Escritora y médico anarquista, es nombrada por Montseny directora del Consejo de Asistencia Social, cargo desde el cual organiza la evacuación de los niños republicanos y crea centros de acogida para los que se quedan en España
Activa luchadora al servicio de las clases más desfavorecidas y con una idea transgresora de la mujer, la sociedad y el sexo, Amparo Poch, sin haber alcanzado la gloria de otros personajes que participan en la Guerra Civil, desempeña un papel clave durante toda la contienda gracias a su importante labor en el Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales, dirigido por Federica Montseny.
Primero en Zaragoza, su ciudad natal y más tarde en Madrid y Barcelona, Poch y Gascón se dedica en cuerpo y alma a luchar contra la opresión femenina y, desde su posición de médico, especialista en puericultura, a mejorar las condiciones en que mujeres y niños de clases bajas tienen que vivir.
En 1902, durante las fiestas del Pilar, nace Amparo Poch en el seno de una familia acomodada, en Zaragoza. Desde joven queda clara su aptitud para los estudios, lo que le permite acatar la orden de su padre de estudiar Magisterio -carrera considerada en la época adecuada para las mujeres- a pesar de que su ilusión es convertirse en médico.
"Ya soy maestra, ahora voy a estudiar Medicina, que es mi verdadera vocación", le dice a su familia cuando acaba la carrera, a los 21 años. Entonces se matricula en la facultad de Medicina de Zaragoza y a la vez empieza a colaborar con el periódico La voz de la Región, diario desde el que mantiene diversas polémicas con algunos escritores, y también con mujeres, por su opinión respecto a la condición femenina. Lo más triste, considera Poch, es que mujeres con educación y cultura sigan repitiendo los mismos esquemas machistas que hasta el momento han permanecido en la sociedad.
En 1928 acaba Medicina logrando, además, matrícula de honor en todas las asignaturas. Entonces monta la primera clínica, en su propia casa, que aparece así anunciada en los periódicos: "Amparo Poch y Gascón. Consultorio médico para mujeres y niños. Consulta de tres a seis. Especial para obreras, de doce a una". Sus servicios son siempre gratuitos para aquellos que no pueden costearlos.
Para entonces, Amparo Poch se identifica con las ideas anarquistas que están en auge en Zaragoza y se afilia al Sindicato Único de la Sanidad de la CNT.
Muy interesada por la maternidad y la sexualidad, en 1931 escribe la Cartilla de consejos a las madres y en 1932 aparece en Cuadernos de Cultura de Valencia un estudio titulado La vida sexual de la mujer.
El 28 de noviembre de 1932, Amparo Poch contrae matrimonio civil con Gil Comín-Carballo, aunque esta unión se desvanece en muy poco tiempo porque la médico considera que el matrimonio es una estructura más de las impuestas por la sociedad capitalista y asegura que "todo el armatoste opresivo del capitalismo defiende la monogamia (...), sólo el derrumbamiento de este puntal poderoso hará la verdadera Revolución". Este planteamiento queda plasmada en su libro Elogio al amor libre.
El 5 de mayo de 1934 comienza de nuevo su vida de soltera y se traslada a Madrid donde pronto comienza a colaborar en la revista anarquista Mujeres Libres. Bajo el seudónimo de Doctora Salud Alegre, Poch analiza en clave irónica diversas cuestiones sanitarias en un espacio titulado Sanatorio de optimismo. Según la escritora Antonina Rodrigo, se trata de "relatos cortos" en cada uno de los cuales "se presenta un tema definido, una crítica sutil, en clave de humor, donde la ironía, la sátira y la fantasía se mezclan". Además, sus artículos aparecen acompañados de ilustraciones que ella misma dibuja.
Ese mismo año, en octubre, inaugura otra "Clínica médica para mujeres y niños", desde la que mantiene su filosofía y se dedica especialmente a la mujer obrera y sus hijos.
Cuando comienza la Guerra, a pesar de ser gran defensora del pacifismo, o quizás por eso mismo, la presencia de Amparo Poch parece multiplicarse y su labor a favor de niños y mujeres se hace, imprescindible.
En Madrid se afilia al Partido Sindicalista, dirigido por el anarquista Ángel Pestaña, y el 26 de agosto de 1936 es nombrada miembro de la Junta de Protección de Huérfanos Defensores de la República.
En noviembre de ese mismo año, entra en el Ministerio de Sanidad la anarquista Federica Montseny, que crea el Consejo de Asistencia Social. A cargo de este nuevo organismo pone a Amparo Poch, lo que la convierte en la responsable de las numerosas expediciones de niños republicanos que son enviados al extranjero.
Asimismo crea los Hogares Infantiles, centros de acogida para niños que pretende que no se parezcan en nada a los antiguos orfanatos. Su afán es intentar mantener a los niños alejados del fanatismo de la guerra y en el periódico El Sindicalista escribe, el día 19 de julio de 1937, un artículo llamado La guerra sobre los niños en el que pide que se los mantenga al margen del odio de la contienda, porque ellos son el futuro y ha de construirse una sociedad en paz: "Volvedlos de espaldas a nosotros, no les enseñéis el vocabulario de nuestros errores y nuestras venganzas. No les digáis niños fascistas o antifascistas, porque los niños copian el gesto (...)".
Un mes antes ha tenido que dejar su puesto como directora del Consejo de Asistencia Social, al ser destituida Montseny del Ministerio de Sanidad.
En Madrid la situación es cada vez peor y, después de más un año de asedio nacional sobre la capital, el 3 de noviembre de 1937, Amparo Poch decide trasladarse a Barcelona, una ciudad que ya conoce por los viajes que ha realizado en representación de la asociación Mujeres Libres. Tan sólo un mes después, en diciembre de 1937, se hace cargo en la capital catalana de la dirección del Casal de la Dona Treballadora, un centro en el que se imparten cursos para obreras y mujeres sin recursos. Su misión fundamental consiste en enseñarles a leer y escribir y capacitarles para ocupar puestos que hasta entonces habían sido copados por los hombres pero que ahora comienzan a necesitar de mano de obra femenina.
Cuando la Guerra ya está perdida, Amparo Poch se traslada a Francia y se instala en Nimes, desde donde sigue trabajando del lado de los que lo necesitan, y al poco comienza a formar parte de Cruz Roja Republicana Española, un organismo que nace en los campos de concentración franceses con el fin de ayudar a los compatriotas exiliados que se encuentran en malas condiciones. En el año 1945 se dirige a Toulouse, donde comienza a colaborar con publicaciones libertarias del exilio, actividad que no dejará hasta su muerte, en 1968.
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