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martes, 16 de diciembre de 2025

biblioteca, de la abadía de Montserrat: el santuario bibliográfico, un tesoro amenazado

Analizamos la increíble supervivencia de la Biblioteca de Montserrat (con 150.000 volúmenes en 1936) durante la Guerra Civil Española. Gracias a una rápida actuación de la Generalitat de Catalunya, el monasterio fue incautado y declarado "de conveniencia pública" en julio de 1936, evitando el destino de otros templos. Este artículo riguroso detalla la intervención política, el papel del Abad Marcet y cómo el cenobio se transformó en hospital militar, salvaguardando un invaluable patrimonio cultural y bibliográfico para la historia.

El santuario bibliográfico: un tesoro amenazado 

La Biblioteca de Montserrat, hoy depositaria de un fondo de más de 300.000 volúmenes, manuscritos, incunables y papiros, posee una historia de supervivencia marcada por la tragedia. Mientras que las Guerras Napoleónicas (1811) provocaron la destrucción de la colección original, en el siglo XX, bajo el abadiato de Antoni Maria Marcet (1913-1946), el fondo bibliográfico había experimentado un crecimiento extraordinario, pasando de 15.000 a unos 150.000 volúmenes.

Cuando estalló la Guerra Civil Española en julio de 1936, la ola de violencia anticlerical que arrasó templos y bibliotecas por toda Cataluña amenazó con repetir la catástrofe del siglo XIX. La preservación de este patrimonio cultural y religioso se convirtió en una carrera contrarreloj, un capítulo histórico documentado gracias a la intervención política.

La decisión estratégica: incautación y protección de la Generalitat 

La clave de la salvación de la Biblioteca de Montserrat reside en la rápida y estratégica acción de la Generalitat de Catalunya, en colaboración con la propia comunidad monástica.

La intervención de julio de 1936 

Con la ayuda activa del Abad Marcet, quien acudió personalmente a Barcelona, el Conseller de Gobernación de la Generalitat, Josep M. España, firmó una orden crucial el 21 de julio de 1936. Mediante este decreto, el Monasterio de Montserrat fue declarado "de conveniencia pública" y fue inmediatamente incautado (confiscado) por el gobierno catalán para garantizar "su conservación y custodia".

Esta acción política urgente evitó el destino trágico de otros centros religiosos. Al colocar el monasterio bajo la protección de una institución republicana, se logró frenar la acción de las milicias anarquistas y radicales que veían en el cenobio un objetivo de destrucción. Se nombró un conservador, Carles Gerhard, para supervisar el recinto.

Montserrat en guerra: un hospital y un oasis cultural 

A pesar de la Guerra Civil Española, la Abadía de Montserrat continuó desempeñando un papel cultural y social, si bien transformado bajo las necesidades del conflicto.

Del monasterio al Hospital Militar 

La Biblioteca de Montserrat como tal, con su invaluable fondo de incunables y manuscritos, se mantuvo a salvo. El edificio del monasterio fue reconvertido en un Hospital Militar del Ejército del Este (conocido como "Clínica Z") a partir de abril de 1938.

Durante este periodo, las Milicias de la Cultura y el Servei de Biblioteques del Front de la Generalitat instalaron una biblioteca de unos 300 volúmenes en la planta baja del recinto. Esta colección, destinada al ocio y la formación de los soldados y pacientes, contrasta con el tesoro bibliográfico custodiado en el monasterio. Algunos de estos libros del hospital militar, de temática más popular, se integraron posteriormente en el catálogo de la Abadía, enriqueciendo su fondo con la memoria histórica del propio conflicto.

El legado documental

La supervivencia del complejo y de la Biblioteca de Montserrat es un testimonio singular dentro del drama de la guerra. Permitió que este crucial centro de cultura catalana continuase su labor, si bien el precio para la comunidad monástica fue alto, con el asesinato de veintitrés monjes a lo largo del conflicto, aunque ninguno en el propio monasterio.

El caso de Montserrat es un ejemplo paradigmático de cómo la intervención política y la conciencia sobre el valor del patrimonio cultural lograron preservar una institución vital, asegurando que su inmenso legado documental y bibliográfico no sucumbiera al caos revolucionario.


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