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martes, 9 de septiembre de 2014

Dos conceptos y dos estilos (Diario: Imperio, diario de la Falange de Zamora)

Antes, bajo una visión parcial de interesada de los problemas de ESPAÑA, no había  en boca de los hombres para calificar al Gobierno de la cosa pública más que un concepto: política. Y, consecuentemente con él, había tan sólo un estilo; el de la ruindad y el favoritismo.

La "política", debiendo ser sentido recto y ordenado, fue degenerando lentamente, hasta que llego a significar lo contrapuesto a sí misma, a su esencia, prostituyendo la realidad para convertirla en ficción, la sinceridad en mentira, la nobleza en amaño. Y así, varias generaciones la recogen y transmiten, hasta puede llegar a nosotros, herederos, como herencia maldita, que repudiamos.

Política en sí: modo equitativo de dirección de los pueblos. Política en ESPAÑA y para lo políticos: medio de sucesión en poderes, arribismo y encauzamiento de los problemas en beneficio de una clase, cuando no del político con menosprecio y daño de los intereses generales.

He ahí dado un proceso de falseamiento, en el que can compendiadas:
a) El turno tristemente célebre mantenido por los "partidos".
b) La concepción caciquil y mezquina de ESPAÑA.
c) La lucha de clases.
d) Como consecuencia necesaria, el apagamiento del espíritu patriótico.
Tras el primer concepto veamos su estilo.

No es otro que el de la insinceridad y la intriga, equivalentes a la ruindad y el favoritismo antes citados. Engaño constante era la "táctica vieja", fraude al pueblo y lejos de presentarse por los políticos remedio a sus aflicciones, hacer una vuelta de espaldas a la VERDAD, y consignar únicamente como ésta la suya. Corría la época de la "verdad oficial".

Y, en tanto, raudales sangrientos, vivos del ALMA NACIONAL, que destilaba gota a gota en suplicio cruel, su desencanto y desilusión, para que los políticos amasaran sobre los cimientos del olvido, del rencor, del odio, la verdadera y funesta lucha de clases, así iniciada por «lucha entre 
los políticos". ¿Causas? Ese afán egoista e interesado en su estilo de los políticos, con voluntaria dejación de sus deberes augustos. ¿Su consecuencia? Materialización de la vida y relajación del concepto sagrado del PATRIOTISMO. 

Ahora, frente a tales conceptos y estilo de la ESPAÑA y su gobierno, y en el nuevo concepto que la FALANGE se ofrece, y su estilo, al igual nuevo. En el concepto, ESPAÑA es concebida por la FALANGE como «unidad de destino» y para la Falange, no existe, ni tiene sentido el vocablo político. Queremos a la PATRIA, por serlo en su misma esencia, en su propio ser y la quiere la FALANGE, para si misma: ESPAÑA para ESPAÑA, y no pera la "política". 


La nueva época, la era azul, no es más que NACIONAL, auténtica y verdaderamente NACIONAL; pospónense en ella los intereses y los egoísmos parciales y tan sólo hay un NORTE: el orgullo y el engrandecimiento de la PATRIA.

¿Estilo de la Falange? Nuevo "ardiente, directo y combativo". Impulso de juventud, que no sabe de compromisos ni meditaciones; fé en sí y en España. 

No queremos en la Falange, favoritismo, ni ansias de medro personal. En nosotros, en nuestro estilo no se conciben. 

En resumen: frente al concepto viejo y parcial de ESPAÑA, nosotros, la FALANGE cree en la suprema realidad de ELLA; frente al estilo arcaico de antesalas y titubeos, la Falange presenta el suyo, recto y claro, del deber sagrado de lucha por España. 

Y, como camino para conseguirlo, la unión más estrecha entre todos, el amor, que en nuestro lenguaje tiene una palabra, CAMARADA, para designarlo: y, en fin, como consigna una, la PATRIA que queremos encontrar al grito de ¡ARRIBA ESPAÑA!

Imperio : Diario de Zamora de Falange Española de las J.O.N.S. Año I Número 1 - 1936 Octubre 29

sábado, 6 de septiembre de 2014

Altamira y Crevea, Rafael (1866-1951)

Historiador y jurista alicantino. Catedrático de Instituciones Políticas y Civiles de América de la Universidad de Madrid. Juez del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. Profesor de la Institución Libre de Enseñanza. Autor de numerosos estudios históricos y jurídicos: Historia de España y de la civilización española, Historia del Derecho español, etc. 

