Esta acción bélica se encuadró en la ofensiva del Frente Norte que realizaron las tropas nacionales entre marzo y octubre de 1937 en la Guerra Civil Española bajo las órdenes del general Emilio Mola.
La ofensiva se inició el 31 de marzo de 1937 con el bombardeo de las poblaciones vascas en la retaguardia: Durango y Elorrio. El general Emilio Mola ya había amenazado previamente por radio que si la sumisión de Vizcaya no era inmediata, arrasaría toda la provincia, puesto que disponía de recursos suficientes para hacerlo. Este bombardeo fue uno de los más terribles de la guerra, pues la población no constituía ningún objetivo militar importante, su único fin era atemorizar a la población civil; pues en el frente norte fue el primer bombardeo aéreo de una ciudad indefensa.
Desde el Gobierno Vasco se dijo que el bombardeo de ciudades abiertas, algo inédito hasta ese momento, respondía al desarrollo de la Teoría de Dohuet, un general italiano que había muerto en 1930. Giulio Dohuet recalcaba la importancia de concentrar los bombardeos en zonas de retaguardia donde la moral y la resistencia era más débil que en el frente. Por lo que era una manera de desmoralización de la población civil.
Ruina de una de las iglesias bombardeadas |
El ataque aéreo fue perpetrado por la Aviación Legionaria italiana concretamente por doce Savoia-Marchetti S.M.81. y escoltados por cazas Fiat CR-32 causando gran destrucción de edificios. El bombardeo comenzó temprano por la mañana desde el barrio de Kurutziaga, mientras gran parte de la población madrugaba y realizaba sus quehaceres. En el pueblo cayeron bombas sobre el convento de Santa Susana, donde 11 monjas fallecieron debido a la explosión, como en la iglesia de Santa María y la iglesia del colegio San José de los Jesuitas. Las víctimas totales superaron las 250, la mayoría civiles, muchos de los cuales eran devotos que en esos momentos se encontraban en misa.
Ante tal ataque a un pueblo eminentemente católico y devoto, la radio franquista de Valladolid informaba el 2 de abril que solo se habían atacado objetivos militares y achacaron la destrucción de los monumentos religiosos a los republicanos, como aseguró más tarde el general Queipo de Llano. Franco también afirmaba que el ataque a la población vizcaína fue por ser un objetivo militar. Además, Radio Salamanca difundía que la culpa del bombardeo correspondía a aquellos que habían convertirlo a la población en objetivo militar por depositar allí material de guerra.
Objetivo: ¿las iglesias?
El general Mola ansiaba finalizar de una vez la conquista de Vizcaya; Bilbao, no obstante, resistía. De esta manera, un ingeniero de Elorrio llamado Alejandro Goicoechea —inventor del tipo de tren denominado como Talgo—, encargado de fortificar Vizcaya y de protegerla de los golpistas, abandonó a la República para apoyar a los franquistas.
Unas semanas antes, se había hecho entrega en el Cuartel General del Generalísimo de un informe sobre el sistema de fortificaciones y defensas de Vizcaya. En este informe se especificaba los cuatro objetivos militares específicos de Durango: el convento de los jesuitas (cuartel del batallón "kirikiño" del PNV), la Casa Mendizabal (Batallón de Artillería) y dos descripciones genéricas, referenciados como "Antigua lonja" y "Convento".
Otros objetivos estratégicos eran el convento de Santa Susana (base del batallón de zapadores y minadores), el convento de San Francisco (cuartel de varios batallones), La Iglesia de Santa María de Uribarri, en pleno centro del pueblo, junto a los Jesuitas y la Plaza del Mercado, que era el almacén de Intendencia, hasta su traslado al convento de San Agustín.
Por otra parte, se ha demostrado que el fin del bombardeo no era precisamente destruir los cuarteles y posiciones militares, sino terminar con el mayor número de personas posible y la desmoralización de la población. De hecho, el jefe de Estado Mayor el teniente coronel Wolfram von Richtofen, que más tarde planeó y organizó la Blitzkreig sobre Polonia, aseguró en un informe que los hogares de pueblos como Guernica, Durango o Eibar eran estructuralmente similares a los de Polonia o Bélgica, lo cual indica que los bombardeos eran un experimento militar para la inminente Segunda Guerra Mundial.
Otro de los puntos clave que el militar nazi reveló, tal y como plasman Josep María Solé i Sabaté y Joan Villarroya en España en llamas. La guerra civil desde el aire, eran los objetivos eclesiásticos. "Durango. Pequeña y bonita ciudad, con hermosos palacios de nobles. Tras un doble bombardeo de los italianos tiene un aspecto horrible. Es como si las bombas hubiesen buscado precisamente las iglesias", escribió Von Richthofen en su diario.
. Crímenes en Durango (Pensamiento alavés 6/04/1937)
. Crímenes en Durango (Pensamiento alavés 6/04/1937)
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