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miércoles, 28 de febrero de 2018

Allen, Jay (1900-1972)

Periodista norteamericano que durante la República residió algunos años en Madrid, donde fue corresponsal de los diarios de su país Chicago Daily Tribune y News Chronicle. Afiliado posiblemente al Partido Socialista, fue amigo personal de Francisco Largo Caballero y, probablemente también, de Julián Besteiro, Julio Álvarez del Vayo y Juan Negrín. 

En julio de 1936, iniciada ya la guerra civil española, entrevistó en Tetuán al general Francisco Franco —entrevista que el 29 de dicho mes publicó el citado News Chronicle—, manifestándole dicho general, entre otras cosas, que «no había compromiso ni tregua» y que pensaba salvar a España del marxismo costara lo que costara; que Europa tenía que procurar que España no se convirtiese en la segunda potencia comunista del continente; que él, personalmente, era partidario de establecer una dictadura militar y más tarde convocar un plebiscito nacional para ver lo que el país quería. «Los españoles —le dijo Franco— están cansados de política y de políticos.» Contestando a otras preguntas, respondió que a los políticos republicanos no les pasaría nada, «excepto que tendrían que ponerse a trabajar»; que había colaborado con la República porque entendía que ésta representaba la voluntad popular; que el triunfo del Frente Popular no significaba nada porque «las elecciones nunca representan dicha voluntad»; que consideraba necesario el envió a España de moros y de legionarios, cosa que había hecho Azaña en 1932 cuando la sublevación del general Sanjurjo; que no creía que una guerra civil prolongada fuera a destruir la República, el ejército y la Marina, facilitando el triunfo del comunismo, pues «los ejércitos se forjan en la guerra y ésta es una lucha entre la verdadera España y los marxistas». «Es asombrosamente pequeño —concluía la entrevista el corresponsal del News Chronicle— (otro enano que quiere ser dictador). Sus ojos son amables, su nariz aguileña, sus manos y pies muy pequeños. A los cuarenta y tres años es el general-niño de España. También fue el capitán más joven. Y el más joven teniente. Es evidente que sus hombres le adoran.» Más tarde, instalado en la zona republicana, fue uno de los corresponsales de guerra extranjeros que gozó de más popularidad y facilidad de movimientos, enviando a los citados periódicos numerosos reportajes sobre diversos aspectos de la guerra y, en especial, sobre la represión nacionalista en Badajoz, la ayuda portuguesa al bando rebelde, etc. En los primeros días de octubre del mismo año consiguió la correspondiente autorización pan entrevistarse con José Antonio Primo de Rivera, máximo líder falangista, que se hallaba preso en la cárcel de Alicante, en espera de ser juzgado.

Pocos días después, exactamente el 9 del mismo mes, se publicaba dicha entrevista en el Chicago Daily Tribune y el 24, también de octubre, aparecía en el News Chronicle, existiendo al parecer algunas diferencias entre ambas versiones. En lo fundamental, el citado Primo de Rivera se expresó así: «... No sé nada... Estoy aquí desde marzo... Gil-Robles tiene la culpa de todo. Durante dos años, cuando hubiera podido hacerlo todo, no hizo nada. Y Casares Quiroga, por su política de provocación... Pero ¿qué pasa ahora? No sé nada... ¿Usted se acuerda de mi actitud firme, y de mis discursos, en las Cortes? Usted sabe que dije que si la derecha, después de octubre, seguía con su política represiva negativa. Azaña volvería al poder en poquísimo tiempo… Yo representaba otra cosa, algo positivo. Usted ha leído mi programa de sindicalismo nacional, reforma agraria y todo aquello... Yo era sincero. Yo hubiera podido hacerme comunista y conseguir la popularidad...» Contestando a otras preguntas de su interlocutor, añadió que no creía que los falangistas estuviesen combatiendo a las filas rebeldes para defender los intereses del capitalismo y de la Iglesia, «pero no olvide usted que ellos no tenían líder después de mi encarcelamiento, y no olvide usted que también otras muchas personas eran empujadas a la violencia por la política de provocación de Casares». Niega a continuación que fuera él quien introdujere el uso de los pistoleros políticos en Madrid: -Nadie lo probó nunca. Mis muchachos habrán podido matar, pero después de haber sido atacados por ellos.» A otras preguntas contestó: «Yo si sé que si este movimiento gana y resulta que no es más que reacción, entonces retiraré a mi Falange yo... ¡volveré probablemente a estar aquí o en otra cárcel, dentro de pocos meses!... Si eso es así, están equivocados. Provocarán una reacción aun peor. Precipitarán a España en más horrores» Tendrán que cargar conmigo. Usted sabe que yo siempre he luchado contra ellos. Me llamaban hereje y bolchevique...» 

Pocos días después de aparecer esta entrevista en los citados periódicos norteamericanos algunos diarios republicanos publicaron amplios extractos de la misma. En cambio, la prensa nacionalista la silenció total y absolutamente, silencio que perduró hasta muchos años después de concluida la guerra. 

Pero el artículo de mayor impacto firmado por Allen lo remitió desde Elvas (Portugal), donde se alojó tras ser testigo de la masacre de Badajoz, la brutal represión perpetrada por el bando sublevado contra la población de Badajoz tras la ocupación de la ciudad. El Chicago Tribune publicó este artículo,4​ titulado «Slaughter of 4,000 at Badajoz, City of Horrors» (Matanza de 4.000 en Badajoz, ciudad de los horrores) el 30 de agosto de 1936, crónica considerada una de las más importantes de la historia del periodismo de guerra.3​


V.
corresponsales de prensa extranjeros

Parte de Guerra Nacional (28 de febrero de 1938)

Estabilización.

Sin novedades dignas de mención en los frentes de los Ejércitos.

lunes, 26 de febrero de 2018

Alzugaray Goicoechea, Emilio (1880-1944)

Militar del Arma de Ingenieros que durante la dictadura del general Primo de Rivera pasó a la situación de retirado, trasladándose a continuación a Casablanca (Marruecos), donde trabajó como ingeniero. 

En agosto de 1936 abandonó Casablanca -donde poseía dos fábricas-, se puso a las órdenes del Gobierno de Madrid y al mando de las Milicias Vascas Antifasscistas, con la cual intervino en diversas operaciones que tuvieron por escenario las sierras de Guadarrama y de Somosierra. 

