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miércoles, 21 de diciembre de 2022

Arias Paz, Manuel (1898-1965)

Comandante del Arma de Ingenieros que durante la Guerra Civil se alineó en el bando nacionalista y desempeñó la jefatura del Departamento de Prensa del Cuartel General del Generalísimo, , catedrático de la Universidad de Valladolid.

Nacido en La Coruña en 1899, ingresó en 1915 en la Academia de Ingenieros de Guadalajara, de la que salió como teniente, después de completar sus estudios. Su primer destino fue al batallón de Radiotelegrafía de Campaña, con base en Melilla, haciéndose cargo de una sección de radio.  En junio de ese crítico año de 1921 (desastre de Annual) organizada una columna de socorro para Igueriben, donde empleó por primera vez en el ejército español las estaciones de radio.

En 1923 fue nombrado ayudante de profesor de la Academia de Ingenieros, y más tarde, nombrado jefe de una compañía expedicionaria del 5ª Regimiento de Zapadores-Minadores, con destino a Ceuta. En 1927 volvía a la Península con destino al Regimiento de Radiotelegrafía y Automovilismo. Colaboró en el diario Ya, en el Memorial de Ingenieros, en la revista Ejército y fue director de la revista especializada Marconi.

Al inicio de la Guerra Civil, en julio de 1936, se adhirió al bando “nacional”, trabajando inicialmente en La Coruña, donde realizó diversos proyectos de construcción de baterías de costa. En abril de 1937, y durante siete meses, fue delegado del Estado para Prensa y Propaganda, agregado al Cuartel General del general Franco, cargo en el que sucedió a Vicente Gay Forner. En este puesto gozó de amplios poderes, pues podía definir lo que podía salir en los medios de comunicación, ejercer la censura, y, en definitiva, establecer las líneas maestras de lo que debía ser la propaganda del nuevo régimen. Su nombramiento no fue bien recibido por el grupo de monárquicos que participaban en tareas de propaganda, puesto que Arias había estado vinculado a la CEDA.

Impulsó la “guerra psicológica”, a través de los altavoces en los frentes, consiguiendo unidades móviles que recorrían todas las líneas, y potenció la fabricación de los cohetes lanza-mensajes, o lanza-proclamas, con las que sembró a diario las trincheras enemigas con miles de octavillas de propaganda. Posteriormente tomó parte en operaciones de la importancia de las ofensivas de Teruel, Madrid y apertura de brecha en el Mediterráneo como Jefe de Transmisiones de Cuerpos de Ejércitos. Llegó incluso a realizar una misión en la zona Republicana, pasando a Cataluña, con un falso pasaporte extranjero.

Terminada la guerra, en 1940, proyectaba y dirigía la construcción de la Escuela de Automovilismo del Ejército, siendo designado, una vez terminada, como director de la misma. Al ser promovido a coronel, en 1950, se le nombraba Inspector General de Escuelas de Automovilismo y de Formación Profesional del Ejército, y en 1953 pasaba destinado, como jefe, al Regimiento de Zapadores de Cuerpo de Ejército III, en Valencia. En ese mismo año, debido a sus numerosos compromisos técnicos (como autor de textos relacionados con los automóviles) solicitaba y obtenía pasar a la reserva con carácter voluntario. 

Como director de la Escuela de Automóviles sentó precedentes en la modernización de los movimientos del automóvil en el campo táctico y logístico, definiendo de forma práctica, los planes de mantenimiento del material automóvil en los diferentes escalones, especialmente en los primeros y segundos, correspondientes al conductor y a las pequeñas unidades.


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