Parte de Guerra Nacional (13 de noviembre 1936)

Defensa de Madrid.—Ofensiva de Aragón.—Operaciones en Andalucía.
 

Ejército del Norte

 

5.ª División.—En el frente de Aragón sin novedades dignas de mención.
 

6.ª División.—En Logroño y Álava sin novedad. Tiroteos y fuego de artillería en toda la zona del Cantábrico.

7.ª División.—En los barrios sur de Madrid el enemigo intentó llevar a cabo un ataque en todo el frente, siendo rechazado, con grandes pérdidas, y perseguido por nuestras tropas, que le cogieron más de 300 muertos, entre ellos muchos extranjeros, franceses, belgas y rusos y órdenes firmadas por un general ruso, así como un parte de un comandante francés que manda un batallón de extranjeros.

Nuestras fuerzas mejoraron sus posiciones a vanguardia, continuando la limpieza de la zona ocupada y casas de la misma, que, por tener un censo de más de 40.000 almas es operación laboriosa.
 

8.ª División.—Sin novedades dignas de mencionar.
 

División de Soria.—Las fuerzas de este frente han avanzado, ocupando Jirueque, causando al enemigo bastantes bajas.
 

Ejército del Sur

Sin novedades dignas de mención.
 

Actividad de la aviación.—En el aire también la suerte de las armas nos ha sido favorabilísima, pues la técnica de nuestros bravos aviadores se ha puesto una vez más de manifiesto al derribar, en el día de hoy, 11 aviones enemigos, seis de ellos de caza, en el primer combate aéreo que tuvo lugar sobre Madrid en las primeras horas de la mañana, otros cuatro de caza en el combate que tuvo lugar en las últimas horas de la tarde; aparte de ellos fue derribado, carbonizándose sus ocupantes, un avión de bombardeo ruso, que cayó sobre nuestras líneas.

Conviene hacer constar la falacia de los partes y propaganda rojas, en los cuales, para engañar al inocente pueblo madrileño que ve caer sobre Madrid aviones derribados, le dicen que pertenecen a nuestras tropas nacionales, pero ante el temor de que maten sus pilotos, tienen que decir, como en el día de hoy han dicho por la radio, que por razones internacionales no maten a los pilotos que caigan sobre la población y que deben llevarles al puesto de socorro más inmediato si están heridos o al Ministerio de la Guerra si no lo están. Esto contrasta con el martirio de que hicieron objeto unos milicianos y milicianas a un aviador español, que el día de la toma de Toledo cayó en sus manos.

Por nuestra parte tuvimos un solo aparato perdido, con su aviador muerto, al chocar en la lucha con uno de los aparatos rojos que había derribado.