El 29 de septiembre de ese año, le es concedido el reingreso en el ejército como comandante de ingenieros. Un mes después, el día 22 de octubre asciende a teniente coronel, y el 4 de noviembre a coronel. El general Miaja le encarga de las reservas situadas en el puente de Toledo que apoyaban a las columnas de Mena, Escobar y Prada que defendían los accesos a Madrid por las carreteras de Extremadura, Carabanchel y Toledo. El día 10 de noviembre es nombrado jefe del sector Centro de la defensa de Madrid, teniendo a su cargo la zona comprendida entre la Casa de Campo y Vallecas. Al producirse el ataque de las columnas de Yagüe en la Ciudad Universitaria, Alzugaray recibe la orden de tomar el mando de las fuerzas que se reunieron en ese sector. El día 21 de noviembre, y tras haber recibido la orden directa de Miaja de desarmar a la Columna Durruti, Alzugaray caía gravemente herido, dividiéndose las fuerzas a su mando en dos agrupaciones que se pusieron al mando de Kleber y Ortega.

El 16 de febrero de 1937, ya recuperado de sus heridas, fue nombrado jefe de la 6ª División (Brigadas 4, 42 y 43). Su hijo Emilio, que, al conocer en Casablanca la noticia de baja, se había trasladado a Madrid, pasó a ser su ayudante (al regresar a España ingresó en las FARE como piloto). El 14 de marzo se hizo cargo de la Jefatura del II Cuerpo de Ejército, aunque ya la venía ejerciendo por delegación desde antes. Durante su mando se produce la frustrada ofensiva sobre Garabitas y el Cerro del Águila. El 30 de mayo fue cesado, siendo sustituido por Modesto al frente del II C.E.

Según cuenta Juan Modesto Guilloto (Soy del Quinto Regimiento. Ed. Laia, Barcelona, 1978), que fue el encargado de comunicarle la orden de cese y de sustituirle, se lo encontró en su puesto de mando, «sentado ante su mesa, con una botella de coñac ante él, jugando con su pistola». Al decirle el citado Modesto que iba a relevarle, le contestó: «Bueno. ¡No me importa!» 

Aunque no se probó que tuviera ninguna responsabilidad, fue acusado de deslealtad pero fue absuelto, pasando a continuación a Barcelona en situación de disponible, donde permaneció el resto de la contienda, prácticamente ignorado, en un muy discreto segundo plano.

Tras la caída de Cataluña se exilió a Francia y se estableció en Perpignan, donde entró en contacto con el "Intelligence Service" británico a cuyo servicio se puso hasta 1943, cuando en circunstancias desconocidas, fue arrestado por la Gestapo que, lo envío a París donde fue interrogado por el coronel Boemelburg, jefe de la policía secreta en la capital francesa, logrrando atraerlo a su causa. 

Convertido en colaboracionista o agente doble fue enviado de vuelta a la Francia ocupada donde se puso a las órdenes de Messak, jefe de la Gestapo en Marsella y Perpignan.

El 2 de enero de 1944, a pocos kilómetros de Toulouse, en el "carrefour de Monges", un convoy en el que viajaban Messak y Alzugaray fue atacado por un comando de la Resistencia francesa y en el tiroteo ambos resultaron muertos. Fue enterrado en el cementerio de Deyme.​ 

Libros:

. Ejército Popular y Militares de la República, 1936-1939, Cristóbal Zaragoza, Ed. Planeta, 1983
. El exilio republicano navarro de 1939, Angel Garcia-Sanz Marcotegui, Gobierno de Navarra, 2001
 



Parte de Guerra Nacional (26 de febrero de 1938)

Estabilización.

Sin novedades dignas de mención en los frentes de los Ejércitos.

domingo, 25 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (25 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

En el Sector de Teruel siguen encontrándose armas y municiones abandonadas por el enemigo. También ha sido hallado hoy un depósito con 86 cajas de explosivos.
En todos los frentes ha aumentado considerablemente en estos días el número de milicianos que se pasan a nuestras filas.

sábado, 24 de febrero de 2018

alzamiento, preparación del.

.Son muchos los historiadores que sostienen que la conspiración militar que condujo a la guerra civil se inició en el momento mismo de proclamarse la República. La realidad, sin embargo, es muy diferente, y así resulta de multitud de hechos. De mejor o peor gana, el ejército aceptó el paso de la Monarquía a la República, y salvo el desesperado ofrecimiento del general Cavalcanti a Alfonso XIII en las postreras horas del antiguo régimen, los militares, los monárquicos y los no monárquicos, no hicieron el menor gesto para impedir que el rey huyese y se diese paso a la nueva situación. No hay que olvidar que fue un general —el general Dámaso Berenguer Fusté, ministro del Ejército, convertido en conde de Xauen por gracia de Alfonso XIII— quien el 13 de abril de 1931 redactó aquel telegrama dirigido a los capitanes generales de las distintas regiones militares, que decía; «Las elecciones municipales han tenido lugar en toda España con el resultado que, por lo ocurrido en la propia Región de V. E., puede suponer. El escrutinio señala hasta ahora la derrota de las candidaturas monárquicas en las principales capitales: en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, etc., se han perdido las elecciones. Esto determina una situación delicadísíma que el Gobierno ha de considerar en cuanto posea los datos necesarios. En momentos de tal trascendencia no se ocultará a V. E. la absoluta necesidad de proceder con la máxima serenidad por parte de todos, con el corazón puesto en los sagrados intereses de la Patria, que el Ejército es llamado a garantizar siempre y en todo momento. Mantenga V. E. estrecho contacto con todas las guarniciones de su Región, recomendando a todos absoluta confianza en el Mando, manteniendo a toda costa la disciplina y prestando la colaboración que se le pida al de Orden Público. Ello será garantía de que los destinos de la Patria han de seguir, sin trastornos que la dañen intensamente, el curso histórico que les imponga la voluntad nacional.» No hay que olvidar tampoco que fue otro general —el general José Sanjurjo Sacanell, director general de la Guardia Civil, marqués del Rif por merced del mismo rey— quien, olvidando las prebendas recibidas, se puso con los hombres a su mando a las órdenes del ministro de la Gobernación de la República cuando la República aún no había nacido. No existe, como decimos, rechazo del brazo militar al nuevo régimen. Si algunos —o muchos, es igual— militares hubieran preferido continuar sirviendo a la Monarquía, la realidad es que en su inmensa mayoría no dudaron en prestar promesa de fidelidad a la República. 