Durante la Guerra Civil prestó apoyo al bando republicano, por lo que al término de la contienda, y a pesar de su avanzada edad, se exilió a Francia, y después, cuando este país fue invadido por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, a México, donde siguió dedicándose a sus actividades profesionales hasta su fallecimiento. 

V. exilio, intelectuales en el.

«Alsedo»

Destructor de la Armada española construido en Cartagena en 1920, de 1040t de desplazamiento, 86,26 m de eslora, 8,25 m de manga y 4,4 m de puntal, con una autonomía de 2 500 millas a 15 nudos y una dotación de 84 hombres.

Al estallar la Guerra Civil se hallaba limpiando fondos en Cartagena, y quedó por consiguiente a disposición de las fuerzas navales republicanas, en las que prestó servicio a lo largo de toda la contienda, sin intervenir en ninguna operación de especial significación. Finalizada la lucha, fue capturado por los nacionalistas en Cartagena, en cuyo arsenal se hallaba en reparación. 

V. Marina de guerra republicana

Bibliografía:

Título La guerra civil española en el mar
Autor Michael Alpert
Edición reimpresa
Editor Grupo Planeta (GBS), 2008

viernes, 5 de septiembre de 2014

Alonso Vega, Camilo (1889-1971)

Militar.Compañero de promoción, amigo intimo y paisano del general Franco, con el cual colaboró prácticamente durante toda su vida: en la Legión -donde Alonso Vega tuvo una destacada actuación-, en la Academia General Militar de Zaragoza -de la cual el citado  Franco fue su director y Alonso Vega, profesor-, en la sofocación de la revolución de Asturias de octubre de 1934 -siendo Franco jefe del Estado Mayor Central-, durante la guerra civil y en la posguerra. En 1936 era teniente coronel del Arma de Infantería, jefe del Batallón de Montaña «Flandes» 8. de guarnición en Vitoria, ciudad que, sin dificultades para los sublevados, se unió al alzamiento militar gracias a la rápida intervención del general García Benítez, secundado por Alonso Vega.

Durante la contienda, este último participó con indiscutible éxito en la mayor parte de las operaciones militares importantes, casi siempre al mando de tropas navarras: campaña de Vascongadas y Santander, toma de Vinaroz y llegada de los nacionalistas al Mediterráneo -con lo cual el territorio republicano quedó partido en dos mitades, sin comunicación terrestre entre sí-, batalla de Brunete -«Alonso Vega ganó la guerra deteniendo a mi ala derecha en Brunete», dirá años después el general republicano Miaja-, batalla del Ebro, campaña de Cataluña —entra en Barcelona y en Gerona y llega hasta Port-Bou-. 

Terminada la contienda ocupa cargos políticos de responsabilidad: consejero nacional de FETy de las JONS, procurador en Cortes, director general de la Guardia Civil, ministro de la Gobernación. En 1969 fue ascendido a capitán general, dignidad militar sólo alcanzada en vida durante el régimen franquista por el propio general Franco y por Agustín Muñoz Grandes. 

V. Vitoria, alzamiento en.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Alonso Rodríguez. Elfidio (1905-2001)

En 1923 viajó a Madrid para matricularse en la carrera de medicina, en la entonces Universidad Central. Afectado de tuberculosis, regresó a Tenerife donde colaboró con diversos periódicos locales, como La Prensa, La Tarde y el diario Informaciones. En el primero de ellos publicó su primera novela por entregas, titulada Don Juan y el donjuanismo.

A finales de 1929 regresó a Madrid para continuar sus estudios de medicina. En la capital comenzó su relación con el ideario republicano, sobre todo a través de la fundación de la revista Islas. En 1930, de nuevo en Tenerife, fue nombrado presidente del Círculo de la Juventud Republicana de las Islas Canarias; los comienzos de su actividad política no fueron óbice para que Elfidio continuase ligado al mundo periodístico. Buena prueba de ello fue la fundación, en 1931, de la revista Proa, editada en Santa Cruz de Tenerife y donde le acompañaban otros periodistas del calibre de Ernesto Pestano y Domingo Molina.

