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jueves, 10 de julio de 2014

Albiaña y Sanz, José María (1883-1936)

Político valenciano. Doctor en Medicina -ejerció como especialista en enfermedades nerviosas y mentales y amplió sus estudios en Francia, Bélgica y Holanda-, en Derecho y en Filosofía y Letras. Fundador, en 1911, de un periódico titulado La Sanidad Civil, publicación que redactaba él solo. Representante de España en el Congreso Internacional de Historia de la Medicina. Según algunos historiadores, afiliado a la masonería en su juventud. 

Durante algún tiempo estuvo en México ocupándose, entre otras actividades, del estudio de la medicina azteca, pero, a consecuencia de su exaltado españolismo y de su desconsideración por la sociedad y las instituciones del país en que se encontraba, fue expulsado de éste por orden del presidente de la República. 

A su regreso a España se declaró ferviente admirador de la dictadura militar imperante, a pesar de lo cual el general Primo de Rivera no le prestó gran atención. En 1930, sin duda influido por el mussolinismo de la época, fundó el Partido Nacionalista Español -al que invitó a afiliarse a «todos ta hombres honrados que sientan la inapreciable dignidad de haber nacido españoles»-, especie de fascismo «reaccionario y alborotador»- así lo califica Ricardo de la Cierva en su Historia ilustrada de la guerra civil española (Ed. Danae Barcelona, 1970); cuya doctrina podría resumirse asi: no, al liberalismo, al enciclopedismo, a la soberanía popular rousseauniana, al judaísmo, a la masonería y al parlamentarismo. Monarquía y dictadura. Conquista del poder. Aniquilamiento de los enemigos de la patria. Deportación a Guinea de todos los que ataquen a España. Creación de una milicia los «Legionarios de España» o «Legionarios de Albiñana»- que constituya un «voluntariado ciudadano con intervención directa, fundamental y expeditiva en todo acto atentatorio o depresivo para el prestigio de la Patria». Poco tiempo después, un fascista español -Ramiro Ledesma Ramos, en su libro ¿Fascismo en España?- juzgaba así la obra de Albiñana: «Había existido, si, la gesticulación reaccionaria de Albiñana, al servicio descarado de la aristocracia terrateniente y de los núcleos más regresivos del país, y que quiso presentarse, desde luego, como el émulo del Duce fascista de Italia.» 

Como consecuencia de haber alentado la sublevación de Sanjurjo de agosto de 1932, el Gobierno acordó su confinamiento en Las Hurdes, donde pasó cerca de un año, circunstancia que radicalizó todavía más su postura política. Presente en el mitin fundacional de la Falange (29 de octubre de 1933), celebrado en el teatro de la Comedia de Madrid, fue elegido diputado a Cortes por Burgos (Partido Nacionalista Español) en 1933, y reelegido, por la misma circunscripción, en 1936 (Bloque Nacional).

Autor de algunas novelas, como Sol de Levante; Bajo el cielo mejicano; Aventuras tropicales, etc., y de otros libros de carácter político: Prisionero de la República; España bajo la dictadura republicana; Confinado en Las Hurdes

Detenido en los primeros días de la guerra civil, en Madrid, fue conducido a la cárcel Modelo, donde con fue internado en una celda del llamado Cuerpo Central de la prisión, dedicada a presos políticos, con excepción de los falangistas, pues ellos solos llenaban la segunda y tercera galería. Horas después, el Tribunal Supremo, a través del Juzgado Especial de la Rebelión Militar, decidían su puesta en libertad. Sin embargo, las autoridades policiales decidieron mantenerlo preso, con ello, probablemente pensaban salvarle la vida, pues su vida fuera poco valía. 

A mediados de agosto comenzaron a entrar milicianos armados del Frente Popular. El día 22 se declaró un incendio y corrió la noticia de que los presos intentaban escaparse, lo que fue aprovechado por los milicianos para adueñarse del edificio. Llegadas noticias de una brutal matanza de civiles en Badajoz por las tropas nacionales, se decidió tomar venganza por ello. Finalmente, se llegó al acuerdo de fusilar a un porcentaje determinado de presos . 

Hacía las diez de la noche y mientras el Comité Provincial de Investigación Pública, en el Círculo de Bellas Artes, se discutía la mejor forma de juzgar a los presos de la Modelo, ya habían sido asesinadas una decena de personas en los sótanos de la prisión, entre ellas Melquiades Álvarez, jefe del partido Republicano Liberal Demócrata, el aviador, héroe del Plus Ultra, y fundador de Falange, Julio Ruíz de Alda, y el diputado y jefe del partido Nacionalista, José María Albiña. 

Tras la entrada de las tropas franquistas en Madrid, sus amigos se encargaron de buscar el cadáver de Albiña en la tumba colectiva del Cementerio del Este. Un año después, se trasladaron sus restos a la tumba familiar del camposanto de Enguera y se abrió una suscripción nacional para levantarle un monumento. Se encargó de ello una "Junta pro Mausoleo Doctor Albiña" que presidía el exjefe provincial de Burgos, Sancho Jaraute, con Santiago Fuentes Pila y José María Zugazaga. Consiguieron su objetivo y el Ayuntamiento de Enguera repuso la placa que daba su nombre a una calle, que permanecía oculta en un almacén desde abril de 1931.  

José María Albiña se convertía para la propaganda del franquismo en un precursor del fascismo y mártir de la Cruzada, en un profeta del Nuevo Estado nacional. Pero, a la vez, condenado por su sinuosa trayectoria política. V. Partido Nacionalista Español; Bloque Nacional; Cortes repúblicanas.

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