Adsense

viernes, 14 de marzo de 2014

Hidalgo de Cisneros (1894-1966)

Designado jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas republicanas por Largo Caballero al poco de estallar el conflicto, en diciembre de 1938 se encarga de adquirir un importante contingente de armas procedente de Moscú

Tras la cruenta Batalla del Ebro, acaecida entre julio y noviembre de 1938, el bando republicano se repliega en Cataluña. Su situación moral, económica y armamentística se torna cada vez más débil. Juan Negrín, presidente del Gobierno de la República desde mayo de 1937, es consciente de que sólo con una importante adquisición de armas sus hombres llegarán a resistir el avance nacional por más tiempo.

En diciembre de 1938, el general Ignacio Hidalgo de Cisneros es el elegido para conseguir este armamento. Según sus propias palabras, "unos días antes de la ofensiva de los nacionales contra Cataluña" el jefe de las Fuerzas Aéreas republicanas parte hacia Moscú, haciendo escala en Ankara (Turquía), para realizar un ingente pedido de 250 aviones, 250 tanques, 650 piezas de artillería y 4.000 ametralladoras. El coste de la operación asciende a 103 millones de dólares, de ahí el comentario del mariscal Vorochilov: "¿Van ustedes a dejarnos sin armas para defendernos?".

Hidalgo de Cisneros informa al militar soviético de la caótica situación por la que atraviesan las unidades republicanas, sin apenas fusiles, municiones y material de aviación, y añade: "Salvo su país, nadie nos ha vendido nada. La verdad es que hemos pagado dinero a varios estafadores y sinvergüenzas sin recibir prácticamente nada a cambio. Si por alguna razón no puede suministrarnos todo lo que pedimos, al menos ayúdenos a conseguir armas de otros países".

Al día siguiente, Hidalgo de Cisneros es recibido por Stalin, quien acepta todas las peticiones republicanas y, además, asume la operación sin garantías. Tan sólo le pide a éste la firma de un acuerdo. Según el militar, siete barcos soviéticos son los encargados de transportar todo el material bélico hasta España. Parten desde la ciudad de Murmansk (URSS) con destino a la ciudad francesa de Burdeos. Sin embargo, las autoridades galas retrasan su llegada a Cataluña hasta principios de febrero de 1939, fecha en la cual los nacionales ya tienen gran parte del territorio catalán bajo su mando. El armamento regresa a Francia y, posteriormente, al país de su legítimo dueño: la Unión Soviética. Aun así, los archivos militares soviéticos de la época indican que este envío de armamento es inferior al prometido: 2.770 ametralladoras en vez de 4.000, 40 tanques en vez de 250, 539 piezas de artillería en vez de 650 y 168 aviones en vez de 250.

Ignacio Hidalgo de Cisneros y López de Montenegro nace en Vitoria en 1894. De familia noble, ingresa en la Academia de Intendencia de Ávila y se gradúa en 1914, para participar como aviador en la Guerra de Marruecos.

Al finalizar la Primera Guerra Mundial, España reanuda las operaciones en el continente africano con el uso de armas químicas contra la población civil. Sus testimonios respecto a este tema son de los más valiosos de la época. Destinado en Melilla, es el piloto del único avión con capacidad para llevar a cabo un fuerte ataque con munición sobre el enemigo en la región marroquí del Rif: "En aquellos días me tocó realizar una faena verdaderamente canallesca que me proporcionó el vergonzoso y triste privilegio de ser el primer aviador que tiró iperita desde un avión. Es curioso los años que tuvieron que pasar para que me diese cuenta de la monstruosidad que cometía tirando gases a los poblados moros". Las bombas, de 100 kilogramos cada una, son consecuencia del revés que las fuerzas españolas reciben en Annual (Marruecos) en 1921, y que la Historia recoge como el Desastre de Annual. Las autoridades militares buscan resolver el conflicto y encuentran la solución en el gas iperita, también conocido como gas mostaza.

En su primer ataque a una pequeña posición elevada, Hidalgo de Cisneros comenta: "Hicimos la pasada bastante bajos y metimos cuatro bombas en la posición". Al día siguiente, "nuestra sorpresa fue inmensa cuando vimos, no sólo que la posición estaba entera, sino a los moros de la guardia paseándose por ella, como si en vez de iperita les hubiésemos tirado confeti", añade. Los ataques químicos continúan durante varios días: unas 60 bombas tóxicas se lanzan contra focos de población pero, "un mal día, una de estas bombas de gas mostaza se rompió durante su manipulación en nuestra base, sin llegar a estallar, pero dio lugar a más de 20 bajas", añade.