La revista Proa fue la base del periódico de ideología republicana Hoy, donde el tinerfeño desempeñó el cargo de subsecretario y donde contó con diversas columnas de opinión firmadas bajo el pseudónimo de Sagitario. Pero fue con la proclamación de la Segunda República, el 14 de abril de 1931, cuando Elfidio Alonso se decantó definitivamente por el periodismo político, actividad que compaginó con diversos cargos en la organización gubernamental de la República. En 1931 fue nombrado secretario de Antonio Lara y Zárate, gobernador republicano de Tenerife, aunque a finales de ese mismo año Elfidio regresó a Madrid como secretario del grupo de diputados tinerfeños en la cámara legislativa. Tras la disolución de las Cortes, acompañó de nuevo a Antonio Lara y Zárate, esta vez como secretario del ministerio de Hacienda. En 1933 Elfidio presentó su candidatura a diputado por la circunscripción tinerfeña, dentro del Partido Republicano de Tenerife, incorporándose al Parlamento desde ese año hasta que la insurrección de 1936, causante de la Guerra Civil, acabó con la representatividad de este órgano.

En su labor periodística, Elfidio estuvo ligado al diario El Imparcial, para el que publicaba las crónicas de las sesiones parlamentarias y donde conoció al escritor Ricardo Baroja. De igual manera, el periódico republicano Hoy siguió contando con sus colaboraciones habituales. También en esta época de febril actividad intelectual, política y literaria hay que datar la redacción de su más famosa novela, Los guanches en el cabaret. En 1936, después de haber participado en la escisión de la Unión Republicana, Elfidio se presentó como candidato al Congreso por la recién nacida Izquierda Tinerfeña, donde salió elegido en compañía de otros destacados políticos republicanos canarios, como Luis Rodríguez Figueroa y Emiliano Díaz Castro. En mayo de 1936 se trasladaría junto a sus compañeros hacia Madrid, donde le sorprendió el golpe militar del general Franco, y con él la Guerra Civil. 


El 15 de agosto de 1936, Elfidio Alonso se hizo cargo de la dirección del periódico ABC, que pasó a denominarse ABC- Periódico Republicano de Izquierda. El reto del periodista tinerfeño fue, indudablemente, convertir a un diario totalmente contrario a los intereses de la República en un periódico coherente con la gobernación. Como redactor jefe y mano derecha de Elfidio figuró otro gran periodista, Mariano Espinosa, además de un jovencísimo Julián Marías que dio sus primeros pasos en el periodismo dentro del ABC republicano. Como la redacción del ABC conservador se había trasladado a Sevilla, el popular diario fue el único que se editó durante la Guerra Civil en dos formatos, uno a favor de la República y otro a favor de la sublevación militar. Elfidio, al frente del primero, trató de potenciar las imágenes, las fotografías y toda la información relativa al frente, desempeñando un digno papel en el periodismo español de la época a pesar de la escasez de medios con que contó.

En el plano político, Elfidio siguió trabajando a favor de la República como miembro del Comité Nacional del Frente Popular y también como secretario general de Unión Republicana. Durante la presidencia de Francisco Largo Caballero, Elfidio fue nombrado subsecretario del Ministerio de Obras Públicas, por lo que en 1937 trasladó su residencia a Valencia, sede del precario gobierno republicano en guerra. Un año más tarde, de la mano del gobierno de Juan Negrín López, se trasladó a Barcelona como subsecretario del Ministerio de Transporte y Marina Mercante. A finales de ese mismo año tuvo que exiliarse a Francia, aunque cayó prisionero de las tropas franquistas que le recluyeron en un campo de concentración de la frontera entre Francia y Cataluña. Se da la circunstancia de que fue el futbolista internacional del F. C. Barcelona, José Samitier, el que le ayudó a escapar de su prisión. A Elfidio sólo le quedaba la opción del exilio.