Otra cosa es que ciertas fuerzas sociopolilicas, especialmente monárquicas —liberales y legitimistas—, en las cuales figuraban oficiales del ejército de alta graduación, se conjurasen desde el 14 de abril de 1931 para derrocar el régimen republicano, pero tales oficiales se hallaban encuadrados en las aludidas fuerzas a título personal y no como componentes ni representantes del estamento militar. (El golpe de estado del citado Sanjurjo, llevado a cabo el 10 de agosto de 1932, no tuvo más alcance que el de una pirueta circense mal realizada y produjo escasísimo eco —por no decir ninguno— en el ejército.) Tampoco eran militares —y si lo eran no actuaban como tales— quienes en mayo de 1931 habían fundado en Madrid, con intenciones provocativas, un Círculo Monárquico; ni quienes poco tiempo después constituyeron, también en Madrid, la sociedad cultural Acción Española; ni quienes pretendieron boicotear las elecciones de la Academia de Jurisprudencia y del Colegio de Médicos de Madrid, con el propósito de que no saliesen elegidos los candidatos republicanos; ni los monárquicos y falangistas que, encabezados por Antonio Goicoechea, por un lado, y por José Antonio Primo de Rivera, por otro, suscribieron un pacto en agosto de 1934 para restaurar la Monarquía; ni aquel grupo monárquico que recurrió a Mussolini en demanda de armas y de dinero con los mismos propósitos subversivos. Tampoco eran militares —salvo media docena de jefes y oficiales, utilizados como instructores— las milicias armadas de Falange Española y de las JONS y de la Comunión Tradicionalista; ni los hombres vinculados a la Editorial Católica, a la CEDA, a la persona de José María Gil-Robles y a la de Juan March, que tantos esfuerzos hicieron para acabar con la República. No es hasta finales de 1935 cuando el ejército, o mejor dicho, una parte del ejército, en distante connivencia con determinados grupos de presión políticos y económicos, una vez que los distintos gobiernos de centro-derecha habían agotado sus últimas posibilidades de actuación, se lanza abiertamente a conspirar en busca de fórmulas con las que, cuando menos, poder restablecer el orden público, máxima y a veces única aspiración de todo pronunciamiento militar. Son varias las reuniones que en este sentido celebran algunos generales: Goded, Orgaz, Villegas, Fanjul, Ponte. Varela, etc., siendo la más importante de todas ellas la que tiene lugar en Madrid el 8 de marzo de 1936, en casa del agente de Cambio y Bolsa y diputado por la CEDA José Delgado y Hernández de Tejada, y a la que al parecer asistieron —hay diversas versiones sobre quiénes fueron los concurrentes— los generales Franco, Mola, Orgaz, Villegas, Fanjul, Varela, Saliquet, Rodríguez del Barrio, Kindelán y González Carrasco, y el teniente coronel Valentín Galarza. En dicha reunión —según documento, hasta ahora inédito, citado por Ricardo de la Cierva en su libro titulado Franco (Ed. Planeta, Barcelona, 1986)—, los militares congregados trataron de:
 
a) Organizar y preparar un movimiento militar que evitara la ruina y la desmembración de la Patria
 
b) Que el movimiento sólo se desencadenaría en el caso de que las circunstancias lo hicieran absolutamente necesario (tesis de Franco, varias veces repetida durante aquellos meses)
 
c) Por iniciativa de Mola y decisión de Franco se decide que el movimiento fuese exclusivamente por España, sin ninguna etiqueta determinada. Después del triunfo se trataría de problemas como el de la estructura del régimen, símbolos, etc.
 
