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viernes, 12 de octubre de 2012

Francesc Maciá (1859-1933)

Fundador de Esquerra Republicana de Catalunya, proclama el Estado catalán tras conocer la victoria de su partido en las municipales de abril de 1931. Partidario del federalismo, preside la Generalitat hasta su muerte


"Un patriotismo casi místico, una total pureza moral, una buena voluntad social ingenua hacían de Maciá una figura carismática y familiar a la vez, la de un abuelo (l'avi en catalán)", según explica el historiador Pierre Vilar.

El líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) proclama desde el Ayuntamiento de Barcelona el Estado catalán dos días después de la victoria de su coalición en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. Un Estado que "con toda cordialidad anhela y pide a los demás pueblos de España su colaboración en una Confederación de pueblos ibéricos", afirma frente a una multitud de más de 100.000 personas que claman por las calles: "¡Visca Maciá! ¡Mori Cambó!", según relata el historiador Borja de Riquer.

Media hora antes, su compañero de partido Lluís Companys había anunciado apresuradamente la victoria de la Segunda República. Tanta premura se apoya en una promesa hecha en el Pacto de San Sebastián, en agosto de 1930, para resolver "la realidad viva del problema de Cataluña". Hijo de un comerciante de vinos, Francesc Maciá nace en 1859 en Vilanova i la Geltrú. Con 15 años ingresa en la Academia de Ingenieros Militares de Guadalajara. En 1882 asciende a capitán y llega a ser jefe de la comandancia de ingenieros. En 1888 se casa con Eugenia Lamarca, de una rica familia de Borjas Blancas, con quien tiene una hija que más tarde se casaría con Josep Tarradellas, presidente de la Generalitat durante el exilio y la Transición.

Su primera toma de posición política se produce en 1905, cuando el Ejército secuestra las ediciones del periódico La Veuy del semanario humorístico Cu-cut! por sus provocaciones catalanistas, que Maciá rechaza públicamente. Este incidente ocasiona la caída del Ejecutivo de Montero Ríos y la llegada de Moret al poder. El historiador Carlos Seco Serrano ha apuntado que la respuesta de la sociedad será la integración de frentes políticos marginales en Solidaritat Catalana, proyecto ideado por el principal partido nacionalista burgués en Cataluña, la Lliga Regionalista, de Cambó. En 1907 Maciá es elegido diputado por esta formación. Más tarde, el ministro de la Guerra le asciende a coronel y lo destina a Santoña, pero el recelo del Ejército hacia el nacionalismo le impulsa a abandonar la carrera militar por la política.

No dura mucho como diputado por el fracaso de Solidaritat Catalana, hecho que el historiador Borja de Riquer atribuye a su heterogeneidad y a la manipulación por parte de la Lliga. Así, en 1908, Maciá se retira del Parlamento, al que considera un instrumento inútil al servicio de la oligarquía dominante.

Durante la Primera Guerra Mundial, Macíá visita a los voluntarios catalanes en el frente francés buscando apoyo y electores. Los años entre el fracaso de Solidaritat y 1917, fecha de su vuelta al Parlamento, atestiguan su viraje ideológico hacia la izquierda independentista.

Durante la Asamblea de Parlamentarios, reunión de los grupos excluidos del turno de partidos, donde Maciá destaca por su radicalismo rupturista, argumenta la necesidad de una convención que llame al pueblo a las armas. Según De Riquer, en 1919, tras la debacle de la Asamblea y alejado de la política estatal, funda la Federación Democrática Nacionalista, que aglutina a grupos de izquierda bajo dos consignas: independencia e integración de Cataluña en una confederación ibérica.

En 1922 logra el apoyo de las juventudes rebeldes de la Lliga integradas en Acció Catalana. Con ellas forma Estat Catalá, ideada para unificar los nacionalismos radicales opuestos a la Lliga y entre los márgenes ideológicos del separatismo y el socialismo. Pero el Directorio de Primo de Rivera promulga un Real Decreto que señala como delito la expresión de ideas independentistas y la exhibición de banderas nacionalistas. Como recuerda el historiador Manuel Tuñón de Lara, en los años sucesivos se reprime el nacionalismo y Maciá se exilia, para ejercer una oposición sin tregua, lo que le confiere prestigio y popularidad.

En abril de 1925 recauda fondos para la resistencia armada en Cataluña, ayudado por emigrantes y antifascistas italianos. Entre octubre y noviembre viaja a Moscú para entrevistarse con Bujarin, secretario de la III Internacional, y con Zinoviev, jefe del Gobierno soviético, en un esfuerzo fallido por conseguir más fondos y apoyos.

Así, con varios centenares de hombres, dirige una expedición desde París para entrar en Cataluña por la frontera francesa y proclamar la República. El intento termina el 4 de noviembre de 1926 en Prats de Molló, porque son descubiertos por la Gendarmería francesa, que detiene a unos 200 hombres armados con fusiles y ametralladoras. Aunque no supuso un incidente importante para el régimen, la acción despertó las simpatías de las democracias europeas, que aún recordaban el proceso contra Ferrer i Guardia en 1909.

Al final de la dictadura de Primo de Rivera, Maciá intensifica la colaboración con la izquierda española, concretada en los manifiestos titulados Inteligencia Republicana. En marzo de 1931, se celebra la Conferencia d' Esquerres, que une su partido al Partit Republicá Catalá y al Grupo de L'Opinió para formar Esquerra Republicana de Catalunya, con la que vencerá en las elecciones municipales del 12 de abril. La victoria culmina una de las metas de Maciá. Sus pretensiones se aplacan cinco días después con la visita de tres ministros de Azaña: Fernando de los Ríos (Justicia), Marcelino Domingo (Instrucción Pública) y Nicolau d'Olwer (Economía). La solución: la proclamación de la Generalitat, un Gobierno autónomo inspirado en el medievo catalán.

Maciá presidirá la Generalitat hasta su muerte, el 25 de diciembre de 1933. Lo sustituye Lluís Companys. En esta última etapa impulsa el Estatuto de Nuria, redactado en junio de 1931 y plebiscitado el 2 de agosto. El 14 del mismo mes lo presenta en Madrid en las Cortes Constituyentes de Alcalá Zamora. El 6 de mayo de 1932 comienzan los debates parlamentarios sobre su aprobación. El estatuto debe amoldarse a la Constitución, que descarta la opción federalista pero admite las autonomías. Finalmente, el 9 de septiembre de 1932 las Cortes aprueban el Estatuto de Nuria.

Con este aval, ERC gana las primeras elecciones al Parlamento catalán, donde se organiza Cataluña como una región "políticamente libre, socialmente próspera y espiritualmente gloriosa", en palabras del propio Maciá. En noviembre de 1933, las elecciones dan el triunfo a la derecha, reticente al traspaso de competencias. A partir de ese momento, el diálogo entre el poder central y el autonómico es menos fluido. Maciá muere un mes después, cuando el republicanismo y la izquierda acaban también de romper su largo idilio. Su entierro y el del cenetista Durruti han sido en Cataluña las mayores manifestaciones de duelo popular.

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