El primer destino del éxodo del periodista canario fue Santo Domingo, donde colaboró en el diario La Nación. Los periódicos mejicanos Estampa y Ya Gráfico, así como el venezolano Gente Nuestra también se honraron con el trabajo de este maestro de periodistas. Después de la muerte de Franco, en 1975, Elfidio regresó a España y se instaló en San Sebastián (Guipúzcoa), aunque a partir de 1990 volvió a su Tenerife natal. El 28 de abril de 1998, el Gobierno Autonómico de Canarias, en la persona de su presidente, Jerónimo Saavedra, concedió a Elfidio Alonso la Medalla de Oro de Canarias, la más alta dignidad de las islas. Del matrimonio entre Elfidio y su segunda esposa, Josefina Rodríguez Machado, nació un hijo, Elfidio, uno de los cantantes del más destacado grupo de músical folk de raigambre canaria: Los Sabandeños. Hasta pocas semanas antes de su fallecimiento, el 28 de febrero de 2001, Elfidio colaboró con los periódicos canarios La Gaceta y Diario de Avisos, donde mantenía una columna de opinión semanal.

V. Cortes repubucanas

http://www.mcnbiografias.com/

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Alonso Ríos, Antonio (1887-1980)

Cursó en Santiago la carrera de Magisterio y en 1906 terminó los estudios y fue nombrado profesor auxiliar de la Escuela Normal. En mayo de 1908 emigró a Argentina y entró a trabajar como suplente en una escuela de la capital argentina y de 1913 a 1920 de profesor de Historia en el Instituto Politécnico.

Su preocupación política y social había ido creciendo, militando en varias asociaciones e hizo visible ya su preocupación por la calidad de la enseñanza en las escuelas creadas por los emigrantes.

En 1921 se convocó en Buenos Aires el congreso fundacional de la Federación de Sociedades Gallegas Agrarias y Culturales. La Federación fue virando hacia posiciones galleguistas y con la proclamación de la República en España en 1931, la Federación participó en la fundación de la ORGA. 

En junio de 1931 Alonso Ríos fue elegido unánimemente presidente de la Asamblea Republicana de La Coruña, convocada por la Federación Republicana Gallega, para el estudio del anteproyecto del Estatuto de autonomía de Galicia. Alonso Ríos también aprovechó para hacer escala en Barcelona para entrevistarse con Macià, y de vuelta a Galicia, hizo escala en Madrid, donde tuvo un fuerte encontronazo con Santiago Casares Quiroga, a quien le hace llegar las opiniones de la emigración, haciendo hincapié en los "derechos nacionales" de Galicia. Al no salir elegido diputado en 1931  trabajó como director de la escuela fundada por los emigrantes de Tomiño "Aurora del Porvenir".

También participó en la organización del movimiento agrarista en Pontevedra. Así, en 1936 fue elegido miembro del Consejo Directivo Provisional de la Federación Provincial Agraria de Pontevedra, por la que se presentó candidato, integrado en la candidatura del Frente Popular. Salió elegido diputado y se unió al grupo de diputados galleguistas, sometiéndose a la disciplina del Partido Galeguista. Desarrolló una labor intensa en favor de la aprobación Estatuto de autonomía Galicia.

La noticia de la sublevación del 18 de julio llegó a Galicia por la mañana, y por la noche Alonso Ríos participó en la formación de un comité de defensa de la República en Tomiño. Agrupa a guardias de Asalto y los concentra en Tuy, con el propósito de de luchar contra los sublevados. Organizó la resistencia protagonizando escaramuzas en Tuy, teniendo finalmente que huir de la localidad.

Tras vagar varios días por distintos municipios, encontró acogida, junto a Guillermo Vicente (alcalde de Tuy), en una casa en Torroña, un lugar del municipio de Oya, donde permaneció escondido desde el 31 de julio hasta el 11 de agosto. Por el peligro de ser encontrados decidieron marcharse varios días para volver otra vez el 14 de agosto, permaneciendo hasta el 19 de agosto. Tras saber que les estaban pisando los talones deciden volver a marchar. En ese punto, Guillermo Vicente se separó de Alonso Ríos. No volverían a verse. Alonso Ríos, con la intención de ir a Asturias, aún en manos de la República, camina por el monte hasta que encuentra un escondite, quedándose en él desde el 20 de agosto hasta el 3 de septiembre. En este tiempo decide hacerse pasar por mendigo. Pasa por lugares como Gondomar, las Gándaras de Budiño, Salceda de Caselas, Las Nieves, La Cañiza, Melón... comiendo y durmiendo en posadas y pidiendo limosna en algunas casas. Pero comenzó a serle difícil caminar sin documentación de pobre, ya que en algunas posadas no le dejaban entrar y ya le habían sometido a algún interrogatorio.