d) En la reunión se decide la formación de una Junta (en realidad lo que se decidió fue la consolidación y quizá la ampliación de la Junta ya existente), constituida en principio por los generales comprometidos residentes en Madrid: Orgaz, Villegas, Fanjul, Rodríguez del Barrio, Saliquet, García de la Herrén, Kindelán, González Carrasco y Varela. Se admite la jefatura —ya implícita— de Sanjurjo, lo que supondría un nuevo lazo de unión con la UME. La representación de Sanjurjo no recae sobre Varela, como dice Gil-Robles, sino en el inspector general de la primera inspección, Rodríguez del Barrio, suplente de Goded (que ya estaba en Mallorca) para la preparación del alzamiento.» No existe pues, al menos inicialmente, trama civil en la conspiración, independientemente de que algunos prohombres derechistas —Gil-Robles, Calvo Sotelo, José Antonio Primo de Rivera, incluso, posiblemente, Alejandro Lerroux— estuviesen más o menos al corriente de la conspiración y, de una forma u otra, hubiesen ofrecido su colaboración para cuando se considerase llegado el momento. Pero ¿cuándo debía considerarse que había llegado ese momento? En los testimonios posteriores de Franco, citados al resumir las fuentes para el conocimiento de esta trascendental reunión —prosigue De la Cierva (op. cit.)—, se citan tres temas fundamentales: el motivo para la sublevación, que sería la disolución, total o parcial, de la Guardia Civil o de las Fuerzas Armadas, y la imposición de Mola sobre la necesidad de mantener el régimen republicano y la bandera. Franco matiza mucho más estas pretensiones de Mola, con las que el general destinado a Pamplona pretendía recabar la adhesión de numerosos militares republicanos; y aunque contemporiza algo, no le da a Mola garantía alguna sobre las dos pretensiones. Se asignan territorios de alzamiento a cada general: Mola, la sexta región; Saliquet, Cataluña, y Goded, Valencia. Para evitar celos de Goded, Franco rechaza la propuesta de Mola que le brindaba la dirección del movimiento; y todos se ponen de acuerdo en el nombre de Sanjurjo, más manejable. En otra reunión, la Junta discute otra vez los dos planes que se habían trazado en principio ya en el mes de enero para la ejecución del alzamiento. Estos dos planes eran el centrípeto —actuar sobre Madrid desde las provincias— y el centrífugo —apoderarse en Madrid de los resortes del poder e imponer el pronunciamiento a las provincias—. Al principio, la Junta se inclinó por el segundo plan; en la reunión del general Arrando [De la Cierva da este nombre a la que tuvo lugar en el domicilio del citado agente de Cambio y Bolsa José Delgado y Hernández de Tejada] se adopta —sin concretar la fecha— un posible plan mixto, que se confirma en la tercera de las reuniones documentadas, la del 17 de abril, en casa del general González Carrasco.» Aceptada esta versión, que parece la más verosímil, queda pues un tanto empalidecida —aunque no totalmente negada— la participación de la UME, así como la de los monárquicos alfonsinos y carlistas, cedistas y falangistas, si no es como meras fuerzas coadyuvantes sin poder de dirección y de muy escasa operatividad. La conspiración, en un principio, marcha muy lentamente y tropieza con muchas dificultades, a pesar de que los acontecimientos se desarrollan a velocidad de vértigo. A finales de abril, el general Mola, destinado ya en Pamplona, asume, no sin la oposición de algunos de los comprometidos, la dirección de la preparación del alzamiento —a partir de entonces le dan y se da a sí mismo el nombre de «Director»—, valiéndose de los buenos servicios que le brinda y le presta el ya citado teniente coronel Valentín Galarza, apodado «el Técnico» por sus conocimientos y su capacidad para captar y transmitir información. Según lo tratado inicialmente, el movimiento conspirador sólo pretende que se alcen en armas las guarniciones de la Península, desechando la colaboración de las de Baleares, Canarias, Protectorado marroquí y plazas de soberanía española del Norte de África. Más tarde, cuando ya la conjura está suficientemente madura, recordando quizá el mal ejemplo de 1932 y de 1934 —sublevación de Sanjurjo y revolución de Asturias—, los organizadores del golpe cambian de opinión y piensan en la preciosa ayuda que en su momento pueden prestar las tropas legionarias, los regulares y las demás unidades militares profesionalizadas destacadas en Marruecos. La elección de Sanjurjo como jefe supremo —según deja entrever el citado De la Cierva— tenía más carácter formal y honorario que material y de hecho, pues todos los conspiradores son conscientes de las veleidades de este general y del ridículo que hizo cuando en 1932 se alzó en armas contra el régimen que él había ayudado a traer. Hasta los últimos días de mayo no es aceptada plenamente la jefatura de Mola, mientras que Franco, destinado en Canarias, aunque al corriente de la marcha de la conspiración, adopta una actitud un tanto pasiva. La obligada estancia del citado Mola en Pamplona le brinda la oportunidad de establecer un estrecho contacto con los carlistas navarros, llegando a un acuerdo sobre la participación de éstos en el alzamiento tras no pocas y muy laboriosas negociaciones. Entrado ya el mes de abril. Mola comienza a difundir sus Instrucciones reservadas, en las que, un tanto atropelladamente, va dando a conocer cómo piensan proceder los conspiradores cuando se produzca el levantamiento. En una de tales Instrucciones considera Madrid como una plaza perdida de antemano. En otra había del establecimiento de un Directorio Militar, sustitutivo del régimen parlamentario constitucional, lo que le empuja a entrar en fricción con los tradicionalistas que le han ofrecido su apoyo, pues éstos aspiran al inmediato restablecimiento de la Monarquía legitimista. En el mes de junio el aludido Mola trabaja incansablemente y consigue nuevas e importantísimas adhesiones, tales como las de los generales, considerados fieles a la República, Gonzalo Queipo de Llano y Miguel Cabanellas —inspector general de Carabineros y jefe de la V División Orgánica, respectivamente—, así como la de la Marina de guerra, la de las guarniciones de África y la de Falange Española de las JONS. A finales de dicho mes de junio, Franco, que por todos los medios trata de evitar una confrontación armada —es prácticamente el único general conspirador que considera el golpe de estado como el último procedimiento utilizable para restaurar el orden alterado—, dirige una carta al ministro de la Guerra, Santiago Casares Quiroga, en la que, entre otras cosas, le dice: «... Es tan grave el estado de inquietud que en el ánimo de la oficialidad parecen producir las últimas medidas militares, que consideraría una grave responsabilidad y faltaría a la lealtad debida si no le hiciese presente mis impresiones sobre el momento castrense y los peligros que para la disciplina del Ejército tienen la falta de interior satisfacción y el estado de inquietud moral y material que se percibe... Faltan a la verdad quienes le presentan al Ejército como desafecto a la República; le engañan quienes simulan complots a la medida de sus turbias pasiones; prestan un desdichado servicio a la Patria quienes disfracen la inquietud, dignidad y patriotismo de la oficialidad, haciéndoles aparecer como símbolos de conspiración y desafecto... Los escritos que clandestinamente aparecen con las iniciales de UME y UMRA son síntomas fehacientes de su existencia y heraldo de futuras luchas civiles si no se atiende a evitarlo, cosa que considero fácil con medidas de consideración, ecuanimidad y justicia... No le oculto a V. E. el peligro que encierra este estado de conciencia colectivo en los momentos presentes, en que se unen las inquietudes profesionales con aquellas otras de todo buen español ante los graves problemas de la Patria... Considero un deber hacerle llegar a su conocimiento lo que creo una gravedad grande para la disciplina militar, que V. E. puede fácilmente comprobar si personalmente se informa de aquellos generales y jefes de cuerpo que, exentos de pasiones políticas, vivan en contacto y se preocupen de los problemas íntimos y del sentir de sus subordinados...» Dada la premiosidad con que se lleva a cabo la preparación del golpe, que corre por cuenta casi exclusiva del tantas veces citado Mola, y de lo que en gran parte hay que culpar a las continuas desavenencias de dicho general con los gerifaltes carlistas, la fecha del alzamiento sufre diversos aplazamientos, fijándose por fin la del 17 de julio en África y la del 18 en la Península, aunque luego los acontecimientos obligarán a regirse por otros calendarios. No fue, pues, el asesinato del líder monárquico José Calvo Sotelo —como se ha dicho tantas y tantas veces— el factor desencadenante de la sublevación que terminaría en guerra. La sublevación venía gestándose desde meses atrás. Dicho crimen fue, en todo caso, un elemento de aglutinación de criterios, pero no otra cosa. En sentido parecido al aquí expuesto se pronuncia el historiador Luis Romero en «El fracaso del alzamiento» —(La guerra de todos, escrita y dirigida por Mateo Madridejos, El Periódico de Catalunya, Barcelona, 1986)—: «Creen todavía algunos que la conspiración militar se hallaba perfectamente organizada y contaba con apoyo muy mayoritario dentro del Ejército. No era así. El triunfo electoral del Frente Popular decepcionó y alarmó a las derechas por razones ideológicas y económicas y contrarió y puso en guardia a numerosos militares por motivos obvios, agravados por el hecho de que la principal bandera de la propaganda había sido la reivindicación de la revolución asturiana de 1934. La actividad conspirativa verdadera se iniciaría en marzo cuando Mola y Franco, con motivo de sus traslados, coincidieron en Madrid con Varela. Orgaz, Fanjul, Villegas y algún otro jefe. Encargaron a Mola, destinado en Pamplona, que tanteara los ánimos de aquella guarnición para conocer la postura del cuerpo de oficiales, y hiera haciendo lo propio con otras guarniciones. Dos casos se Consideraban para que el Ejército se decidiera a dar un golpe de fuerza: entrega del poder a Largo Caballero o posibilidad de gobierno comunista. Confiaban en respuestas afirmativas muy mayoritarias. como casi unánimes fueron las reacciones en octubre de 1934. Los primeros pasos de Mola serían lentos y, a medida que la situación política iba crispándose y deteriorando el orden público, fueron olvidándose los primitivos supuestos por culpar al Frente Popular de encaminar a la nación a la dictadura del proletariado. Impulsada por la dinámica de los hechos, por los generales más reaccionarios y por los jóvenes oficiales de la Unión Militar Española (UME), la conspiración desembocaría en el único propósito de implantar una dictadura que arrojara del poder al Frente Popular. Se proponía Mola captar el mayor número de seguidores entre los mandos orgánicos y los que tenían tropas a sus órdenes, para facilitar lo cual eludía definirse sobre la futura forma de gobierno, que de inmediato por lo menos no pensaba cambiarse. Le interesaban por igual republicanos y monárquicos, y los que ocupaban mandos solían ser de los primeros. Le constaba el apoyo de los políticos de derecha y conectaba con ellos lo menos posible y de forma indirecta. Dos formaciones juveniles podían colaborar con eficacia: la de Falange y los requetés carlistas. Jefe, más honorario que efectivo, de la proyectada sublevación era el general José Sanjurjo, adscrito a la extrema derecha y exiliado en Lisboa.» Y prosigue pocas lineas después: «El asesinato de José Calvo Sotelo, jefe de la minoría monárquica en el Congreso, y las circunstancias que lo rodearon, produjo un movimiento emocional en la derecha y en el centro no integrado en el Frente Popular. La exaltación resultaría favorable a los designios de Mola al inclinar a militares indecisos a tomar partido, y a que los carlistas, con quienes andaba en conflicto, llegaran a un acuerdo con él. Francisco Franco, comandante de Canarias, que consideraba improcedente sublevarse, se resolvió a levantar las islas y ponerse al frente del ejército de Marruecos. La Guardia Civil y la de Seguridad y de Asalto, bien pertrechadas y entrenadas, decidirían en algunas ciudades la suerte en favor del bando al cual se sumaron. En Barcelona y como consecuencia en toda Catalunya, gobernada por la Generalitat, su actuación y el apoyo armado de los anarcosindicalistas fueron resolutivos. Militares y escasos falangistas se lanzaron a la aventura en Madrid en minoría y faltos de organización. Sólo una parte de la guarnición se sublevó, y el Gobierno, además de las fuerzas de orden público y la acción de militares leales, contaba con la masa combatiente de socialistas y comunistas. Navarra, Burgos, Valladolid, y salvo Santander, toda Castilla la Vieja y León quedaron en poder de los rebeldes, igual que Álava y Aragón. Se impondrían asimismo en Galicia. la ciudad de Oviedo, y por obra de audacia del general republicano Queipo de Llano, en Sevilla, Granada, Córdoba y Cádiz. En amplias zona de estas provincias y en Jaén, Almería y Málaga, el Gobierno, que dominaba en Murcia, Castilla la Nueva, excepto el enclave de Toledo, quedó amo de la situación con el apoyo de las milicias obreras. Lo mismo ocurrió en Castellón y Alicante, y poco después en Valencia. Cáceres se inclinó por los rebeldes, Badajoz por los gubernamentales. Se incorporaron al alzamiento las Baleares, y al bando contrario se inclinaron Vizcaya y, vencida la rebelión en San Sebastián, la mayor parte de Guipúzcoa, que no tardaron en constituirse en gobierno autónomo de Euzkadi. En las primeras semanas se operaron algunos reajustes territoriales (Huelva de un lado, y Albacete, Mahón y parte de las provincias aragonesas hacia los gubernamentales). Tanto el Gobierno, que dispuso de la mayoría de la escuadra, donde se produjeron sangrientos choques, y de la aviación, como por parte de los mandos rebeldes, se advirtió que estaba iniciándose una guerra civil y que precisaban con extrema urgencia armamento, aviones, y munición en abundancia. El Gobierno recurrió primeramente a Francia, y en seguida a los mercados internacionales; posteriormente su principal proveedor sería la URSS. Con los sublevados colaborarían Italia y Alemania. Ni uno ni otro de los bandos que estaban configurándose creyeron que la contienda iba a ser tan larga y destructiva. Confiaban en aplastar al enemigo en semanas o meses. No lo lograrían.» Según estimaciones que merecen crédito, las fuerzas militares con las que inicialmente contó la República en la Península se elevaban a unos 50 000 hombres, mientras que los rebeldes no pasaron de 46000. Pero estos últimos dispusieron desde el primer momento de los 47000 que, aproximadamente, constituían el ejército de África. Las fuerzas de Orden Público —Guardia Civil, Guardia de Asalto, Guardia de Seguridad y Cuerpo de Carabineros—, que en total sumaban poco más de 60000 hombres, se alinearon en un cincuenta por ciento en cada uno de los bandos. A pesar del carácter eminentemente militar del golpe, los generales sublevados fueron una minoría —sólo tres, Cabanellas, Goded y Franco, tenían mando superior sobre grandes contingentes de tropas—, permaneciendo al lado de la República un numeroso contingente que ésta no supo o no quiso aprovechar. La oficialidad, en cambio, fue más proclive al alzamiento, y de los 16 000 oficiales que, poco más o menos, se hallaban en activo, sólo un máximo de 3500 permaneció leal al Gobierno. V. Mola Vidal, Emilio

