Nacido en Bercimuelle (Salamanca) emigró de joven a Madrid, donde trabajó como albañil y se afilió a los sindicatos de la construcción de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) y a la Federación Anarquista Ibérica (FAI). Durante la dictadura de Primo de Rivera se exilió a Francia donde trabajó como obrero siendo uno de los instigadores de las huelgas de los años 1930. Fue uno de los líderes del grupo español de Burdeos «Cultura Popular», que realizaron representaciones teatrales en favor de los presos políticos en España.
Tras la proclamación de la II República, Antona y su compañera, María Isabel González, regresaron a Madrid en agosto de 1931. En mayo de 1936, junto con Cipriano Mera Sanz y Antonio Moreno Toledo, Antona fue uno de los líderes del comité de huelga durante el largo conflicto que paralizó todas las obras de construcción en Madrid. Esta acción le valió ser encarcelado, junto a muchos otros sindicalistas.
Con el inicio de la Guerra Civil, fue nombrado secretario interino del Comité Nacional de la CNT, cargo que mantuvo hasta septiembre, cuando fue reemplazado por Horacio Martínez Prieto. En esos primero días, la CNT debatía que actitud adoptar ante las propuestas de colaboración con otras fuerzas y su relación con el Gobierno; por ello, el 19 de julio, Antona fue liberado de la prisión para hablar con el Ministro de la Gobernación, Joan Moles. El líder cenetista, tras lanzar un ultimátum al gobierno de José Giral para abrir las puertas de las prisiones donde se encontraban muchos activistas sindicales encarcelados tras la huelga de la construcción, consiguió la libertad de muchos de ellos como Cipriano Mera o Antonio Verardini Ferretti. Después de una llamada a la resistencia en las ondas de la "Unión Radio", participó el 20 de julio en el asalto al Cuartel de la Montaña donde se encontraba atrincherado en general Fanjul. Además, de él partió la idea de crear la columna España Libre.
Antona fue partidario dentro de la CNT de la integración en el gobierno republicano. En noviembre de 1936 se desplaza con Miguel Inestal a Bujaraloz (Zaragoza) para entrevistarse con Buenaventura Durruti para convencerle para que se fuera hacia el frente de Madrid. Nombrado secretario general de CNT en la capital de España, se desplazó a Francia en la misión de convencer a Gastón Leval para que suministrase armas a los republicanos. El 18 de junio de 1937, asistió a la reunión de París organizada por el movimiento anarquista francés en apoyo de la revolución española. En diciembre de 1937, junto José Xena Torrent, Federica Montseny, Horacio Prieto Martínez, Benito Pabón y Suárez de Urbina y Juan García Oliver, participó como delegado en el congreso extraordinario de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) en París. Desde 1938, fue gobernador civil de la provincia de Ciudad Real, donde se negó a abrir las puertas de las cárceles a los comunistas alzados en la ciudad contra el golpe de Estado del general Casado, pues era contrario a lasa sacas, como ya había dejado patente en Madrid.
Arrestado al final de la guerra, Antona fue internado en el campo de concentración de Albatera, siendo trasladado después a la prisión de Porlier. Allí fue juzgado en un consejo de Guerra sumarísimo y condenado a muerte, siendo conmutada la sentencia más tarde por treinta años de prisión. Después de haber contraído la tuberculosis en la prisión de Porlier, gravemente enfermo fue liberado en 1943, falleciendo en 1945.
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