Para poder responder a las preguntas y no ser descubierto comenzó a inventar una nueva identidad. Se hizo pasar por portugués, autobautizándose como Afranio de Amaral, nombre de un naturalista brasileño. Una vez elegido el nombre inventó todo lo demás: había nacido cerca de Lisboa, y a los cinco años, junto con su padre, también llamado Afranio, fue recorriendo Portugal pidiendo limosna. Después pasaron a Galicia y después de trabajar en diversos lugares, su padre murió cuándo él tenía siete años. Se dedicó a trabajar junto con un aprendiz en La Guardia hasta que en una casa de Quiroga en la que había hecho un arreglo le cogieron de criado. Allí permaneció hasta que le cogió la gripe de 1918, tras lo que decidió echarse al camino a pedir limosna. Su poco oficio de pobre y su gentileza provocó que la gente le llamara "Siñor Afranio".

Desde el 18 al 29 de septiembre estuvo en Boborás. Después de partir, tras pasar por varios sitios, fue acogido en una casa en Rois. Allí le mostraron interés por tener un patrón para guardar el ganado y realizar diversas cosas más. Tras insistir en que le habían dado el puesto, fue aceptado trabajando dos días de prueba (1 y 2 de octubre). Allí pasó nueve meses como criado de la casa. A continuación pasó a trabajar en una casa en otra parroquia de Boborás, donde pasó un año. Tras dos intentos frustrados, logró pasar a Portugal, donde trató con un pastor para que le hiciese las gestiones para su traslado a Oporto. Como la policía estaba otra vez sobre sus pasos, un hombre que ya había ayudado a pasar la frontera a otros refugiados se comprometió a ayudarlo, ya que el pastor le hubiese a caer en las manos de los agentes de Oliveira Salazar. Se escondió en una cueva de la Serra da Peneda, ya en Portugal, donde pasó un mes. Después de esto llegó definitivamente a Oporto donde pasó varios meses, y después fue a Lisboa. Embarcó para Casablanca y de allí para Buenos Aires. En Buenos Aires fue recibido como un símbolo del triunfo de la resistencia.

Una vez en América Alonso Ríos participó del galleguismo del exilio. En 1944 los únicos diputados galleguistas refugiados en América (es decir, Alonso Ríos, Castelao, Elpidio Villaverde y Ramón Suárez Picallo) fundaron en Montevideo el Consejo de Galicia, cuya presidencia ocupa Castelao y del que Alonso Ríos fue secretario y, tras la muerte de Castelao en 1950, presidente.

Durante los últimos años de su vida, Alonso Ríos continuó participando activamente en todas las actividades galleguistas de la colectividad gallega en Argentina, hasta su muerte en 1980.

V. Cortes republicanas.

martes, 2 de septiembre de 2014

Alonso Mallol, José

Nacido en el barrio del Raval Roig de Alicante, fue cofundador del histórico periódico alicantino El Luchador, presidente del primer sindicato de estudiantes de la provincia, Presidente del Ateneo y del Círculo de Bellas Artes, Presidente de Izquierda Republicana (IR) de la provincia de Alicante, Gobernador civil de Asturias y de Sevilla entre octubre de 1931 y septiembre de 1933. Tras la victoria del Frente Popular en las Elecciones de Febrero de 1936, fue nombrado Director General de Seguridad y desde ese puesto ilegalizó a Falange, incluyendo la detención de José Antonio Primo de Rivera y otros de sus dirigentes. Unos meses después se produciría el asesinato de José Calvo Sotelo, de gran impacto social, y el 17 de julio se producía Golpe de Estado que daría lugar a la Guerra Civil. 

Antes, en junio, Mallol pudo frustrar el levantamiento de Mola en Paplona, pero Mallol estaba convencido de que éste no estaba implicado en actos subversivos contra el Gobierno. De este modo, el 4 de junio de 1936 Mallol, aparentemente por sorpresa, realizón una inspección policial en Pamplona para comprobar si la información recibida del inspector general del Ejército sobre actividades conspirativas era cierta o no. Pero, antes de que llegase a la ciudad, el general Mola había sido advertido por un policía de Madrid, que había estado a sus órdenes cuando había dirigido la Dirección General de Seguridad en 1930. Por tanto, el Gobierno creyó el informe de Mallol, que afirmaba que todo estaba tranquilo, hasta el punto de que, en vísperas de la guerra, cuando en un debate parlamentario se nombró al general Mola como uno de los hipotéticos jefes de una sublevación militar ne ciernes, "Casares Quiroga asumió su defensa y replicó que Mola no era traidor, y terminó con esa frase que se hizo célebre: ¡Respondo con mi cabeza de la lealtad de Mola!". 