Parte de Guerra Nacional (24 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

En el Sector de Teruel nuestras tropas se dedicaron a consolidar las posiciones conquistadas en los últimos días y recoger la gran cantidad de material abandonado por el enemigo en su huida. En un reconocimiento a vanguardia se capturó un importante depósito de municiones.
En 1os demás frentes, sin novedades dignas de mención.

viernes, 23 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (23 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

En el Sector de Teruel nuestras tropas han proseguido sin descanso en el día de hoy la persecución del enemigo.

En hábil maniobra y perfecto enlace en el combate entre nuestra infantería y artillería se ha arrollado a las masas que el enemigo ha llevado a este Sector de otros frentes, produciéndose numerosas bajas e inutilizándole tres tanques.

Han sido ocupados en nuestro avance el Vértice Galiana, altura de Las Albarizas y pueblo de Villaespesa, posiciones todas de gran importancia militar.

Continúa limpiándose el valle del Turia, quedando perfectamente enlazadas las fuerzas que progresan por ambas márgenes del río.

Entre el material recogido por una sola de nuestras columnas figuran 650 fusiles y un depósito de municiones.

Ayer en combate aéreo fueron derribados dos «Curtís» enemigos además del «Rata» abatido por nuestra antiaérea, que ya se hizo constar en el parte.

En los demás frentes, sin novedades dignas de mención.

jueves, 22 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (22 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

Durante la noche última nuestras victoriosas tropas vencieron combatiendo los núcleos enemigos de resistencia que se mantenían en Teruel, los cuales quedaron completamente reducidos a las ocho de la mañana, hora a la que se ocupó totalmente la ciudad. Se cogió en ella gran número de fusiles y armas automáticas y más de 3.000 prisioneros, entre ellos el jefe de Estado Mayor de una División y varios jefes, oficiales y comisarios.