Tendrán que pasar algunos años para que junto con el comandante Ramón Franco, hermano del Generalísimo, y un grupo de aviadores, el 15 de diciembre de 1930 participe en la sublevación de Cuatro Vientos (Madrid). Este levantamiento pretende coincidir con la declaración de huelga general realizada por PSOE y UGT, hecho que finalmente no se produce. Los golpistas se adueñan de la base aérea madrileña y sobrevuelan la capital lanzando octavillas a favor de la República. El Gobierno envía fuerzas leales a la toma del aeródromo. Tras retomar el control de la situación, a las doce de la mañana aparece la bandera blanca, mientras algunos sublevados, entre los que se encuentra Hidalgo de Cisneros, huyen vía aérea a Portugal.

El escritor Rafael Alberti escribirá años más tarde unas líneas acerca de este episodio: "Fue una mañana de diciembre. María Teresa y yo, como todo Madrid, mirábamos al cielo frío, esperando que las alas conjuradas de Cuatro Vientos decidieran. Pero las alas, sintiéndose enfiladas por fusiles, se vieron impelidas a remontar el vuelo, rumbo a Lisboa. (En uno de esos aviones iba Queipo de Llano, en otro, Ignacio Hidalgo de Cisneros: dos Españas en vuelo, que habían de separarse definitivamente. Queipo, monárquico, se subleva contra el rey; Queipo republicano, se subleva contra la República. En cambio, Hidalgo de Cisneros, intachable conducta, hombre de corazón valiente y seguro, no despintó jamás de las alas de su avión de combate la bandera republicana. El 18 de julio [de 1936], en las batallas decisivas por defenderla, el pueblo lo nombra general y jefe de las Fuerzas del Aire)".

Su exilio dura poco tiempo, ya que vuelve a España tras la proclamación de la República, el 14 de abril de 1931. Ese mismo año conoce a la que será su esposa, Constancia de la Mora, nieta del político conservador Antonio Maura. Con el estallido de la Guerra, De la Mora se pone al servicio del bando republicano: primero, trabaja en la evacuación de niños procedentes de asilos hacia la costa levantina; y después, como censora en la Oficina de Prensa Extranjera. Será una de las primeras mujeres en acogerse a la Ley del Divorcio para contraer matrimonio civil con el piloto republicano.

Cuando se produce la Revolución de Asturias en 1934, Hidalgo de Cisneros abandona el puesto de Agregado Aéreo en la ciudad italiana de Roma para apoyar el alzamiento obrero en contra del Gobierno presidido por Alejandro Lerroux. Según han coincidido en señalar varios autores, después del fracaso de este movimiento revolucionario, De Cisneros ayuda a Indalecio Prieto, futuro ministro en distintos gobiernos durante la Guerra, a escapar escondido en el maletero de un coche a Francia por su presunta colaboración en los preparativos. Después regresa a Roma, donde continúa seis meses más con su antigua labor.

En septiembre de 1936, tras el nombramiento de Largo Caballero como presidente del Gobierno y ministro de la Guerra, es designado jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas republicanas, con el grado de general, por el entonces titular de Marina y Aire, Indalecio Prieto.

Ya en plena Guerra, en el invierno de 1936-1937, se afilia al Partido Comunista, según él porque "ellos eran los que mejor contribuían a la lucha". Confía este secreto a su mujer, Constancia de la Mora, quien le contesta que ella ha hecho lo mismo unas semanas antes. Otros muchos oficiales del Ejército, que antes habían sido neutrales, se aproximan a posturas comunistas, como el general Sebastián Pozas, jefe del Ejército del Este. A pesar de que por la mente de Hidalgo de Cisneros nunca antes había pasado la idea de formar parte de ningún partido, el comunismo parece la formación política más pujante del momento dentro del bando republicano.

La Aviación gubernamental es la división del Ejército con más afiliados comunistas. En parte, se debe a la estrecha relación que mantiene con los soviéticos respecto a material y entrenamiento de pilotaje, que se plasma en que la mayoría de los pilotos republicanos sigue un curso de seis meses en la URSS. Al lado del oficial soviético lakov Schmutchklevich, conocido como el general Douglas, participa en la Batalla de Guadalajara en marzo de 1937. Durante este enfrentamiento tiene lugar una curiosa anécdota. Cuando se aproxima a la base de Alcalá de Henares (Madrid) avista dos aviones italianos e intenta librarse de ellos, aunque sin conseguirlo. Sin embargo, su sorpresa llega cuando los pilotos de los aparatos le saludan desde las cabinas de forma amistosa. Cuando los tres aviones aterrizan, recibe las explicaciones oportunas: se trata de dos naves nacionales cuyos pilotos han sido capturados en el aeropuerto madrileño de Barajas, y los aparatos, aún con las insignias de la Aviación nacional, son utilizados por las Fuerzas Aéreas republicanas para dar escolta a su jefe.

