Descubre el papel decisivo del doctor Norman Bethune durante la Guerra Civil Española. Llegó en 1936, creó la primera unidad móvil de transfusión de sangre y salvó miles de vidas. Testigo de la masacre de Málaga, denunció los crímenes fascistas. Su labor médica revolucionó la atención en combate. Esta entrada, basada en fuentes archivísticas y académicas verificables, reconstruye su legado con rigor histórico.
Norman Bethune en la Guerra Civil Española: el médico que llevó la esperanza al frente
Cuando estalló la Guerra Civil Española en julio de 1936, una figura canadiense se convirtió en símbolo de solidaridad internacionalista: el doctor Henry Norman Bethune. Más que un simple voluntario, Bethune fue un innovador médico cuya intervención en España marcó un antes y un después en la medicina de guerra. Su experiencia en el conflicto español sentó las bases para su posterior trabajo en China y consolidó su reputación como pionero humanitario.
Este artículo se centra exclusivamente en su labor durante la Guerra Civil Española, basándose en fuentes documentales verificables como archivos oficiales, publicaciones contemporáneas, obras académicas y testimonios directos.
Llegada a España y misión humanitaria
En octubre de 1936, tras el estallido del conflicto, Bethune respondió a la llamada de la Comisión de Ayuda a la Democracia Española, organización que coordinaba el apoyo internacional a la República. El 3 de noviembre de 1936 llegó a Madrid como jefe de la Unidad Médica Canadiense, integrada en el Batallón Mackenzie-Papineau, formado por voluntarios comunistas y socialistas canadienses.
Su objetivo era claro: combatir uno de los principales causantes de muerte en el campo de batalla —la pérdida masiva de sangre— mediante transfusiones inmediatas. En ese momento, la mayoría de los heridos morían antes de llegar a hospitales lejanos. Bethune entendió que la clave no era solo tratar, sino hacerlo donde ocurría la herida.
La unidad móvil de transfusión de sangre: una revolución médica
Bethune desarrolló lo que se considera la primera unidad médica móvil de transfusión de sangre del mundo moderno. Según registros del Servicio Médico de las Brigadas Internacionales, esta unidad permitía extraer sangre de donantes en zonas seguras, conservarla y transportarla directamente al frente, donde se administraba a los heridos.
El equipo incluía:
- Un camión equipado con neveras portátiles.
- Material para extracción y almacenamiento.
- Suministros para 100 operaciones y 500 apósitos.
Aunque algunas fuentes señalan que el médico español Frederic Durán-Jordà ya había establecido un servicio de transfusión en Barcelona meses antes, el modelo de Bethune fue el primero en ser completamente móvil y desplegado en múltiples frentes, desde Madrid hasta Teruel.
Esta innovación sentó precedentes para el desarrollo posterior de las unidades MASH (Mobile Army Surgical Hospital) utilizadas por Estados Unidos en conflictos posteriores.
La masacre de la carretera Málaga-Almería: horror y denuncia
Uno de los momentos más traumáticos de su estancia en España fue la masacre de la carretera Málaga-Almería, en febrero de 1937. Tras la caída de Málaga ante las fuerzas sublevadas, decenas de miles de civiles huyeron hacia Almería en una columna interminable, expuestos a bombardeos aéreos y ataques terrestres.
Bethune viajó desde Valencia con sus asistentes Hazen Sise y Thomas Worsley para socorrer a los refugiados. Durante tres días, atendió a heridos en medio del caos, organizó evacuaciones y rescató a niños huérfanos.
Conmovido por lo que presenció, escribió el relato El crimen de la carretera Málaga-Almería, publicado en 1937, en el que denunció:
"Lo que quiero contaros es lo que yo mismo vi en esta marcha forzada, la más grande, la más horrible evacuación de una ciudad que hayan visto nuestros tiempos..."
Este documento se convirtió en una pieza fundamental de la memoria histórica del exilio republicano.
Regreso a Canadá y legado en España
Bethune regresó a Canadá el 6 de junio de 1937. Allí emprendió una gira nacional para recaudar fondos, concienciar sobre la causa republicana y reclutar médicos y suministros. A pesar de su impacto, su figura permaneció en segundo plano en su país natal durante décadas.
Sin embargo, en España dejó una huella duradera. Varios hospitales de campaña y centros sanitarios republicanos adoptaron sus protocolos. En Andalucía, el centro de formación profesional "Norman Bethune" en Almayate (Málaga) y el Paseo de los Canadienses en Málaga son homenajes oficiales a su labor.
Conclusión: un legado basado en hechos, no en mitos
Norman Bethune no fue un soldado, sino un cirujano que aplicó su conocimiento en el escenario más hostil posible. Su contribución a la medicina de guerra durante la Guerra Civil Española está documentada en informes médicos, prensa de la época y memorias de compañeros.
Fue un defensor de la medicina socializada y un comprometido con la justicia, pero su figura debe entenderse dentro del contexto histórico sin idealizaciones. Como él mismo dijo: "Lo importante no es curar, sino prevenir".
Su paso por España fue breve, pero transformador. Y aunque su nombre sería inmortalizado años después en China, fue en los campos de batalla españoles donde demostró que la ciencia y la solidaridad pueden cambiar el curso de una guerra.
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