También ha continuado hoy nuestra progresión hacia el Sur, ocupando las lomas de las Casillas del Coscojar, cota 972, el Castellar, el pueblo de Castralvo, la Ermita de Castralvo y las cotas 971, 988 y 965. Otras fuerzas han limpiado de enemigo el valle del Turia enlazando con las anteriores. En esta parte del campo de batalla se han hecho otros 400 prisioneros.

El número de muertos del enemigo recogidos por nuestras tropas pasa de dos millares, viéndose otros muchos más en el campo.

Han caído en nuestro poder una batería antiaérea, dos depósitos de víveres y enorme cantidad de municiones.

Por nuestra artillería antiaérea ha sido derribado un avión enemigo de los llamados «Ratas».

Son totalmente falsas las noticias dadas en el parte rojo de ayer relativas a un fantástico triunfo aéreo del enemigo. Sin duda, trataron de desvirtuar las enormes derrotas que se le infligieron, tanto en tierra como en el aire, donde perdieron 11 aviones seguros, continuando así su tan desacreditada táctica de presentar victorias imaginarias, ya que no pueden darlas reales.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (21 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

Ha continuado hoy nuestro avance en el Sector de Teruel y se han seguido venciendo todas las resistencias que ha opuesto el enemigo.

Cercada totalmente por nuestras tropas la capital se han ocupado la plaza de Toros, el Ensanche y el Barrio Nuevo y se prosigue la ocupación metódica de la población, en la que quedan algunos focos de resistencia, pertenecientes a la División del Campesino, que ha sido completamente destrozada.
Además, otras fuerzas nuestras han ocupado la Casa del Sindicato, lomas que dominan la Rambla de Valdeolmo y otras muchas alturas de gran importancia, y en combinación con la Caballería se han alcanzado las proximidades del pueblo de Castralvo.

Los prisioneros enemigos hechos en el día de hoy pasan de 1.500 y son más de 1.000 los muertos que los rojos han abandonado en el campo.

Es mucho el armamento y material cogido, entre el que se cuentan gran número de ametralladoras.
En el Sector de Aravaca fue rechazado un intento de ataque enemigo y otro en el de la Serena.

Actividad de la aviación.— Además de los aviones enemigos derribados que se hicieron constar en el parte anterior, lo fue también un «Rata».
Hoy han sostenido nuestras fuerzas aéreas dos brillantes combates. En el primero de ellos fueron derribados seis «Ratas» y un «Curtís» y en el segundo un «Rata» y tres    «Curtis».

martes, 20 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (20 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

Las posiciones que durante el día de ayer se tomaron al enemigo fueron el Horno de Cal, al pie de la cota 1.125, el pueblo de Valdecebro, los Lomones, el Enebral, Mansueto, Santa Bárbara y las cotas 962 y 969, próxima esta última al Cementerio viejo de Teruel.

Hoy han continuado nuestras tropas su victorioso movimiento, habiendo logrado causar otra gran derrota al enemigo, que obstinadamente ha tratado de oponerse a nuestro avance y ha sufrido pérdidas enormes.

Las fuerzas que ayer ocuparon las posiciones mencionadas han llegado hoy, venciendo fuerte resistencia, al kilómetro 141 del ferrocarril de Teruel a Valencia, a la cota 1.016 al sur del kilómetro cuatro de la carretera de Teruel a Sagunto, Casa Urrez, y kilómetro dos de la misma carretera, enlazando en este punto con otras fuerzas que desbordaron Teruel por el Norte y por el Este.

Otra Columna ha ocupado el Cementerio, la cota 1.046 y el kilómetro uno de dicha carretera.
No sólo han sido cortadas todas las comunicaciones por ferrocarril y carretera de la capital de Teruel, sino que ha quedado ésta totalmente envuelta, ocupándose por nuestras tropas casas de los arrabales y habiendo empezado a entregarse las fuerzas rojas del interior de la población.

Se han hecho también hoy centenares de prisioneros y ascienden a varios millares los muertos que el enemigo ha dejado abandonados.

El armamento de todas clases, municiones y material que ha caído en nuestro poder es abundantísimo.

Ayer, en combate aéreo, fueron derribados dos «Curtís» enemigos en este frente.

lunes, 19 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (19 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

En el día de hoy ha continuado la batalla en las cercanías de Teruel, prosiguiendo el arrollador avance de nuestras tropas, que, aprovechando la tenaz resistencia del enemigo, han obtenido sobre él otra señalada victoria y le han producido grandísimo quebranto.

Son numerosas y muy importantes las posiciones conquistadas hoy, y una sola de nuestras Columnas ha dejado a retaguardia más de 500 cadáveres de los rojos, y ha cogido más de 300 prisioneros y gran cantidad de armas, municiones y material.

Otra Columna da parte también de que en el Sector en que ha operado ha abandonado el enemigo numerosísimos muertos y gran cantidad de prisioneros, cuyo número dice no puede precisar aún.


domingo, 18 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (18 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

Nuestras tropas, que en el día de ayer pasaron el río Alfambra y con brillantes combates ocuparon a ambos lados de la carretera de Villalba a Corbalán todas las alturas desde la cota 1.083 hasta la 1.141, han continuado hoy su avance, venciendo la tenaz resistencia que en todo momento ha opuesto el enemigo, consiguiendo una gran victoria y ocupan do el Vértice Tocón, las alturas de El Campillo, el Vértice el Chopo, Alto de la Torana (cotas 1.281 y 1.283), todo el macizo de Sierra Gorda, la Venta del Bobo y todas las posiciones de las alturas al sur de Sierra Gorda (cotas 1.061, 1.047 y 1.015).

El ímpetu de nuestras valerosas tropas ha sido magnífico y muy grande el quebranto que han causado al enemigo que en uno sólo de los sectores ha dejado, detrás de la línea que hemos alcanzado, más de 1.000 cadáveres, 875 prisioneros y gran cantidad de armamento, municiones y diverso material.

Una de las Brigadas enemigas que opuso extremada resistencia ha sido completamente destrozada.
Es digno de mención el apoyo que nuestra aviación ha dado a nuestras tropas durante la batalla.

En el Sector de La Serena, el enemigo, durante la noche pasada, intentó tres ataques sobre la Sierra de Argallén y el puerto de Zalamea, siendo deshechos desde su iniciación; y en el día de hoy han ocupado nuestras tropas una importante posición en la loma del Cortijo de la Osa.

sábado, 17 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (17 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

En el frente del Alfambra nuestras tropas han pasado el río, y venciendo brillantemente todas las resistencias han avanzado en una profundidad de vatios kilómetros y ocupado muchas posiciones al enemigo, que ha sido castigado duramente, viéndose muchos cadáveres abandonados en el campo.