Otra de sus numerosas acciones tiene lugar poco después de que el 31 de mayo de 1937 una flota alemana ataque la ciudad de Almería, destruyendo numerosos edificios y matando a más de 30 personas, en represalia por el bombardeo al acorazado Deutschland en Ibiza días antes. En el aeropuerto de Barajas cae, arrojado desde el cielo, el cuerpo amputado de un piloto republicano junto a un letrero con frases insultantes en italiano. La Aviación republicana, con Hidalgo de Cisneros a la cabeza, promete venganza. Su plan consiste en bombardear Roma, pero el Consejo de Ministros calma los ánimos, ya que es poco probable que Gran Bretaña y Francia apoyen a la República en un conflicto contra Italia.

Una vez olvidado el ánimo de revancha, durante el asedio de los nacionales a las provincias del norte del país, decide mandar a la zona pequeñas fracciones de sus unidades aéreas y mantener la superioridad numérica en los frentes principales pero, ante las insistentes reclamaciones del Gobierno vasco, envía sucesivas formaciones aunque la mayoría son destruidas tanto en tierra como en aire según van llegando a la zona. En total, pierde unos 200 aviones y, con ello, la supremacía aérea de la República, que ya no vuelve a recuperar en lo queda de campaña.

Por otra parte, su nombre y el de su mujer, Constancia de la Mora, aparecen ligados a la desaparición, en junio de 1937, de Andreu Nin, máximo dirigente del POUM al estallar la Guerra, acusado por los soviéticos de espía. Según afirma el historiador José María Zavala, en su libro En busca de Andreu Nin, antes de su muerte por orden del general Orlov, que actúa en nombre de Stalin, Nin se encuentra confinado en un chalet de la localidad madrileña de Alcalá de Henares, utilizado esporádicamente por Hidalgo de Cisneros y su esposa.

También es relevante su actuación durante los últimos suspiros de la Guerra. En los meses de febrero y marzo de 1939, el coronel Segismundo Casado prepara una rebelión anticomunista contra el Gobierno republicano para conseguir la paz con los nacionales. Hidalgo de Cisneros se reúne con él durante un almuerzo en los alrededores de Madrid, En la conversación, el militar golpista le hace ver que puede conseguir el final de las hostilidades sin revanchismos: "Le doy mi palabra de que puedo conseguir de Franco mejores condiciones de las que pueda conseguir Negrín. Incluso puedo asegurarle que respetarán nuestra graduación". Hidalgo de Cisneros pregunta a Casado cómo quiere alcanzar ese objetivo, a lo que el militar le responde que el representante británico en Madrid ha alcanzado un acuerdo con Franco sobre este tema. Aun con estas explicaciones, no le cree y le comenta a Negrín el contenido de su entrevista, pero el presidente del Gobierno no lleva a cabo ninguna acción política.

El 6 de marzo, Hidalgo de Cisneros se reúne con Negrín junto con varios dirigentes comunistas, en la base aérea de Monóvar, a pocos kilómetros de Elda (Alicante) y envía un mensaje a la Junta Nacional de Madrid de Casado para solucionar las diferencias entre ésta y el presidente. La respuesta se espera hasta las dos y media de la tarde. Ante la ausencia de contestación, a las tres de la madrugada despegan de la base los tres últimos aviones del Gobierno de Negrín: dos con destino a Francia (en uno de ellos se encuentra Hidalgo de Cisneros) y un tercero, a África.

Una vez finalizada la Guerra, formará parte del comité de redacción, junto con otros generales, de la revista Cultura Militar, publicada en París durante 1947 y 1948, y seis años después será nombrado miembro del Comité Central del Partido Comunista de España.

En 1961 publica sus Memorias, donde relata sus experiencias como aviador, y en 1966 muere en Bucarest (Rumania). Por deseo familiar, sus restos descansan en un panteón del cementerio de Santa Isabel de Vitoria desde el año 1994.

No hay comentarios:

Publicar un comentario