Tras consagrarse como líder del Quinto Regimiento, este comunista se convierte en el hombre de su partido en los frentes y en el máximo responsable de la propaganda y el espionaje contra el enemigo
El 24 de mayo de 1937, Vittorio Vidali es nombrado comisario delegado de Guerra de División por parte de la Junta Militar de Defensa Republicana. A partir de ese momento será el máximo responsable de la agitación y propaganda dentro de las filas enemigas. Vidali, de nacionalidad italiana, ha sido hasta ese momento el comisario político del Partido Comunista con más peso dentro de las Milicias populares, y más tarde dentro del Ejercito Popular. Fue durante toda la contienda el principal ideólogo e impulsor de las posturas comunistas en el frente. Llega a ser nombrado máximo responsable de propaganda y espionaje dentro del Ejército republicano, hasta que dicha función pasa a manos de una unidad del Ejército.
Vidali se encontraba en España en el momento de la sublevación militar como máximo representante en nuestro país del Socorro Rojo Internacional, una de las organizaciones de la Komintern (Internacional Comunista), creada directamente por Stalin para controlar a los distintos partidos comunistas nacionales. Cuando el 18 de julio las tropas del General Fanjul se levantan en el cuartel de La Montaña, Vidali es uno de los líderes que dirige la resistencia y toma del cuartel por parte de las milicias populares. En esa acción nace el Quinto Regimiento, grupo de milicias comunistas que toma un papel preponderante en la defensa de Madrid, y será el grupo de milicianos más destacado en la Guerra Civil española. Vidali se convierte en uno de sus dirigentes y su principal voz política, pasando a ser conocido por uno de sus varios seudónimos (otro sería Eneas Sormenti) gracias al cual todos conocerán al pequeño italiano: el comandante Carlos Contreras.
En las primeras horas del día 20 de julio se configura la primera comandancia del Quinto Regimiento, formada por Vidali, otros dos miembros destacados del PCE -los comandantes Castro Delgado y Barbado- y dos miembros del Ejército, los capitanes Gallo y Márquez. El propio Barbado siempre dirá que el verdadero cabecilla del Quinto Regimiento era Vidali, rápidamente conocido entre sus hombres como el comandante Carlos, aunque quien tiene la última palabra en los primeros días sea Enrique Castro Delgado, especialmente por ser español.
En cualquier caso, el papel otorgado a uno u otro difiere mucho según quién cuente la historia de aquel Quinto Regimiento. Castro tendrá en años posteriores problemas con sus compañeros y renegará de su pasado comunista, mientras que Vidali será siempre fiel referente de sus camaradas.
La figura de comisario político tiene su origen en la Revolución Francesa, pero modernamente se consagra en el Ejercito rojo, donde son el alma de las unidades de combate. Su labor de educador, concienciador, agitador y propagandista es ahora clave en la formación de los milicianos. Como mantenía uno de sus principales colaboradores y también comisario político, Santiago Álvarez, "el trabajo político es la base del Ejercito popular. Hemos visto llegar miles de hombres que en su mayoría apenas comprendían por qué ellos venían a luchar, y después de unos días de trabajo político y cultural se han batido como héroes".
Carlos Contreras se encarga también de la organización de la intendencia de las milicias. Con su carácter bronco, se las arregla para estar en todos los frentes y contagiar a todos de su combativo espíritu revolucionario.
Es además uno de los fundadores de la revista Milicias populares, principal instrumento propagandístico del Quinto Regimiento. De periodicidad irregular, llega a tirar 40.000 ejemplares. En la mayoría de sus portadas se incluyen discursos políticos de Carlos animando a sus tropas, y a partir de septiembre llamando a la creación de un Ejército popular de la República para unir las fuerzas dispersas ante el avance de las tropas de Franco. "Hemos derribado las teorías por las cuales los milicianos no pueden llegar a ser grandes generales, pero ahora pensamos que para ganar la guerra es necesario el Ejército único, dependiente sólo del Gobierno de Largo Caballero".
El acto que pone fin oficialmente al Quinto Regimiento tras su fusión con el Ejército Popular republicano tiene lugar el 27 de enero de 1937 en el Cine Goya de Madrid. Intervienen líderes como Carlos, Líster, la Pasionaria o el dirigente comunista José Díaz. El acto queda recogido en la película La tierra española, de Jaris Ivens, en la cual se ve a un sonriente Comandante Carlos arengando a las tropas: "¡No pasarán!, ¡Firmes!, ¡Y no han pasado! ¡Viva el Ejército Popular, el Ejército de la victoria!".
Semanas más tarde, el primer fin de semana de marzo, tiene lugar en Valencia el Congreso del Partido Comunista. Ante el entusiasmo de sus camaradas, Carlos pronuncia su conocido discurso "Nuestro gran Ejército popular", un compendio propagandístico y militar sobre cuál debe ser el papel del PCE en el nuevo panorama político y bélico. Ensalza el papel del pueblo, el rol del nuevo Ejército y la necesidad de un mando único en el que los nuevos líderes surgidos del pueblo tengan un papel destacado. Y previene del peligro de que, tras el alzamiento militar, todo acabe con un nuevo Abrazo de Vergara: no puede haber, dice Vidali, un final amistoso; la única salida es aplastar al enemigo.
Con la llegada de los comisarios políticos soviéticos mandados por Stalin, su figura pierde cierto peso. Pero en su nuevo puesto de director de la Propaganda en territorio enemigo, no deja de desempeñar su labor de apoyo al Partido Comunista. Escribe un pequeño libro llamado La Quinta Columna, donde recoge un decálogo para que el pueblo sea capaz de descubrir a los enemigos que estaban entre sus filas. Destaca cómo de este modo se había acabado con el POUM, "la agencia de Franco en la España leal" según Carlos.
En la lucha entre comunistas y anarquistas del POUM, Vidali fue uno de los líderes más duros. Además de mostrar a los poumistas como los aliados de Franco, Hitler y Mussolini, pedía para ellos, una vez que habían sido detenidos, que fueran juzgados con dureza ante el pueblo. "Todos -decía- salvo ese malhechor espía al servicio del franquismo, que ayudado por los enemigos de España ha logrado escapar", cuando él ya sabía que sus camaradas habían torturado y asesinado al líder poumista.
Tras la Guerra, Vidali sale de España junto a su mujer, Tina Modoti, que durante el conflicto había colaborado en la Centuria Sozziáe brigadistas comunistas italianos. Vuelve a Moscú, donde siempre tendrá puestos de mando en el PCUS, hasta que pueda regresar a Italia. Allí, en su Trieste natal, será durante muchos años Secretario General de la Federación Triestina del Partido Comunista Italiano. Varias veces elegido senador, escribe varios libros sobre la Guerra española -Spagna lunga battaglia, Comandante Carlos, La caída de la República, Así creé el Quinto Regimiento-. Vidali muere en 1983.
Estalinista asesino por su culpa tantos heroes murieron como Mella , Nin , y tantos otros , este canalla fue tan criminar que asesino a su propia mujer Tina Modoti envenenadola y luego diciendo que fue un ataque cardiaco .
ResponderEliminarSu sola mencion de criminal sanguinario hiela la sangre.