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lunes, 17 de febrero de 2014

Eugenio Montes (1897-1982)

"Alineado con el poder", según algunos historiadores, este literato gallego transita de las simpatías monárquicas a las falangistas pasando por el socialismo, para acabar representando a la causa franquista por el mundo 

"La Guerra es así". Concluyente, Francisco Franco responde de esta manera a los ruegos de Eugenio Montes, quien acude hasta Cáceres para solicitar al Generalísimo que acabe con las atrocidades cometidas por algunos de sus hombres. La petición adquiere mayores trazos de grandeza porque quien visita al Caudillo, preocupado por estas cuestiones, es un destacado falangista y coautor del himno Cara al sol. Como buen gallego, Montes se cuidará sin embargo muy mucho de parecer un firme aliado de los sublevados, y mostrará una adaptabilidad admirable, necesaria para ser reconocido en cada momento por quien tuviera capacidad de hacerlo. Como expresa Jaime Capmany: "Eugenio Montes se alineaba habitualmente con el poder, siempre que no estuviesen en juego sus intereses o aspiraciones".

Eugenio Montes Domínguez nace en Vigo, aunque siempre se declara orensano -lugar al que se desplaza su familia tras su nacimiento-. Licenciado en Derecho y Filosofía y Letras, acaba doctorándose bajo la dirección de Ortega y Gasset. En su juventud estará muy vinculado al movimiento poético ultraísta, desembarcado en España con el escritor chileno Vicente Huidobro.

Trasladado a Madrid, coincide con poetas de la Generación del 27 y con artistas como Dalí o Buñuel. Pero no es con ellos con quien traba una relación amistosa, sino con Cansinos Assens, responsable de las tertulias del Café Colonial. En la revista Grecia, de corte ultraísta, será donde se vea plasmada de forma material la creación de sus escritos vanguardistas. Colaborará con Cervantes, Ultra, Grecia, Perseo... todas ellas revistas de vanguardia literaria. Estas colaboraciones no pasan desapercibidas para sus paisanos gallegos, entre los que cuenta con buenos amigos como Vicente Risco, quien le anima a escribir en su lengua materna, el gallego.

Introducido en el grupo Nós, definido per se por su fuerte defensa de la personalidad de Galicia como pueblo y como cultura de raigambre independiente y fuertemente diferenciada, en esta época Montes publica algunas de sus obras más representativas, como Estética da muñeira y O vello mariñeiro toma o sol e outros contos (1922). Este sentimiento galleguista, sin embargo, parece no ser coherente con el pensamiento al que se vincularía el resto de su vida, y sólo se explica como esa adaptabilidad necesaria antes mencionada.

La lengua gallega se le queda pequeña para sus aspiraciones de popularidad y reconocimiento, así que se vuelca en el periodismo, un campo de amplia difusión en el que tendría más posibilidades de despuntar. Vinculado posteriormente al falangismo, en los años 20 se siente más identificado con movimientos como el socialismo, partido por el cual se llega a presentar como candidato independiente a las Cortes Constituyentes en 1931. Sus vinculaciones políticas respondían más a devolución de favores que a convicciones ideológicas, según algunos autores.

El 8 de marzo de 1932, Acción Española organiza una comida homenaje a Ramiro de Maeztu. Un Eugenio Montes todavía desconocido pronuncia un discurso que le abre las puertas de una élite de poderosos que con el paso de algunos años lo serían todavía más: personas, diferentes en matices ideológicos -unos monárquicos, otros nacionalistas- pero todos de la facción derechista y mayoritariamente conservadora.

Montes, en un principio monárquico, se identificará cada vez más con Falange, trabando amistad con Primo de Rivera. Sin residencia fija en Madrid, debido a sus constantes corresponsalías por toda Europa para el periódico El Debate, es en uno de estos viajes cuando asiste a la subida al poder de Hitler. Impresionado y sobrecogido por el espectáculo de miles de seguidores del Führer, antorchas en mano saludando a su nuevo canciller, describe al jefe nazi como un líder fascinante. Tal vez sea este ambiente político europeo en el que pueda encuadrarse a Montes con gran aproximación: nacionalismo mezclado con la nostalgia de las glorias pasadas más allá del océano, una idea que tratará de propagar en su campaña por Latinoamérica durante la Guerra Civil.

Más que como ideología política, Montes se deja encandilar por Falange con la idea de la nostalgia del imperio español de ultramar, por su grandiosidad cultural, por una idea de nación romántica. Considera en parte el progreso como una negación o eliminación del pasado glorioso de las naciones, que se adentran en una era moderna falta de identidad cultural y de grandiosidad ideológica.

Cuando estalla la Guerra Civil, Eugenio Montes ya es un reconocido colaborador del bando nacional, cercano a Primo de Rivera; de hecho se cartean en los últimos días de éste en la cárcel de Alicante. Llegará a ser vocal de la Comisión de Cultura y Enseñanza de la Junta Técnica del Estado, pero su principal función durante la Guerra vendrá como embajador cultural de la causa nacional por el mundo. Serrano Suñer afirma que se contó con él para redactar el proyecto de estatutos del Partido Unificado en el que, según fórmula de Montes, se declara a Franco solamente responsable ante Dios y la Patria.

Apreciado por la élite nacional, agasajado a base de constantes homenajes y encargos, Montes se guarda muy inteligentemente de permanecer en España demasiado tiempo; su traslado como director del Instituto Español en Lisboa le otorga la excusa necesaria para escapar, en un tiempo en que cualquier salida poco ortodoxa del ideario impuesto podía costar como poco el ostracismo público. Tras la Guerra, en 1940, se recopilan sus artículos periodísticos y ensayísticos de principios de los años 30 en la obra El viajero y su sombra. Melodía italiana, publicada en 1943, contiene principalmente comentarios sobre la actualidad europea y ensayos, escritos con la retórica característica de aquellos años. En Elegías europeas (1949) rememora a los "grandes caídos europeos", Hitler y Mussolini. Es su obra más fascista, aunque nunca alude ni hace apología de la violencia y el exterminio, tan sólo simpatiza y engrandece las grandes causas imperialistas de Alemania.

Dionisio Ridruejo le define como un hombre "escépticamente despreocupado por su propia coherencia". Comentario que describe, con sutileza pero a la perfección, el carácter de un hombre en sus inicios filomonárquico, político socialista, y que posteriormente tomó como suya la causa del general Franco. Los últimos años del Caudillo y la llegada de la democracia marcan su vida de una manera difusa, con cargos y nombramientos más honoríficos que efectivos. Muere en Madrid el 28 de octubre de 1982, el día en que el PSOE gana las elecciones. 

1 comentario:

  1. Esta información de Eugenio Montes se basa en que autores?

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