Se han recogido por nuestras fuerzas abundantes armas automáticas y de repetición y gran número de municiones que no han podido contarse todavía.

En el Sector de La Serena han cesado los ataques enemigos a nuestras posiciones, que continúan todas en nuestro poder. Hasta ahora se llevan enterrados 425 cadáveres de los rojos y se han recogido hoy diez ametralladoras y numerosos fusiles.

viernes, 16 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (16 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

En el sector de La Serena el enemigo atacó algunas de nuestras posiciones recientemente conquistadas, siendo rechazado y habiendo dejado en nuestro poder muchos muertos, 83 prisioneros, cinco ametralladoras, varios fusiles ametralladores y abundante material.

En el Sector de Vivel del Río, en el combate de ayer, nuestras tropas hicieron cerca de 500 prisioneros, entre los que figura el comandante-jefe de un Batallón, y quedaron en el campo varios centenares de cadáveres de enemigos.

jueves, 15 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (15 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

El enemigo atacó hoy en el frente de Aragón algunas de nuestras posiciones del Sector de Vivel del Río, siendo completamente rechazado y causándosele gran cantidad de bajas.
En los demás frentes sin novedades dignas de mención.

miércoles, 14 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (14 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

En el frente de Jaén han llevado a cabo hoy nuestras tropas una rectificación a vanguardia de nuestras líneas, ocupándose importantes posiciones después de vencer rápida y enérgicamente la resistencia que opuso el enemigo.

En el Sector del Alfambra se recogió ayer, en la orilla izquierda del río, otro depósito de municiones abandonado por los rojos, cuyo contenido aún no ha sido por completo clasificado, pero sólo de proyectiles de 105 hay más de 2.000.

En los demás frentes, sin novedades dignas de mención.

martes, 13 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (13 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

En el Sector de La Serena nuestras tropas, además de ocupar las posiciones que se hicieron constar en el parte de ayer, arrojaron al enemigo, a última hora de la tarde, de todas las que aún le quedaban en la Sierra de Argallén, incluso el Castillo del mismo nombre y el puerto de la Higueruela.

La resistencia que opusieron las fuerzas rojas dio lugar a que sufrieron durísimo castigo, pues fueron elevadísimas las bajas que tuvieron, entre ellos gran número de muertos.

En el Sector del Alfambra se rechazó un intento de ataque del enemigo a una de nuestras posiciones siendo perseguido y cogiéndosele algunas armas automáticas, fusiles y más de 20 prisioneros.

lunes, 12 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (12 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

En el día de hoy se ha hecho otra rectificación a vanguardia de nuestra línea en el Sector de La Serena, ocupándose el Puerto de Zalamea y otras posiciones del enemigo, después de vencer su resistencia, y habiéndoselo causado elevado número de bajas.

En el Sector de Alfambra se ha llevado a cabo un reconocimiento en la orilla izquierda del río y en el pueblo de Orrios se han recogido 61 cajas de municiones de fusil, 16 cajas de granadas de mano y gran número de fusiles.

Se va retirando y clasificando la grandísima cantidad de armamento y material cogidos al enemigo en las operaciones de los últimos días.

Siguen presentándose centenares de milicianos.

domingo, 11 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (11 de febrero de 1938)

Batalla de Alfambra.

El enemigo intentó un ataque contra el Palacete de la Moncloa, siendo brillantemente rebozado y sufriendo un duro castigo.

Nuestras fuerzas han atacado las posiciones enemigas en el Sector de la Serena ocupando Loma Dehesilla, Cerros del Abrevadero, del Yuncal, y del Cerrillo, Vértice Cabezo, Los Pollos y alturas al este del Puerto de Zalamea. Se causó al enemigo un serio quebranto, viéndole retirar muchas bajas. Quedaron en nuestro poder armas y municiones en abundancia.

Ha seguido recogiéndose material en el campo de batalla del Alfambra y continúan presentándose milicianos con armas que estaban escondidos en las estribaciones de Sierra Palomera. También siguen presentándose familias que regresan a sus casas en los pueblos últimamente ocupados.

sábado, 10 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (10 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

En el frente del Alfambra ha continuado la actividad de nuestras tropas.
Un destacamento enemigo que ha intentado aproximarse a nuestras líneas establecidas en el río ha sido completamente aniquilado por el fuego de nuestras ametralladoras.

Doscientos hombres, restos de un Batallón rojo diezmado en los brillantes combates en Argente, han sido rodeados en los bosques de La Palomera, en que se habían refugiado. Muestran su admiración y extrañeza ante el buen trato y excelente alimentación que reciben, como consecuencia de campaña de difamación y calumnia a que les tenían sometidos.

Un intento de ataque enemigo a nuestras posiciones al sur de Villalba Baja fue deshecho con enormes pérdidas para los que lo realizaron.

El número de armas cogidas en el campo de batalla aumenta constantemente. Entre el armamento recogido hoy figuran 150 fusiles, 10 ametralladoras, tres morteros y un cañón anticarro. Sólo en un reconocimiento efectuado en la tarde de hoy se han recogido en cinco depósitos descubiertos 600 toneladas de proyectiles de todas clases y numeroso material de Sanidad.
 
 

viernes, 9 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (9 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

Nuestras fuerzas han efectuado en el día de hoy algunas operaciones complementarias para terminar de limpiar de enemigo la extensa zona ocupada en nuestro victorioso avance.

Han caído en nuestro poder 915 prisioneros, de ellos un jefe y nueve oficiales y siguen presentándose familias que regresan a sus hogares.

En el día de hoy se ha seguido recogiendo material, del que ya se ha clasificado 392 fusiles, 31 ametralladoras, 11 morteros de diversos calibres, varios depósitos y cajas de municiones y un camión blindado.

Siguen presentándose muchos milicianos con armas, en los frentes de los diversos Ejércitos.
En el frente de Cáceres se ha rectificado nuestra línea a vanguardia para asegurar nuestras comunicaciones.


jueves, 8 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (8 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

En el día de hoy nuestras tropas del frente del Alfambra se han dedicado a la limpieza del terreno conquistado, cogiéndose cerca de un millar más de prisioneros y enterrándose 1.247 cadáveres del enemigo. También se ha recogido hoy gran cantidad de armamento y material de todas clases y varios depósitos de municiones completos, uno muy grande de víveres y dos de vestuario.