A finales de julio dimitió Mallol, frustrado ante la incapacidad del aparato estatal para impedir que los criminales descontrolados y las milicias se tomaran la justicia por su mano. Antes del 18 de julio, Mallol había hecho frente a la violencia callejera subversiva de la Falange y había trabajado duro para desmantelar el golpe militar. Tras su dimisión, fue nombrado Inspector General de los Consulados de España en el Norte de África hasta 1938 por el primer ministro José Giral lo envió al norte de África con la misión de intentar sublevar a las tribus indígenas rifeñas –vivero de mercenarios para el ejército rebelde-.

Fue espía de los aliados, luchador antifascista y representante de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE) en Casablanca, puesto desde el que logró salvar la vida de más de cuatro mil españoles, a riesgo de perder la suya al ser detenido por la Francia de Vichy para ser entregado a la España de Franco. Se exilió posteriormente a México junto a Carlos Esplá Rizo, posteriormente llega con su hijo José Alonso Selles y su familia.

V. Pamplona, alzamiento en.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Alonso Goya, José María

Nació en Torrelavega (Santander). Se traslado muy joven a Madrid para estudiar farmacia, en cuya facultad rápidamente entró en contacto con Falange Española; enamorado de su proyecto, José María, un hombre muy comprometido, se convirtió en uno de sus activista de primera más comprometidos, participando en numerosos enfrentamientos, como la acción punitiva del 16 de marzo de 1935, en la que dirige una de las escuadras de escarmiento a Almacenes SEPU, originado por el despido de 15 modistillas acosadas por presiones de grupos marxistas. 

Asciende rápidamente en la jerarquía del SEU, interviniendo como consejero en el 1º Congreso Nacional del sindicato universitario

Al inicio del curso de 1935-36, abandona Madrid, para hacerse cargo de la jefatura de la Primera Línea de su ciudad natal formada fundamentalmente por estudiantes como él, y la Jefatura Provincial de la Milicia de la Montaña. En este momento entra en relación con Manuel Hedilla; su relación personal con el que sería II Jefe Nacional de Falange, y el paso a la línea de acción directa marcaría a partir de ese momento la vida de José María, que empieza a hacer famosas sus gafas negras en los actos de la Falange montañesa.

Durante las vacaciones de navidad de ese año, interviene en el 2º Congreso Nacional del SEU, representando a la Sección 2ª (Oviedo, Palencia, Santander, Burgos), que es clausurado por estas palabras de José Antonio: “Entre unos y otros pueden los muchachos hoy enzarzarse a tiros; [---]. Pronto se habrán entendido por encima de su luchas y harán juntos nuestra España verdadera”. No sabía José Antonio entonces cuan poco proféticas serían sus palabras y que esos enfrentamientos, hasta ahora entre Falangistas e izquierdistas, se harían extensivos a sus propias filas.

Llegado febrero del 36 y la campaña electoral para las próximas elecciones, participó activamente mitineando por la provincia de Santander, hasta que a partir del 16 de febrero comienza una intensa campaña de agresión a los afiliados y sedes de Falange. El 19 de febrero sin conocerse los resultados de la 2ª vuelta, Azaña se hace cargo del gobierno. En Santander se convoca por parte del Bloque Popular una manifestación que bajo el título de “Exaltación proletaria y republicana” no esconde si no la intención de asaltar las sedes de los partidos rivales. Avisado por el Gobernador Civil de Santander, Hedilla convoca a Goya y le Ordena – “Van a asaltar nuestro local y es preciso defenderlo. Aquí no debe poner el pie ni un marxista” -, la respuesta de Goya es escueta – “Pediré voluntarios. Y ¡a tus órdenes!. Con 15 voluntarios, no todos armados, organiza la defensa y a la primera descarga al aire, la turbamulta de manifestantes que a las 10 de la noche inician el asalto, huyen en desbandada. Se cuenta la anécdota de que “Tras dispersar a los asaltantes, los defensores habían escondido las pistolas utilizadas colgándolas de finos cordeles por la parte exterior de unas ventanas que daban al patio, ocultando (las vainas de) los cartuchos utilizados en un botijo. La sed de un guardia de asalto los hizo sonar dentro, cuando creían salvado el registro”.

