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jueves, 6 de marzo de 2014

Cervera y Valderrama (1870-1952)

Ligado al mar de por vida este almirante de la Marina de férreas convicciones monárquicas dirige exitosamente durante toda la Guerra Civil el Estado Mayor de la Armada nacional por encargo de Franco


"¡Marinos de guerra! ¡Marinos de España! (...) vosotros representáis honor de un Cuerpo; vosotros sois (...) los marinos del Imperio español, que diciendo Imperio hay que decir Marina, y cuando la Marina desaparece, cuando sus buques no surcan los mares, cuando la bandera de España no se pasea por el mundo, ya no hay Imperio y ya no hay España (...)".

Con estas palabras, pronunciadas por Franco en el Segundo Año Triunfal -como los nacionales llamaron al segundo año de la Guerra Civil- el Caudillo deja claro la importancia que da a la Marina. Y para dirigirla llamará a quien él consideraba el mejor: Juan Cervera y Valderrama.

El almirante Cervera está al frente de la Marina nacional desde octubre de 1936 cuando es nombrado por el general Franco jefe del Estado Mayor de la Armada, cargo que ostentará durante toda la contienda. Cervera y Valderrama acepta el puesto a pesar de haber cumplido una semana antes los 66 años de edad.

Nace en San Fernando (Cádiz) el 8 de octubre de 1870 en el seno de una familia adinerada. Pierde a sus padres muy joven: a su madre con ocho años, y a su padre, un científico de prestigio, con 15. Huérfano y con cinco hermanos, vive bajo la tutela de sus tíos.

Cervera y Valderrama es un hombre inquieto y no deja de trabajar hasta que termina la Guerra, con casi 70 años. Antes de morir, a los 82 años, preparaba sus memorias, un libro (Memorias de guerra) que unos años más tarde terminó de compilar y escribir su hijo Pascual Cervera y Cervera, 2º Marqués de Casa Cervera y almirante de la Armada, publicánsdose en 1968.

Con sólo 15 años, en febrero de 1886, alcanza la plaza de aspirante de la Armada e ingresa en la fragata Asturias. Sólo dos años más tarde, a los 17, asciende a guardia marina. En ese tiempo, aún muy joven, ya destaca por su espíritu de observación y aptitudes literarias, de las que años después haría gala en publicaciones de libros y en la prensa madrileña.

Recién cumplidos los 19 embarca en el Ulloa para tomar parte en la campaña colonial en Filipinas. Tras dos años en ultramar  regresa ya como alférze de navío.

Desde este cargo, forma parte de la dotación de crucero Reina Regente, que sera la escolta del celebre viaje de la reproducción de la carabela Santa María que con la Pinta y la Niña, constituye la escuadrilla destinada a rememorar la hazaña del descubrimiento de América.

Su ascenso en la Marina será imparable. A los 27 años, se casa con su prima Rosana. Al año siguiente, se le encarga la vigilancia del estrecho de Gibraltar, y a los 33 es profesor de electricidad, máquinas de vapor y construcción naval en la fragata Asturias.

En 1927, con 57 años, es capitán del primer crucero de la serie Almirante Cervera, que entonces se bautiza con el nombre Principe Alfonso y más tarde Galicia. En el viaje inaugural navega con el rey Alfonso XIII desde Barcelona a Nápoles y otras ciudades italianas. Recibe entonces el nombramiento de Gentilhombre de Cámara.

Un año más tarde dimite del cargo tras haber ascendido al Almirantazgo. Y uros meses después también es nombrado director de material del Ministerio de la Marina, puesto que ocupó tan sólo medio año, ya que que pasado ese tiempo se le encomendó el cargo de director general de Aeronáutica Naval.

Siguiendo con su carrera de constantes ascensos, Cervera y Valderrama será creador y jefe del según algunos autores, primer Estado Mayor de la Armada.

Muy poco después, la composición política del país cambia. Llega la Segunda República en abril de 1931, Cervera y Valderrama intenta abandonar su cargo de jefe del Estado Mayor de la Armada. En esos días de alboroto, Alfonso XIII le dedicó estas palabras: "Don Juan, quédate al pie del cañón para salvar del caos la Marina y a España; ése es el deber que te impongo".

Tras varias semanas, cuando cesa la "peligrosidad", según cuenta su hijo Pascual Cervera en su libro Memorias de guerra, Juan Cervera y Valderrama deja sobre su mesa de la Jefatura del Estado Mayor de la Armada una instancia en la que pedía su pase a la reserva para retirarse.

Sin embargo, los republicanos, sabedores de sus conocimientos, no querían que se retirara: "Don Juan, ya sabemos que usted es monárquico y católico, que ideológicamente nunca estará con nosotros, pero también que usted es un caballero, y las personas así las necesitamos, pues tenemos una República sin republicanos y muchos de sólo saben de demagogia (...)". Así, sólo se le concede la baja por enfermedad, pero se le deniega su pase a la reserva.

Unos años más tarde, en los que Cervera y Valderrama y su familia vivieron con problemas debido a su declarado antirrepublicanismo, llegó la Guerra: el 18 de julio de 1936.

Dos días después, el 20 de julio, el almirante Cervera y Valderrama llega a Cádiz y se une al Movimiento. El 15 de octubre de ese mismo año, Franco lo llama para que acuda a Salamanca, le pone entonces al frente de la Marina nacional con el cargo de almirante jefe del Estado Mayor de la Armada.

En el tiempo de guerra, se encargó de la organización, preparación y utilización de toda la Marina nacional.

El 11 de abril de 1939, al restablecer Franco las categorías de teniente general y almirante, que la República había suprimido, vuelve a ser ascendido a almirante como "premio a sus servicios".

Terminada la campaña, el 16 de agosto de 1939 dimite por fin como jefe de Estado Mayor de la Armada y pasa definitivamente a la reserva. Fija su residencia en Puerto Real (Cádiz), donde, apartado totalmente de toda intervención oficial y dedicado a obras de caridad, sociales y religiosas -según cuenta su hijo-, vive los últimos años de su vida, hasta que muere a los 82 años de edad en noviembre de 1952. En 1961, Franco le concede a título póstumo la distinción de marqués de Casa Cervera.

En el prólogo de sus memorias, Cervera y Valderrama argumenta la publicación de su libro con la excusa de que se ha hablado mucho sobre la Guerra, pero poco sobre lo que pasó en el Ejército de Mar: "Se ha escrito bastante sobre esta campaña: abundan libros (...) de las operaciones del Ejército de Tierra, algo referente al del Aire, muy poco acerca del Mar (...). Quienes figuramos como autores de primera fila, tenemos la obligación de ayudar a la historia". 

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