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lunes, 22 de febrero de 2021

Parte de Guerra Republicano (22 de febrero 1938)

Batalla del Alfambra.

Ejército de Tierra 
 
Levante.—El enemigo no ha entrado en Teruel hasta las 10 de la mañana de hoy, es decir, catorce horas después de haber sido abandonada la ciudad por nuestras tropas.
 
El viernes 13 dio el alto mando una orden, según la cual las fuerzas que defendían Teruel, desde el interior de la plaza, debían abandonar ésta en cuanto consideraran inminente su en­volvimiento.
 
Creada esta situación peligrosa a última hora de ayer, se dispuso la evacuación, que, como se consignaba en el parte adicional de la madrugada última, se efectuó con orden perfecto, abriendo amplia brecha entre grupos de moros y falangistas que pretendían cerrar el paso.

Hoy precisamente se cumplen dos meses justos de la toma de Teruel por las tropas republi­canas. Lo que para nosotros fue obra de una semana, ha sido para los rebeldes empresa de dos meses, y realizada mediante una acumulación excepcional de elementos.
 
La columna que anoche salió de Teruel ocupó la línea señalada de antemano para tal caso, en la cual, como en otros puntos cercanos a Teruel, se combatió muy duramente, habiendo per­dido nosotros las posiciones al norte de Villaespesa y las de Castralvo y el vértice Castellar.
 
La actividad en el aire fue grandísima. A pesar de los esfuerzos de la aviación enemiga para rehuir combate, hubo un encuentro, en el cual conseguimos derribar un caza alemán «Meisserschmidt», que cayó entre llamas en los alrededores de Puebla de Valverde.

En los demás Ejércitos, sin novedad.
 
Ministerio de Marina y Aire
 
A primera hora de la tarde se realizó un ataque combinado por los cruceros «Canarias», «Baleares» y «Almirante Cervera», y otros dos buques, más tres aviones facciosos, sobre Sa- gunto y el puerto de Valencia.

La presencia de los referidos barcos la señaló el semáforo del Cabo San Antonio a las 11,30 de la mañana.
 
A las 13,45 rompieron fuego los buques sobre el poblado de Nazaret y el Grao. Parte de los proyectiles cayeron alrededor del buque mercante «Gauleis». El cañonero «Laya», surto en puerto de Valencia, contestó con 45 disparos a la agresión, la cual ocasionó un muerto y dos heridos.
 
Seguidamente los barcos continuaron hacia Sagunto, lugar contra el cual dispararon unos sesenta cañonazos.
Al mismo tiempo aparecieron sobre Sagunto tres hidros «Savoia», que arrojaron 50 bom­bas, causando desperfectos. Una de las bombas alcanzó al buque francés «Pradu», al que pro­dujo averías, y a bordo del cual hubo un herido. El «Pradu» pidió auxilio por radio, acudiendo a su llamada el destructor francés «La Palme».
 
Cuando los buques rebeldes estaban aún frente a Sagunto se presentaron sobre ellos tres escuadrillas del Servicio de Defensa de Costas, encontrándolos formados en dos hileras de com­bate paralelas a la costa, constituida la primera por dos buques y por tres la segunda.
 
Los aviones, no obstante el nutrido fuego antiaérea, bombardearon los barcos, metiendo una bomba a borda de uno de ellos, que, según referencias del capitán francés que mandaba el «Pradu», era el crucero «Almirante Cervera».
 
La bomba la recibió este buque a la altura de la chimenea de popa, apreciándose en seguida ana gran columna de humo y vapor, revelador de grandes averías.
 
El bombardeo de los buques rebeldes se repitió por otra escuadrilla, cuando aquéllos se hallan a unos noventa kilómetros al este de Sagunto y a 50 al sur de las islas Colúmbrelas. Llevaban entonces los barcos una formación desordenada. Fueron bombardeados los dos que iban en último término, al parecer uno dando remolque a otro, pues sólo las separaba la distancia de unos 150 metros.
 
Este bombardeo fue también muy eficaz, cayendo las bombas a popa del primero de dichos barcos, y, posiblemente, en el interior del mismo, por notarse que comenzó a echar bastante humo.
 
Todos los aviones que prestaron estos servicios regresaron sin novedad a sus bases.

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