Cursó en Santiago la carrera de Magisterio y en 1906 terminó los estudios y fue nombrado profesor auxiliar de la Escuela Normal. En mayo de 1908 emigró a Argentina y entró a trabajar como suplente en una escuela de la capital argentina y de 1913 a 1920 de profesor de Historia en el Instituto Politécnico.
Su preocupación política y social había ido creciendo, militando en varias asociaciones e hizo visible ya su preocupación por la calidad de la enseñanza en las escuelas creadas por los emigrantes.
En 1921 se convocó en Buenos Aires el congreso fundacional de la Federación de Sociedades Gallegas Agrarias y Culturales. La Federación fue virando hacia posiciones galleguistas y con la proclamación de la República en España en 1931, la Federación participó en la fundación de la ORGA.
En junio de 1931 Alonso Ríos fue elegido unánimemente presidente de la Asamblea Republicana de La Coruña, convocada por la Federación Republicana Gallega, para el estudio del anteproyecto del Estatuto de autonomía de Galicia. Alonso Ríos también aprovechó para hacer escala en Barcelona para entrevistarse con Macià, y de vuelta a Galicia, hizo escala en Madrid, donde tuvo un fuerte encontronazo con Santiago Casares Quiroga, a quien le hace llegar las opiniones de la emigración, haciendo hincapié en los "derechos nacionales" de Galicia. Al no salir elegido diputado en 1931 trabajó como director de la escuela fundada por los emigrantes de Tomiño "Aurora del Porvenir".
También participó en la organización del movimiento agrarista en Pontevedra. Así, en 1936 fue elegido miembro del Consejo Directivo Provisional de la Federación Provincial Agraria de Pontevedra, por la que se presentó candidato, integrado en la candidatura del Frente Popular. Salió elegido diputado y se unió al grupo de diputados galleguistas, sometiéndose a la disciplina del Partido Galeguista. Desarrolló una labor intensa en favor de la aprobación Estatuto de autonomía Galicia.
La noticia de la sublevación del 18 de julio llegó a Galicia por la mañana, y por la noche Alonso Ríos participó en la formación de un comité de defensa de la República en Tomiño. Agrupa a guardias de Asalto y los concentra en Tuy, con el propósito de de luchar contra los sublevados. Organizó la resistencia protagonizando escaramuzas en Tuy, teniendo finalmente que huir de la localidad.
Tras vagar varios días por distintos municipios, encontró acogida, junto a Guillermo Vicente (alcalde de Tuy), en una casa en Torroña, un lugar del municipio de Oya, donde permaneció escondido desde el 31 de julio hasta el 11 de agosto. Por el peligro de ser encontrados decidieron marcharse varios días para volver otra vez el 14 de agosto, permaneciendo hasta el 19 de agosto. Tras saber que les estaban pisando los talones deciden volver a marchar. En ese punto, Guillermo Vicente se separó de Alonso Ríos. No volverían a verse. Alonso Ríos, con la intención de ir a Asturias, aún en manos de la República, camina por el monte hasta que encuentra un escondite, quedándose en él desde el 20 de agosto hasta el 3 de septiembre. En este tiempo decide hacerse pasar por mendigo. Pasa por lugares como Gondomar, las Gándaras de Budiño, Salceda de Caselas, Las Nieves, La Cañiza, Melón... comiendo y durmiendo en posadas y pidiendo limosna en algunas casas. Pero comenzó a serle difícil caminar sin documentación de pobre, ya que en algunas posadas no le dejaban entrar y ya le habían sometido a algún interrogatorio.
Para poder responder a las preguntas y no ser descubierto comenzó a inventar una nueva identidad. Se hizo pasar por portugués, autobautizándose como Afranio de Amaral, nombre de un naturalista brasileño. Una vez elegido el nombre inventó todo lo demás: había nacido cerca de Lisboa, y a los cinco años, junto con su padre, también llamado Afranio, fue recorriendo Portugal pidiendo limosna. Después pasaron a Galicia y después de trabajar en diversos lugares, su padre murió cuándo él tenía siete años. Se dedicó a trabajar junto con un aprendiz en La Guardia hasta que en una casa de Quiroga en la que había hecho un arreglo le cogieron de criado. Allí permaneció hasta que le cogió la gripe de 1918, tras lo que decidió echarse al camino a pedir limosna. Su poco oficio de pobre y su gentileza provocó que la gente le llamara "Siñor Afranio".
Desde el 18 al 29 de septiembre estuvo en Boborás. Después de partir, tras pasar por varios sitios, fue acogido en una casa en Rois. Allí le mostraron interés por tener un patrón para guardar el ganado y realizar diversas cosas más. Tras insistir en que le habían dado el puesto, fue aceptado trabajando dos días de prueba (1 y 2 de octubre). Allí pasó nueve meses como criado de la casa. A continuación pasó a trabajar en una casa en otra parroquia de Boborás, donde pasó un año. Tras dos intentos frustrados, logró pasar a Portugal, donde trató con un pastor para que le hiciese las gestiones para su traslado a Oporto. Como la policía estaba otra vez sobre sus pasos, un hombre que ya había ayudado a pasar la frontera a otros refugiados se comprometió a ayudarlo, ya que el pastor le hubiese a caer en las manos de los agentes de Oliveira Salazar. Se escondió en una cueva de la Serra da Peneda, ya en Portugal, donde pasó un mes. Después de esto llegó definitivamente a Oporto donde pasó varios meses, y después fue a Lisboa. Embarcó para Casablanca y de allí para Buenos Aires. En Buenos Aires fue recibido como un símbolo del triunfo de la resistencia.
Una vez en América Alonso Ríos participó del galleguismo del exilio. En 1944 los únicos diputados galleguistas refugiados en América (es decir, Alonso Ríos, Castelao, Elpidio Villaverde y Ramón Suárez Picallo) fundaron en Montevideo el Consejo de Galicia, cuya presidencia ocupa Castelao y del que Alonso Ríos fue secretario y, tras la muerte de Castelao en 1950, presidente.
Durante los últimos años de su vida, Alonso Ríos continuó participando activamente en todas las actividades galleguistas de la colectividad gallega en Argentina, hasta su muerte en 1980.
V. Cortes republicanas.
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