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jueves, 17 de enero de 2013

Eugenio Vegas Latapié (1907-1985)

Consejero nacional de FET de las JONS, monárquico y católico, luchará en el Frente de Lérida, el último lugar desde el que combate a favor del Caudillo, pues tras la victoria final, y decepcionado con él, abandonará España


Apenas dudó en abandonar su cargo de consejero nacional de FET de las JONS y enrolarse como voluntario en la 11ª Compañía de la 4ª Bandera de la Legión, para combatir en el Frente de Lérida por todo aquello en lo que creyó firme e invariablemente a lo largo de su vida. Era marzo de 1938. Pero en esos momentos, el itinerario de Eugenio Vegas Latapié está a punto de cambiar una lucha por otra. De la militancia activa por el triunfo de una monarquía católica, Vegas Latapié iba a emprender, con el final de la Guerra Civil, otra lucha más amarga contra el desencanto y la incomprensión durante la dictadura militar del general Francisco Franco.

Eugenio Vegas Latapié nace en Irún (Guipúzcoa) el 20 de febrero de 1907 en el seno de una familia sencilla. Su madre, de origen francés, ejercía de maestra en Santander mientras que su padre era teniente del Ejército. Al explicar su posterior trayectoria política, él mismo aclarará que no debe sus ideales al hecho de haber nacido "en un ambiente de viejos aristócratas, ni de encendidos fervores monárquicos", sino a un profundo y reflexionado convencimiento personal.

Merced a un traslado de la familia hacia tierras cántabras, Vegas Latapié cursará sus estudios primarios y el bachillerato en Santander, dentro de un ambiente jesuíta. Ésta pudo ser probablemente una de las influencias más determinantes que marcarían su vida en todas las dimensiones. Convencido a consagrar cada una de sus actividades al servicio de Dios y de la monarquía, Vegas Latapié inicia muy pronto su andadura en el terreno político, llegando a ocupar, con tan sólo 16 años, la dirección de la revista de las juventudes del Partido Integrista, Cruz y Verdad.

En poco más de dos años acaba la carrera de Derecho en la Universidad de Oviedo y se traslada a Madrid, donde prepara las oposiciones al Cuerpo Jurídico Militar, que aprobaría un año más tarde. Es destinado a Melilla y con posterioridad a Burgos. En 1930 se instala definitivamente en Madrid, tras aprobar unas nuevas oposiciones al Consejo de Estado.

Con los años, su entusiasmo por la causa católico-monárquica va fortaleciéndose, por lo que recibe con gran satisfacción su nuevo cargo en la capital, espacio que concibe como el único escenario eficaz para cualquier actuación política. Empieza a desarrollar, por tanto, un intenso trabajo en dicho plano, impulsado en buena medida por el creciente antimonarquismo que se asienta en España tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera. En estos momentos, Vegas Latapié va conociendo a importantes intelectuales católicos. Será con una de dichas amistades, Ramiro de Maetzu, con quien funde en 1931 la asociación cultural Acción Española y la revista homónima. Ambas influirán marcadamente en la trayectoria de la derecha política española y a ambas dedicará su fundador gran parte de su energía durante su vida.

El 6 de agosto de 1932, cuatro días antes del levantamiento de Sanjurjo contra la República, Acción Española es clausurada bajo acusaciones de conspiración. Vegas Latapié es expulsado del Consejo de Estado y debe emigrar a Francia. Durante su exilio, de poco más de un año, se entrevistará en dos ocasiones con Alfonso XIII y viajará a Roma para visitar a altos cargos eclesiásticos también desterrados.

Conforme se va acelerando la marcha hacia la confrontación armada en España, todos sus esfuerzos se centran en el proyecto de intentar que el Príncipe de Asturias, don Juan de Borbón, regrese a su patria y pueda encarnar la restauración de una monarquía católica. Su intento estaba condenado al fracaso desde el principio.

Con el estallido de la Guerra Civil, Vegas Latapié quiso en todo momento luchar en el frente, al servicio de sus ideales. Hasta en tres ocasiones decidió presentarse voluntario. En 1936 parte al Frente de Somosierra. Un año más tarde se integra en las filas de la Bandera de Falange de Marruecos y en marzo de 1938 abandona el cargo de consejero nacional de FET de las JONS para marchar con la Legión a Lérida.

Cuando la Guerra termina, Vegas Latapié toma la decisión de apartarse de las esferas de poder del nuevo régimen. Sus motivos los apunta el historiador Emilio de Diego en el prólogo de sus memorias: "[Eugenio] tiene pronta conciencia de que Franco no propiciaría la llegada de don Juan al trono (...) y reconoce el escaso número de monárquicos en la España de la Guerra Civil y la inmediata posguerra". Él mismo encabeza su testamento militar con la siguiente declaración de principios: "Declaro que muero por mis ideales, y no por el general Franco. Y no es que tenga ninguna animadversión inicial contra el Generalísimo, pero vista la dirección de los asuntos públicos, (ésta) me parece francamente desacertada. La actitud del Estado Nacional frente a la cuestión monárquica es muy clara. Ahoga e impide toda propaganda de este tipo para quizá otro día poder alegar que la restauración no se ha hecho por no haber ambiente", afirma Eugenio Vegas en sus Memorias políticas.

A este hombre, que coloca sus principios por encima de toda otra consideración, le toca vivir la parte más amarga de la victoria: el desencanto y la frustración. Por eso se aparta del régimen franquista, para iniciar una intensa actividad de defensa y difusión de sus ideas. Dicha labor le costará una segunda expulsión del Consejo de Estado y un nuevo exilio en Francia.

En esta ocasión, se establece en Lausanne, donde reside el conde de Barcelona, del que será su secretario político por más de cinco años. Abandona el cargo para dedicarse a la formación del infante Juan Carlos, de quien es su preceptor hasta que su educación queda bajo la dirección de Francisco Franco.

En 1949 regresa a España y es readmitido en su cargo del Consejo de Estado. De frenética puede calificarse su labor de propaganda ideológica en las décadas siguientes por medio de la constitución de, entre otras, la Asociación Amigos de la Ciudad Católica, de la Editorial Speiro y de la revista Verbo. En 1963 es elegido miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.

Su talante contrarrevolucionario, un sentido religioso de la política, su intransigencia ideológica y, derivado de todo ello, una estricta coherencia en todas sus actividades pueden quedar como rasgos que perfilen la figura de Eugenio Vegas Latapié. Él mismo pidió que en su epitafio figurasen las siguientes palabras: "Vivió y murió fiel a sus ideales". De ello se encargará su esposa Leonor, al fallecer su marido el 19 de septiembre de 1985.

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