Una de nuestras Columnas apresó un importante convoy de Intendencia.
Han sido varios los centenares de familias que han regresado hoy a sus hogares.
En el día de ayer, además de los ocho aparatos derribados que figuraban en el parte se han tirado tres más de ellos, un «Martin Bomber».



miércoles, 7 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (7 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

Ha continuado hoy nuestro avance en el sector del Alfambra, venciéndose enérgica y rápidamente cuantas resistencias intentó oponer el enemigo, que fue perseguido cuando huta en grandes masas por las carreteras.

Nuestras tropas han llegado a la orilla del Alfambra, habiéndose ocupado los pueblos de Perales de Alfambra y Alfambra, las posiciones de Cañarremonda, Cota 1.160, Cabezo Agudo, Santa Quitaría, Alturas que dominan el pueblo de Paralejos y Los Valles, y también los puentes de Villalba Baja y Alfambra.

Al misino tiempo, otras fuerzas han seguido la limpieza del extenso terreno conquistado que se encuentra materialmente sembrado de cadáveres de enemigos.

Anoche, dos Batallones rojos, de los coreados en Sierra Palomera, intentaron escapar chocando con fuerzas nuestras y siendo casi destruidos; y en el día de hoy, como consecuencia de haber ocupado nuestras tropas las principales posiciones de dicha Sierra, el enemigo acosado marchó hacia Torrelacárcel, donde se tienen noticias de haberse entregado cerca de 2.000 hombres.

Es crecidísimo el número de muertos y heridos rojos, y son escasas nuestras bajas.

Constantemente se hacen nuevos prisioneros, siendo más de 3.000 los de hoy, entre los que se cuentan un jefe de Brigada. 27 jefes y oficiales y 30 suboficiales. También se ha recogido grandísima cantidad de armamento y material diverso, que ha sido imposible clasificar aún. Sólo de municiones y víveres han caído en nuestro poder 13 depósitos, uno de ellos en Peralejos, con el cual se han llenado 25 camiones; un camión con municiones de 15,5, otro con granadas de mano, otro con víveres y un tanque de gasolina con 12.000 litros; asimismo, se han cogido otros 15.000 litros en un depósito.

La actividad de la aviación y su acierto han sido extraordinarios, persiguiendo al enemigo en su huida y haciéndole una verdadera carnicería; los camiones de los rojos atascados en las carreteras fueron bombardeados y ametrallados causando grandes destrozos en ellos y aumentando el desorden y las bajas enemigas.

Además, han sido derribados en brillante combate aéreo siete aviones enemigos «Martin Bomber y un «Curtís», sin pérdidas por nuestra parte.

martes, 6 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (6 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

Nuestras tropas han continuado en el Sector del Alfambra el brillante avance empezado con notable éxito en el día de ayer, obteniendo hoy una gran victoria y habiéndose adelantado hasta ahora nuestra línea en esta segunda jornada en una profundidad de 10 a 12 kilómetros, que con lo adelantado ayer supone un avance de más de 20 kilómetros.

Han quedado detrás de nuestras líneas las importantes posiciones de Morteruelo, Loma Carbonera, Torrecilla, San Darva, Cacarrillo, Cerro de los Tres Mojones, Atalaya, Mojón Blanco, El Glochón, Las Lomas. Santa Coloma, Casa del Frontón, Carrascal, Pedracho Norte y Pedracho Sur, Esquinazo, Sierra de Camañas, toda la Sierra Palomera con todas sus fortificaciones y depósitos, Mases, Suertes Altas, Cerro de la Mina, Puntero, Patagallina, Lustal, Las Majadillas, Calorina, Corral y Valdelamuela; y los importantes pueblos de Alpeñes, Corbatón, Pancrudo, Corvera del Rincón, Lidón, Rillo, Argentes, Visiedo, Fuentes Calientes y Camañas.

A la hora de dar el parte continuaba el avance.

El enemigo ha sufrido durísimo castigo. Los muertos que ha dejado abandonados pasan de 2.000 y los prisioneros, entre los que se cuentan varios jefes, oficiales y comisarios políticos, son más de 3.000, aumentando constantemente su número y siendo además muchos los soldados rojos que se han presentado con bandera blanca, acogiéndose a la generosidad de nuestras tropas.

Entre el numeroso armamento y material recogido figuran las baterías de 10,5, un centenar de ametralladoras, más de 300 fusiles ametralladores, y muchos camiones y coches ligeros; depósitos de municiones de Infantería y Artillería, varios morteros, un tanque y considerable cantidad de material de fortificación.

Todavía hay más armamento y material sin clasificar.

En el día de ayer se derribó por nuestra aviación un «rata» enemigo.


lunes, 5 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (5 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

En el día de hoy, en el Sector de Alfambra, nuestras tropas han logrado romper el frente enemigo por varios puntos, después de vencer brillantemente las resistencias que opusieron las fuerzas rojas.
Nuestras Columnas han avanzado en una profundidad de diez kilómetros, cumpliendo todos los objetivos que se les habían señalado y causando al enemigo elevadísimo número de bajas, pues una sola de aquéllas le hizo más de mil y son muchos los cadáveres que abandonó en el campo.
Se han hecho varios centenares de prisioneros y se ha cogido gran cantidad de armamento y material.


domingo, 4 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (4 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

En el Sector de Leciñena se llevó a cabo ayer una rectificación a vanguardia de nuestras líneas.
En el de Granja de Torrehermosa, venciendo brillantemente la resistencia del enemigo, se han ocupado hoy por nuestras tropas las posiciones de María Mingo, Cerro Mirón, Cerro Montane, Jollado de la Mujer y Sierra Gamarra, causándose gran número de bajas al enemigo, que ha dejado en nuestro poder cerca de un centenar de muertos, entre ellos un oficial ruso, 20 prisioneros, ametralladoras, fusiles y material diverso aún sin clasificar.

Un intento de ataque enemigo en el frente de Granada ha sido rechazado.


sábado, 3 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (3 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

El enemigo, siguiendo su costumbre, atacó hoy cuatro veces las posiciones que se le tomaron últimamente en el sector de Granja de Torrehermosa, siendo rechazado enérgicamente en todos los ataques y persiguiéndole. Se le causaron muchísimas bajas y se le inutilizaron tres tanques.
También en el sector de Teruel intentó el enemigo atacar alguna de nuestras posiciones del sur del Turia, siendo deshechos todos sus intentos.

En los demás frentes, sin novedades dignas de mención.

jueves, 1 de febrero de 2018

Parte de Guerra Nacional (1 de febrero de 1938)

Batalla del Alfambra.

Sin novedades dignas de mención en los frentes de los ejércitos, siendo muy numerosas las presentaciones de milicianos que llegan desmoralizados a nuestras líneas.