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domingo, 23 de noviembre de 2025

Beigbeder y Atienza, Juan Luis (1888-1957): el estratega africano de la sublevación franquista

Descubre el papel decisivo de Juan Luis Beigbeder en la Guerra Civil Española: reclutamiento marroquí, apoyo nazi y diplomacia franquista.

Juan Luis Beigbeder: El estratega africano de la sublevación franquista

En los primeros días del levantamiento militar de julio de 1936, mientras España se desgarraba entre lealtades, Juan Luis Beigbeder y Atienza emergió como una figura clave en el Protectorado español de Marruecos. Su dominio del árabe, su red de contactos locales y su habilidad diplomática no solo aseguraron el respaldo de las autoridades marroquíes al bando sublevado, sino que facilitaron el reclutamiento masivo de tropas regulares y la llegada de apoyo extranjero decisivo. Su figura, a menudo eclipsada por otros nombres del franquismo, fue esencial en los orígenes del conflicto.

Formación y carrera militar en África

Un militar intelectual con raíces africanistas

Nacido en Cartagena en 1888, Beigbeder ingresó en la Academia de Ingenieros de Guadalajara en 1902. Tras graduarse en 1907, su carrera se orientó rápidamente hacia el norte de África, donde participó en las guerras de África (1909–1910). Durante dieciséis años estuvo destinado en el Protectorado español de Marruecos, aprendiendo árabe y entablando relaciones con las élites locales.

Complementó su formación en el Colegio de los Padres Maronitas de Beirut, la Escuela Superior de Guerra de París y la Escuela de Lenguas Orientales, lo que lo convirtió en un militar atípico: políglota, culto y profundamente conocedor del entorno magrebí.

Beigbeder en la Guerra Civil Española

El golpe de Estado en Marruecos

Cuando estalló la sublevación el 17 de julio de 1936, Beigbeder ya estaba comprometido con la conspiración militar. Esa misma noche asumió la Delegación de Asuntos Indígenas en Tetuán. Al día siguiente, informó al jalifa Muley Hassan y al gran visir Ahmed Ganmia, logrando su apoyo inmediato a la causa franquista —un respaldo crucial para la estabilidad del Protectorado y la movilización de tropas indígenas.

Reclutamiento de tropas marroquíes

Uno de sus logros más significativos fue canalizar el reclutamiento de mercenarios marroquíes para el Ejército sublevado. Encargó al oficial Mohammed ben Mizzian la organización de estas fuerzas, que luego cruzarían el Estrecho para combatir en la península. Estas tropas, conocidas como Regulares, se convirtieron en una de las columnas vertebrales del avance franquista.

Gestiones diplomáticas clave

Beigbeder también jugó un papel decisivo en la obtención de ayuda exterior:

  • Alemania nazi: A través de su amigo el general Erich Kühlenthal, agregado militar alemán en París, gestionó el envío de aviones de transporte que permitieron el puente aéreo del Estrecho —una operación vital para trasladar tropas desde África.
  • Italia fascista: Convenció al cónsul italiano en Tánger, Giuseppe Luccardi, de la urgencia del apoyo material, logrando así el suministro de aviones y armamento.

Afiliación política y consolidación del franquismo en Marruecos

Poco después del estallido de la guerra, Beigbeder se afilió a la Falange Española, y más tarde integró FET y de las JONS, el partido único franquista. Fue jefe territorial del partido en el Protectorado y uno de los cinco militares nombrados miembros del Consejo Nacional de FET y de las JONS en 1937.

Además, impulsó medios de propaganda como el diario España en Tánger (1938) y apoyó el largometraje Romancero marroquí (1939), ambos alineados con la narrativa del bando nacional.

Legado y relevancia histórica

Aunque su carrera posterior como ministro de Asuntos Exteriores (1939–1940) terminó abruptamente —cesado por su cuñado Ramón Serrano Suñer, según fuentes de la época, por "indiscreciones sexuales"—, su papel en los albores de la Guerra Civil fue determinante. Sin su mediación en Marruecos, el apoyo local y la logística internacional habrían sido mucho más difíciles de articular.

Hoy, su figura ha resurgido en la cultura popular gracias a la novela El tiempo entre costuras de María Dueñas, pero su verdadera importancia radica en haber sido el enlace esencial entre el Ejército sublevado, las fuerzas marroquíes y las potencias del Eje en los primeros meses del conflicto.

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