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jueves, 25 de octubre de 2012

Diego Abad de Santillán (1897-1983)

Dividido entre la fidelidad a sus principios y la unidad política necesaria para ganar la Guerra, este leonés, ideólogo clave del anarquismo español, es nombrado consejero de Economía de la Generalitat


Sinesio Baudilio García, más conocido como Diego Abad de Santillán, es una de las figuras clave del anarquismo ibérico y, a la vez, uno de sus personajes más internacionales.

En Argentina se educa, inicia su andadura política y periodística y pasa sus años de exilio, antes y después de la Guerra Civil española. En Berlín, donde se ha trasladado para comenzar la carrera de Medicina, se adhiere a la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores) y conoce a sus mentores ideológicos, Max Nettlau y Rudolf Rocker, a la vez que a su futura esposa, Elise Kater, hija del célebre editor Fritz Kater.

Colabora en México, a finales de los años 20, con la anarquista Confederación General de Trabajadores. Hacia 1930 tiene que ocultarse en Uruguay, después de haber sido condenado a muerte por intento de sedición en Buenos Aires y sin posibilidad de retornar a su país natal, España, sumida en la dictadura de Miguel Primo de Rivera.

No obstante, Abad de Santillán desempeña su labor política más trascendente en suelo ibérico, fundamentalmente en Cataluña, donde permanece durante la Segunda República y la Guerra Civil.

Sinesio Baudilio García nace en la localidad leonesa de Reyero el 20 de mayo de 1897. Con sólo ocho años emigra a Sudamérica junto a sus padres en busca de mejores oportunidades económicas. Regresa a Madrid a los 15 para entrar poco después en la Facultad de Filosofía y Letras.

Abad de Santillán abandona de nuevo España tras pasar un año y medio en la cárcel después de su participación en la huelga general de 1917. Vuelve, tras una juventud itinerante, en 1933 y se instala en Barcelona, donde se adhiere a la FAI (Federación Anarquista Ibérica) de la que llega a ser secretarlo de su Comité Peninsular.

Tras el alzamiento militar, organiza, junto con Durruti y García Oliver, el Comité de Milicias Antifascistas, creado por la Generalitat de Cataluña el 23 de julio de 1936. El Comité, en el que Abad de Santillán está a cargo de la infraestructura militar como representante de la FAI, llega a funcionar como un gobierno paralelo al de la Generalitat, hasta su disolución a finales de 1936. Desde el 11 de agosto, Abad de Santillán forma parte del Consejo de Economía de Cataluña, y cuatro meses después, el 17 de diciembre, es nombrado consejero de Economía de la Generalitat.

Durante los sucesos de mayo de 1937, mientras se organiza una especie de guerra interna entre el Partido Obrero Unificado Marxlsta (POUM) y los comunistas y el Gobierno catalán, su misión principal es la negociación del alto el fuego en nombre del Comité regional de la CNT, ya que su ideario político se alinea en estos años con las teorías cooperacionistas: "Puesto que es necesario, debe reforzarse el bloque antifascista aunque sea a costa de posponer la revolución", señala.

En consonancia con este principio, en abril de 1938 se incorpora al Comité Nacional del Frente Popular Antifascista, surgido del pacto entre UGT y CNT. Pese a su activismo público, cuando años después reflexione sobre el curso de la guerra, Abad de Santillán asegurará que "fue un error olvidar que el aparato del Estado, puesto que es siempre la expresión política de los privilegios de una clase, resulta incompatible, rigurosamente incompatible, con los intereses de una revolución social".

Permanece en Cataluña hasta enero de 1939, poco antes de su caída y, tras un breve periodo en Francia, regresa a Argentina para pasar casi cuatro décadas en el exilio. Diego Abad de Santillán, además de uno de los teóricos del anarquismo español, es uno de los cerebros de la estrategia de la CNT y la FAI en el desarrollo de la guerra. Una de sus mayores preocupaciones -condicionada por sus circunstancias histórico-biográficas, según el estudioso Frank Mintz- es casar la teoría política con las decisiones tácticas prácticas y encontrar el equilibrio entre ambas, "cuando tantas veces incurren en contradicción".

Una de las obras clave del leonés, ¿Por qué perdimos la guerra?, publicada en 1939, explica las causas de la derrota anarquista. Se extiende en relatar las maquinaciones soviéticas en terreno español, y llega a sugerir la oportunidad de una alianza entre los anarquistas y la Falange de José Antonio Primo de Rivera: "¡Cuánto hubiera cambiado el destino de España si un acuerdo entre nosotros hubiera sido tácticamente posible, según los deseos de Primo de Rivera!".

En realidad, esta monografía es una confesión personal de la decepción que supone para él el "sacrificio anarquista", que supedita por entonces la revolución a las exigencias bélicas y al reforzamiento de la alianza antifascista. Si este hecho resulta una cuestión de tiempo o de prioridades, según Abad de Santillán, la solución pasa por ser, en todo caso, inoportuna: "Sabíamos que la revolución no podía vencer si no nos ocupábamos primero de ganar la guerra, pero para ganar esta guerra sacrificamos el resto, y la revolución misma. Sin duda que al sacrificarla, sacrificamos igualmente toda esperanza de ganar la guerra".

La revolución y la guerra de España, opúsculo publicado independientemente en 1937, también ahonda en las causas del conflicto armado. Otros títulos suyos incluyen: Psicología del pueblo español (1917), Ideología y trayectoria del movimiento obrero revolucionario en la Argentina (1933) y El organismo económico de la revolución, (1937). Junto a López Arango edita El Anarquismo en el movimiento obrero revolucionario en la Argentina (1933).

La parte de sus archivos personales que no fue destruida, y que incluye correspondencia, anotaciones y diarios, demuestra asimismo esta faceta teórica. Estos papeles se conservan en el Instituto Internacional de Historia Social de Amsterdam.

La labor periodística del leonés es también muy notable. Si antes de 1936 ha sido redactor de Solidaridad Obrera, director de Tierra y Libertad y fundador de Tiempos Nuevos (en 1934), durante la guerra edita, primero, el Boletín de la Consellería de Economía y, más adelante, Timón, lanzada en julio de 1938 y que se puede interpretar como un epílogo temprano para expresar su decepción política.

En Argentina edita en su juventud La protesta, órgano de la FORA (Federación Obrera Regional Argentina), en la que se había involucrado activamente.

Tras años como expatriado en Argentina regresa a España en 1977 para residir en Barcelona hasta su muerte, a los 86 años, en una modesta residencia de ancianos, el 18 de octubre de 1983.

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