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jueves, 3 de marzo de 2011

Conducta ejemplar de la fuerza pública

En la hora grave y de peligro, la fuerza pública ha dado un ejemplo de disciplina y amor a la República, que es de justicia resaltar. Contra las insidias de los contratistas del orden, nosotros tuvimos siempre una confianza absoluta en Cuerpos tan afectos al Poder legítimamente constituido como la Guardia civil y la Guardia de Asalto. Los hechos no han defraudado aquella confianza, sino, muy al revés, la robustecen. Los ejemplos de Melilla y Sevilla lo demuestran. La actitud valerosa e inflexible del oficial que mandaba la Guardia civil en Melilla, negándose a quebrantar sus deberes y resistiéndose a la seducción y a la amenaza, quedará como un monumento, ante el que habrán de inclinarse con devoción los amantes de España y de la República. La actitud de las unidades que en Sevilla han mantenido su adhesión al Poder constituido y se han enfrentado contra fuerzas muy superiores en número, entregando el sacrificio de su vida en aras del deber, es otro ejemplo admirable. 

En estos momentos de emoción en que el pueblo, vigilante, aprecia conductas y discierne responsabilidades; en que precisa examinar y estimar el proceder de todos; en que el Gobierno requiere el esfuerzo de los buenos patriotas, deben ponerse muy alto los merecimientos de quienes no han olvidado lo que merecen España y la República. No los han olvidado esos dignos y heroicos servidores del Estado. 

Por fortuna, la fuerza pública, desoyendo a los perturbadores de la paz social, mantiene su adhesión a la República y se ve confortada con la actitud del pueblo, decidido a que los enemigos del régimen tengan el castigo que corresponde a su osadía. 

El Gobierno sabe y puede hundir en la derrota a los sublevados contra la República; pero recuerde y apresúrese a poner en la cumbre del elogio a esas unidades de guardias de Asalto y a esa fuerzas de la Guardia civil, que tienen el deber de defender el régimen. Por nuestra parte, nos apresuramos a cantar nuestro himno de republicanos en loor a esos incorruptibles defensores del régimen, que en Marruecos y en Sevilla, ayer, y mañana, si fuese preciso, en toda la nación. saben probar cómo se sirve a la patria y cómo se hace el sacrificio de la vida por el honor y por la paz de España. 

La Libertad - Año XVIII Número 5086 - 1936 julio 19 (19/07/1936)

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