Informado José Antonio de la acción, y gratamente impresionado por la organización y serenidad demostrada en la operación, ordena a Hedilla y a Goya incorporarse a Madrid, donde quedó el segundo para hacerse cargo de la defensa de la sede central, y recibiendo por expediente 22 de Madrid, un aspa blanca.

El 9 de marzo es detenido en Santander por primera vez junto con varios camaradas, y puesto en libertad. En el tiempo de la clandestinidad, Alonso Goya participa junto con Manuel Mateo en algunas de las misiones conspiratorias de Manuel Hedilla, que consistieron en articular la oposición contra el Frente Popular, acudiendo a 17 provincias, de las que 15 se incorporaron al alzamiento. Toda esta actividad se desplegó entre los meses de abril y junio de 1936.

“A primeros de junio de 1936 fue detenido junto con otro falangista, José María de Lemús Díaz Calderón, con diecisiete pistolas y una escopeta que llevaba en un maletín y había recogido del domicilio del segundo. Alonso Goya fue internado en la prisión de Madrid y el 19 de Agosto, con un mes de guerra civil a las espaldas de España, debió ser trasladado a la Audiencia a prestar declaración, lo que no fue posible porque la Guardia Civil no dispuso el vehículo para el traslado. Convocado nuevamente el 31 de Agosto, Alonso Goya tampoco acudió, esta vez por la sencilla razón de no estar en la prisión. Sabemos de los asaltos asesinos que el 22 y 23 de Agosto se realizaron por parte de las "milicias populares" en las prisiones de Madrid saldados con el asesinato de muchos reclusos políticos y la puesta en libertad de los comunes. Quizás por confundirle con estos últimos Alonso Goya salvó la vida.”. Tras refugiarse en la Embajada de Cuba, Gumersindo García y José María Alonso Goya llegan a Burgos desde la zona enemiga a mediados de septiembre, donde se hace cargo de la Jefatura de Milicias.

A partir de aquí se inician los llamados “Incidentes de Salamanca” que comienzan en la noche más larga de la Falange, la del día 16 de Abril de 1937.

La anunciada unificación y la discusión interna en Falange sobre el liderazgo de Manuel Hedilla, llevan a este a llevar a cabo algunos movimientos encaminados a afianzar su liderazgo. El día 12 de abril visita el frente norte y logra la autorización para el traslado a salamanca de algunos de sus incondicionales entre los que se encuentra Alonso Goya, y el día 13 convoca en Burgos un congreso extraordinario con dos puntos a tratar: La disolución de la Junta de Mando y la elección del Jefe Nacional hasta el regreso de José Antonio o de Fernández Cuesta.

El 16 tiene lugar una reunión conspiratoria entre los principales opositores a Hedilla: Agustín Aznar, José Moreno, Sancho Dávila, Jesús Muro y Rafael Garcerán, que deciden adelantarse al congreso destituyendo a Hedilla y nombrando un triunvirato. Así se lo comunican y Hedilla parte hacia el Cuartel General de Franco con quien se entrevista, y los disidentes se atrincheran en sus cuarteles y domicilios.

A primera hora de la noche llega de Burgos José María Alonso Goya y en la reunión celebrada en casa de Hedilla, Goya defiende la conciliación. Solicita autorización para tratar de arreglar las cosas apoyándose en su amistad con Sancho Dávila, con quien ha compartido celda en la Modelo y refugio en la Embajada de Cuba, lo cual Hedilla aceptó sin mucho entusiasmo aconsejándole: “No quiero violencias de ninguna clase, Goya”.

De allí sale con el propósito de ir a ver a Dávila para intentar convencerle de que cambiara de actitud y se aviniese a negociar, y posiblemente de traerle a presencia de Hedilla junto con Garcerán, “por su pie o en parihuelas”, que es tanto como decir “por las buenas o por las malas”.

No considerándose prudente que acudiera solo, se le encarga que previamente vaya a la academia de mando de Falange de Pedro Llen, para recoger refuerzos, entre ellos, la escuadra de Jefes de JONS de Santander: Daniel López Puertas, Aureliano Gutiérrez Llano, Santiago Corral y Corpas y Fernando Ruiz de la Prada.

