Las monedas de plata son acaparadas por gente sin escrúpulos, con el propósito criminal de entorpecer el intercambio de las mercancías
La reacción no renuncia a perder las posiciones privilegiada que han detentado hasta la hora presente. No teniendo coraje para luchar en la calle, recurran a toda clase de ardides.
En el momento actual se dedican a entorpecer la buena marcha de las transacciones comerciales. Aconsejan a los pusilánimes que acaparen la plata. Se da el caso inicuo de que un gran número de ciudadanos se dedican a cambiar loa billetes en monedas de plata y apilan las fracciones divisionarias.
En todos los momentos de mayor o menor pánico, pululan los agentes provocadores, que tienden solamente a acrecentar el malestar. Sabemos de dónde parte la consigna de amontonar las monedas de plata.
No estamos dispuestos a tolerar que prosperen las maniobras de nuestros enemigos. Llegaremos adonde sea. Y a quien le encontremos con abundante cantidad de plata, lo pasaremos por las armas.
Dénse por entendidos nuestros enemigos. Y los tenderos y todos los ciudadanos que tratan con el público, han de mostrarse reacios a que unos cuantos desaprensivos puedan perturbar el nuevo orden revolucionario que patrocina la clase trabajadora.
Por hoy no decimos nada.Pero procederemos con la máxima energía.
Solidaridad obrera (Barcelona). 8/8/1936.
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