pintura. En 1945 crea en este país, junto a otros artistas españoles como Gerardo Lizarra o Ruano Llopis, el Círculo de Bellas Artes, del que es nombrado presidente. Ese mismo año es invitado por el Gobierno de Guatemala, donde realiza varias expo­siciones. No regresará a España hasta 1960, muriendo en Madrid 19 años des­pués, de un infarto. 

La formación artística de Bardasano, que crece en una familia de obreros revo­lucionarios, comienza de la mano de Marcelino Santamaría, que viéndole dibujar en la calle cuando sólo cuenta con 11 años, lo toma como su discípulo y le ayuda en su formación. 

En 1922 ingresa en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, en la que gana los premios más importantes que concede esta institución. Con sólo 19 años es nombrado director artístico de la Agencia Rex de publicidad. 

En 1934, realiza su primera exposición individual en la galería Los Amigos del Arte, en Madrid y se casa con la pintora y dibujante Juana Francisca Rubio. Un año más tarde recibe la beca del Conde de Cartagena, que le permite completar su formación como pintor a través de unos viajes que le llevan a Francia, Bélgica, Holanda e Inglaterra. 

Su mayor logro, según su propio testi­monio, es el premio que le otorga la exposición pública de carteles de guerra de la Plaza Mayor de Madrid, convocada por la Cámara Oficial del Libro en el pri­mer aniversario de la guerra, en julio de 1937.

1 comentario:

  1. Un extraordinario creador, artista Republicano, pero sobre todo, un gran ser humano.

    Mi admiración y respeto, en su nombre y en su obra.
    Jesús Heras
    México, 2014

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