Acompañado de estos camaradas de absoluta confianza van a casa de Sancho Dávila. Previamente les reparte un par de granadas Laffite a cada uno, pues careciendo de otro armamento que sus pistolas, y en palabras de José Maria: “Como medida de precaución. Esta noche no debemos andar inermes”.

La casa de Sancho Dávila estaba en una de las esquinas de la Plaza Mayor. Tras recurrir al sereno para que les abriera la puerta. Gutiérrez queda en la calle, Prada y Corral en el descansillo, y López Puertas en la antesala. Goya entra y expone cordialmente a Dávila sus argumentos, Dávila le conmina a abandonar a Hedilla, y suena un disparo. Al entrar en la habitación, López Puertas ve a uno de los guardaespaldas de Dávila (el antiguo socialista Manuel Peral) agachado pistola en mano junto al cadáver de Goya, dispara contra él, forcejea con Dávila, y junto con sus compañeros le retienen hasta la llegada de la policía.

A continuación Gutiérrez y Prada junto con otro falangista que se les une intentan detener a Garcerán con el cual se inicia un tiroteo, que acaba con la llegada de la Guardia civil y la detención de todos.

Maximiano García Venero se hizo cargo del cadáver y las pertenencias de Alonso Goya y logra que no se realice una autopsia que no sea si no un reconocimiento visual por parte de un médico falangista. Traslada el féretro a la Junta de Mando donde se organiza un velatorio donde Ángel Alcázar de Velasco se arranca la palma de plata de su hombro para depositarla sobre el cuerpo de Goya. El Cuartel General de Franco ordena al Jefe provincial de Falange que el entierro se haga el 18 muy de mañana, es la primera vez que una autoridad falangista recibe una orden directa de Franco. Hedilla mientras tanto está retenido por la escolta mora de Franco en el Gran Hotel. Solo el jefe del Estado Mayor, Tcol. Barroso, en nombre del Cuartel General, asiste al entierro de Goya.

Sobre los incidentes en casa de Sancho Dávila, aun sin aclarar, hay dos versiones muy diferenciadas, una la de Maximino García Venero basada en el testimonio inicial de López Puertas y Ruiz de la Prada, y otra de Alcázar de Velasco basada en la entrevista hecha posteriormente en la cárcel a López Puertas que cambió su versión:

Todos aceptan que Goya pretendía en primer lugar parlamentar, teoría que avalan: Eduardo González Camino, Tomas Rodríguez López, Víctor de La Serna, y Laporta Girón, pero también parece ser cierto que había recibido la orden de llevar a los facciosos a presencia de Hedilla, llegando incluso a afirmar López Puertas en su declaración posterior a Velasco haber recibido orden de Goya de ejecutar a Dávila en el trayecto al Gran Hotel.

De los hechos ocurridos en el interior de la casa también hay dos narraciones:
- Prada asegura que unos de los escoltas de Dávila lanzó una granada en el descansillo, y que aprovechando la distracción de Goya, Peral le disparó por la espalda.
- López Puertas mantiene la versión de que Goya encañonó a Dávila, y mientras salía de espaldas recibió el disparo de Peral, lanzándose la granada como consecuencia de la reyerta posterior.

Alcázar de Velasco, un antifranquista furibundo que había llegado a proponer la eliminación del general, llega a plantear la teoría de que el asesino fue Dávila, pues le fue intervenida una pistola del 9 corto descargada. Esta teoría podía haberse comprobado tranquilamente con la autopsia a la que se negó García Venero, pues la pistola de Peral era del 9 largo.

En cualquier caso los hechos demuestran que el asesinato de Goya quedó inmune. Fue utilizado para deponer y encarcelar a Hedilla y sus compañeros, sin embargo Sancho Dávila fue exonerado y a los pocos meses nombrado Inspector Territorial de Andalucía, y el cambio de versión de López Puertas desde la cárcel puede deberse a un intento de congraciarse con los vencedores.

El día 19, Franco firmaba el Decreto de Unificación. El asesinato de Goya le había proporcionado la excusa para integrar la Falange en su “acompañamiento coreográfico.

http://memoriazul.lacoctelera.net/post/2007/04/21/camarada-goya

V. Hedilla Larrey, Manuel.