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domingo, 4 de agosto de 2013

Parte de Guerra Republicano (4 de agosto 1936)

Avance sobre Madrid.—Combates en la Sierra de Madrid.
—Campaña de Guipúzcoa.—Invasión de Aragón.
—Socorro a Oviedo,—Operaciones en Andalucía.

Resumen oficial de la jornada

Esta mañana, en las primeras horas, la aviación descubrió en las proximidades de Navalperal, viniendo de Avila por Villacastín, una fuerte columna rebelde, compuesta por más de sesenta camiones, con abundantes fuerzas y algunas piezas de artillería y ametralladoras. Trataban, sin duda, de sorprender a la columna del teniente coronel Mangada, que estos días les ha infligido duro castigo. La aviación maniobró sobre los enemigos, para fijar bien su composición y marcha, y cuando lo hubo conseguido, los atacó resueltamente, a pesar del fuego que le hacían algunas ametralladoras. Una hora después, la columna enemiga estaba en franca dispersión. Las bombas caían con precisión matemática sobre los coches y los grupos rebeldes que habían intentado tomar posiciones y ampararse en los relieves del terreno, causando destrozos terribles y provocando la explosión de algunos camiones cargados de municiones. Ante este ataque, hecho volando muy bajo, el enemigo abandonó resueltamente el campo, y arrojando los fusiles, con los brazos en alto, echó a correr hacia Avila. Poco después salieron en su persecución fuerzas de la columna Mangada, que se apoderaron de gran número de fugitivos y de una considerable cantidad de armamento y de once camiones. En el camino quedaron destrozados más de veinte coches enemigos y algunos camiones y ametralladoras.

La jornada de hoy se caracteriza por un avance importantísimo hacia la consecución de los fines que han de llevar al Gobierno de la República a la victoria final sobre los generales facciosos. Fe y optimismo alientan en estos momentos en el pecho del pueblo español, dispuesto a vencer y a consolidar de modo inconmovible la República democrática. Milicias, soldados y población civil, todos rivalizan y se superan en su ardor puesto en defensa de la República. En todas partes las columnas leales, reforzadas con poderosos elementos que cada día que pasa permite al Gobierno acumular, prosiguen su avance en todos los frentes y alcanzan sus objetivos.

El Gobierno es dueño de ia situación, cuyo desenlace no se ha precipitado ya por un elevado sentimiento humanitario de ahorrar sangre y conseguir la vitoria con el menor estrago posible. Pero el triunfo es seguro.

En el frente de Guadarrama se han operado variaciones a nuestro favor. La moral y la movilidad de nuestras fuerzas armadas aumentan, y es tal el entusiasmo de los soldados de la República, que esperan con impaciencia el momento de lanzarse a una vigorosa ofensiva. La columna que opera en Somosierra ha practicado reconocimientos ofensivos, en los que ha hecho al enemigo muchas bajas y numerosos prisioneros.

La columna del coronel Jiménez Orge, que operaba en la parte de Guadalajara, ha rebasado Sigüenza.

La situación de los rebeldes se agrava cada día, cada hora, cada minuto que pasa. Los asedios en que los tienen las fuerzas leales acentúan su desesperación moral y física. En ese estado de desmoralización en que se encuentran, apelan a monstruosos embustes con el fin de simular su situación, que, desgraciadamente para ellos y por suerte para la República, dista mucho de la realidad. La opinión universal debe estar prevenida contra las falsedades de los insurgentes, que impotentes para sostener la lucha, apelan con toda clase de infundios con el fin de despistar al mundo. El Gobierno español cada día está más firme, con mayor seguridad, y cuenta con más grandes medios y da pruebas a cada instante de qué manera cumple sus deberes en el interior y en el exterior.

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