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domingo, 28 de septiembre de 2014

La nacionalización del proletariado (Diario: Imperio, diario de la Falange de Zamora)

Lamentable mentalidad antíhistórica, la de aquellos que nos gritan ahora, al vernos dedicados a la tarea de crear y robustecer nuestras organizaciones obreras nacionalsindicalistas. 

¡Dejen ustedes eso! ¡Van a ser iguales que los rojos! 

Y cuando les decimos que por aspiración programática y doctrinal, por un imperativo histórico que tenemos que servir e incluso por patriotismo, nuestra obligación consiste en encuadrar las masas proletarias, desintoxicadas del marxismo y del anarquismo, dentro de nuestros cuadros, nacionalizándolas y haciéndolas sentir de nuevo la fe en España, a la par que la seguridad de que sus reivindicaciones justicieras serán atendidas, esas pobres gentes no nos entienden. Es corno si les habláramos un lenguaje distinto, un volapük ingrato a sus oídos reaccionarios. Y de aquí, que aquellos que no han comprendido que la guerra civil es ya revolución nacional, y que ésta no podrá ni deberá hacerse en contra del proletariado, se indignen con la Falange y sienten un poco de pavor por nuestros avances, en terrenos que antes dominaba el adversario rojo, causando miedo irresoluto 
en estos bravoneles de la hora. 

Afortunadamente, las mentes claras que dirigen el movimiento nacional, saben interpretar la Historia y palpar las inquietudes del mando. En todas sus manifestaciones a la Prensa -sobre todo a la extranjera- interesada en desnaturalizar la insurrección patriótica contra el comunismo, el general Franco usa un lenguaje inequívoco, que deberían interpretar fielmente las mentes subalternas. El generalisimo dice bien; que no estamos luchando para conservar privilegios injustos e innaturales; que se atenderán los intereses y derechos de las clases media y obrera. Y cuando dice Franco con toda lealtad estas palabras, gana tantas batallas como con sus talentos de general victorioso. 

Hay que gritarlo a los cuatro vientos, con la intensidad precisa para que las duras molleras y los secos caletres de los elementos que, por incapacidad, pueden hacer más daño al movimiento nacional, que contra el proletariado no puede hacerse en la vida moderna, ni un Estado ni una reacción: Seria construir en la arena, forjar castillos de naipes, dejar al margen de la nueva organización de la vida española, a un sector obrero numeroso, resentido, amargado y sin poder restañar sus heridas con una alegre participación primordial en la forja de la España nueva. Con toda la responsabilidad personal que sea precisa, es menester estampar esta verdad palmaria, hacerla asequible a los pobres burgueses que tan solo hace cien días temblaban en pavor ante la virulencia del marxismo, al que estaban dispuestos a ceder todo cuanto la dignidad viril y civil debían defender y que ahora, tras las líneas de retaguardia, donde luchan cien mil fusiles nacionalsindicalistas, gallean estúpidamente como si fuera un ideal noble, convertir a España en un cementerio, tras cuyas tapias pudieran andar solas las fábricas y producirse el trigo autoctónamente. 

Las regiones de Alemania, de Italia, pueden persistir porque han logrado plenamente la magnifica aspiración que a nosotros nos guió siempre: nacionalizar el proletariado, hacerlo copartícipe de las comunes ambiciones propias de un Estado, digno de este nombre: Una España renaciente, jamás podrá alzarse sobre la esclavitud ni tampoco sobre el odio. Tras esta tempestad y cuando la victoria esté asegurada, habremos de recordar que los hijos de España somos hermanos, lo mismo en lo tiempos de prosperidad que en los de miseria. Así lo dijo José Antonio y así lo sentimos los que tenemos el deber claro y sencillo, de llevar a la Falange a metas de luz y de justicia.

Imperio : Diario de Zamora de Falange Española de las J.O.N.S. Año I Número 9 - 1936 Noviembre 07

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