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miércoles, 5 de noviembre de 2025

Cómo se inició y fue sofocada la rebeldía de los jefes y oficiales de la Armada (La Libertad, 05/08/1936)

Un colega de la noche publica  la siguiente información, que recogemos  tal como se ha insertado,  acerca de la iniciación y fracaso  de la rebeldía en la Marina  de guerra:

«Las primeras noticias se recibieron en Madrid el viernes 17 del pasado. Se trataba de la alocución o manifiesto que Franco dirigía a todos los barcos y a todas  las guarniciones, y era transmitida  desde Cartagena a la estación  oficial de radio del ministerio  de Marina, sita en la Ciudad Lineal. 

Se hallaba en la cabina receptora el oficial radiotelegrafista encargado del servicio, D. Benjamín Balboa, republicano cien por cien, que se negó a transmitir el mensaje e Increpó al comunicante de Cartagena. Este respondió con voz trémula dando la razón a Balboa, y añadiendo que se cumplían órdenes de la superioridad.

El Sr. Balboa informó seguidamente de todo al secretario del ministro de Marina, y comprendiendo que no había tiempo que perder empezó a actuar por su cuenta a impulsos de su fervor republicano. 

Pedía el secretarlo del ministro urgentemente el texto de la alocución de Franco, y Balboa decidió tomar un coche para llevárselo.

En aquel momento, el capitán de corbeta Cástor Ibáñez Aldecoa, traidor y perjuro, se interpuso para disponer que antes que el ministro se informase ampliamente al jefe de Estado Mayor, almirante Salas, complicado en ei criminal movimiento.

Fué el propio Ibáñez Aldecoa el que hizo la comunicación a Salas, dejando abierta la cabina, de modo que todos pudieran ver la alegría y regocijo con que hablaba. Luego, el citado traidor ordenó que sólo se comunicase por uno de los tres teléfonos que tiene aquella central de radio. Se trataba de impedir toda comunicación que no estuviera custodiada por él.

Pero la lealtad republicana de Balboa, vigilante, logró interponerse en las comunicaciones de los dos traidores: Salas y Castor Ibáñez.» 

«Pronto se supo que Salas pedia a Ibáñez la retransmisión del mentiaje a todas las guarniciones, y que éste apuntaba la dificultad de hacerlo, porque cerca de él tenía «un hueso».

El «hueso,» como el lector comprenderá, era el gran patriota y republicano insigne D. Benjamín Balboa.

Y «el hueso», que estaba resuelto a todo para cumplir con sus deberes de lealtad al régimen, esterilizó las horas del traidor Ibañez. que en la madrugada del 18, cansado de esperar al teléfono noticias que no llegaban, abandonó sus habitaciones y se encaminó a la estación radiotelegráflca.

Pero a la entrada del edificio se encuentra con Balboa, que le cierra el paso, echándole en cara su traición, y apuntándole con una pistola logra reducir a Ibáñez, encerrándole en sus habitaciones particulares, de las que salía poco después detenido a responder de su traición.

Llamadas urgentes salen luego de la estación de radio para las tripulaciones de nuestros barco» de guerra. El primero que se había sumado al movimiento, el «Ferrándiz», llevaba su carga de moros hacia Algeciras. 

Balboa logra, tras tenaces esfuerzos, ponerse al habla, en plena travesía, con el operador del «Ferrandiz», al que informa de lo que ocurre y le invita a que provoque la rebelión contra los mandos del buque.

Imposible hacerlo entonces, porque el barco va lleno de tropas sublevadas. Pero al regresar, ya sin las tropas a bordo, el «Ferrrandiz» reduce a sus jefes, y la tripulación se pone a las órdenes del Gobierno legítimo.

La misma operación se hizo con un destructor que estaba en Ceuta, y desde la estación de radio de la Ciudad Lineal, Balboa y el comandante Vázquez Seco, jefe de los radiotelegrafistas de la Armada, que desde el primer Instante acudió con valor y entusiasmo a su puesto de honor, llevaron a todos  los buques la voz de la verdad, consiguiendo la solidaridad de todas las tripulaciones, que se pusieron al lado del Gobierno al grito de «jViva la República!»

Y fie aquí cómo, en el transcurso de unas horas, los sublevados sintieron sobre ellos la derrota, por haberles fallado uno de los más poderosos recursos con que contaban.

Un maestre de la Marina, juez  Instructor de los sumarios


El «Diario Oficial del Ministerio de Marina» publica la disposición siguiente:

«Atendiendo a las actuales cireunstancias  excepcionales, y considerando oportuno que el maesItre radiotelegrafista D. José Balboa López se encargue de tramitar jas diligencias relativas a la rebelión de jefes y oficiales de la Marina de guerra, este ministerio acuerda habilitar a dicho maestre con la categoría militar equivalente a capitán de navio, a fin de que tramite como juez instructor los procedimientos que se siguen por los aludidos hechos.»

Un telegrama de la dotación del  «José Luis Diez»

Comunicado a las dieciocho horas por el ministerio de Marina: «Dotación «José Luis Diez», al ministro de Marina.— Agradeceremos se digne comunicar por medio de la Prensa y radio, para conocimiento de las familias, que todo el personal, sin excepción, de este buque se encuentra sin novedad y con ferviente espíritu republicano en defensa del régimen legalmente constituido, que es la República democrática del pueblo español. ¡Viva la República y el Frente Popular.»  

La Libertad: La Libertad - Año XVIII Número 5101 - 1936 agosto 5 (05/08/1936)

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