Nació en Torrelavega (Santander). Se traslado muy joven a Madrid para estudiar farmacia, en cuya facultad rápidamente entró en contacto con Falange Española; enamorado de su proyecto, José María, un hombre muy comprometido, se convirtió en uno de sus activista de primera más comprometidos, participando en numerosos enfrentamientos, como la acción punitiva del 16 de marzo de 1935, en la que dirige una de las escuadras de escarmiento a Almacenes SEPU, originado por el despido de 15 modistillas acosadas por presiones de grupos marxistas.
Asciende rápidamente en la jerarquía del SEU, interviniendo como consejero en el 1º Congreso Nacional del sindicato universitario
Al inicio del curso de 1935-36, abandona Madrid, para hacerse cargo de la jefatura de la Primera Línea de su ciudad natal formada fundamentalmente por estudiantes como él, y la Jefatura Provincial de la Milicia de la Montaña. En este momento entra en relación con Manuel Hedilla; su relación personal con el que sería II Jefe Nacional de Falange, y el paso a la línea de acción directa marcaría a partir de ese momento la vida de José María, que empieza a hacer famosas sus gafas negras en los actos de la Falange montañesa.
Durante las vacaciones de navidad de ese año, interviene en el 2º Congreso Nacional del SEU, representando a la Sección 2ª (Oviedo, Palencia, Santander, Burgos), que es clausurado por estas palabras de José Antonio: “Entre unos y otros pueden los muchachos hoy enzarzarse a tiros; [---]. Pronto se habrán entendido por encima de su luchas y harán juntos nuestra España verdadera”. No sabía José Antonio entonces cuan poco proféticas serían sus palabras y que esos enfrentamientos, hasta ahora entre Falangistas e izquierdistas, se harían extensivos a sus propias filas.
Llegado febrero del 36 y la campaña electoral para las próximas elecciones, participó activamente mitineando por la provincia de Santander, hasta que a partir del 16 de febrero comienza una intensa campaña de agresión a los afiliados y sedes de Falange. El 19 de febrero sin conocerse los resultados de la 2ª vuelta, Azaña se hace cargo del gobierno. En Santander se convoca por parte del Bloque Popular una manifestación que bajo el título de “Exaltación proletaria y republicana” no esconde si no la intención de asaltar las sedes de los partidos rivales. Avisado por el Gobernador Civil de Santander, Hedilla convoca a Goya y le Ordena – “Van a asaltar nuestro local y es preciso defenderlo. Aquí no debe poner el pie ni un marxista” -, la respuesta de Goya es escueta – “Pediré voluntarios. Y ¡a tus órdenes!. Con 15 voluntarios, no todos armados, organiza la defensa y a la primera descarga al aire, la turbamulta de manifestantes que a las 10 de la noche inician el asalto, huyen en desbandada. Se cuenta la anécdota de que “Tras dispersar a los asaltantes, los defensores habían escondido las pistolas utilizadas colgándolas de finos cordeles por la parte exterior de unas ventanas que daban al patio, ocultando (las vainas de) los cartuchos utilizados en un botijo. La sed de un guardia de asalto los hizo sonar dentro, cuando creían salvado el registro”.
Informado José Antonio de la acción, y gratamente impresionado por la organización y serenidad demostrada en la operación, ordena a Hedilla y a Goya incorporarse a Madrid, donde quedó el segundo para hacerse cargo de la defensa de la sede central, y recibiendo por expediente 22 de Madrid, un aspa blanca.
El 9 de marzo es detenido en Santander por primera vez junto con varios camaradas, y puesto en libertad. En el tiempo de la clandestinidad, Alonso Goya participa junto con Manuel Mateo en algunas de las misiones conspiratorias de Manuel Hedilla, que consistieron en articular la oposición contra el Frente Popular, acudiendo a 17 provincias, de las que 15 se incorporaron al alzamiento. Toda esta actividad se desplegó entre los meses de abril y junio de 1936.
“A primeros de junio de 1936 fue detenido junto con otro falangista, José María de Lemús Díaz Calderón, con diecisiete pistolas y una escopeta que llevaba en un maletín y había recogido del domicilio del segundo. Alonso Goya fue internado en la prisión de Madrid y el 19 de Agosto, con un mes de guerra civil a las espaldas de España, debió ser trasladado a la Audiencia a prestar declaración, lo que no fue posible porque la Guardia Civil no dispuso el vehículo para el traslado. Convocado nuevamente el 31 de Agosto, Alonso Goya tampoco acudió, esta vez por la sencilla razón de no estar en la prisión. Sabemos de los asaltos asesinos que el 22 y 23 de Agosto se realizaron por parte de las "milicias populares" en las prisiones de Madrid saldados con el asesinato de muchos reclusos políticos y la puesta en libertad de los comunes. Quizás por confundirle con estos últimos Alonso Goya salvó la vida.”. Tras refugiarse en la Embajada de Cuba, Gumersindo García y José María Alonso Goya llegan a Burgos desde la zona enemiga a mediados de septiembre, donde se hace cargo de la Jefatura de Milicias.
A partir de aquí se inician los llamados “Incidentes de Salamanca” que comienzan en la noche más larga de la Falange, la del día 16 de Abril de 1937.
La anunciada unificación y la discusión interna en Falange sobre el liderazgo de Manuel Hedilla, llevan a este a llevar a cabo algunos movimientos encaminados a afianzar su liderazgo. El día 12 de abril visita el frente norte y logra la autorización para el traslado a salamanca de algunos de sus incondicionales entre los que se encuentra Alonso Goya, y el día 13 convoca en Burgos un congreso extraordinario con dos puntos a tratar: La disolución de la Junta de Mando y la elección del Jefe Nacional hasta el regreso de José Antonio o de Fernández Cuesta.
El 16 tiene lugar una reunión conspiratoria entre los principales opositores a Hedilla: Agustín Aznar, José Moreno, Sancho Dávila, Jesús Muro y Rafael Garcerán, que deciden adelantarse al congreso destituyendo a Hedilla y nombrando un triunvirato. Así se lo comunican y Hedilla parte hacia el Cuartel General de Franco con quien se entrevista, y los disidentes se atrincheran en sus cuarteles y domicilios.
A primera hora de la noche llega de Burgos José María Alonso Goya y en la reunión celebrada en casa de Hedilla, Goya defiende la conciliación. Solicita autorización para tratar de arreglar las cosas apoyándose en su amistad con Sancho Dávila, con quien ha compartido celda en la Modelo y refugio en la Embajada de Cuba, lo cual Hedilla aceptó sin mucho entusiasmo aconsejándole: “No quiero violencias de ninguna clase, Goya”.
De allí sale con el propósito de ir a ver a Dávila para intentar convencerle de que cambiara de actitud y se aviniese a negociar, y posiblemente de traerle a presencia de Hedilla junto con Garcerán, “por su pie o en parihuelas”, que es tanto como decir “por las buenas o por las malas”.
No considerándose prudente que acudiera solo, se le encarga que previamente vaya a la academia de mando de Falange de Pedro Llen, para recoger refuerzos, entre ellos, la escuadra de Jefes de JONS de Santander: Daniel López Puertas, Aureliano Gutiérrez Llano, Santiago Corral y Corpas y Fernando Ruiz de la Prada.
Acompañado de estos camaradas de absoluta confianza van a casa de Sancho Dávila. Previamente les reparte un par de granadas Laffite a cada uno, pues careciendo de otro armamento que sus pistolas, y en palabras de José Maria: “Como medida de precaución. Esta noche no debemos andar inermes”.
La casa de Sancho Dávila estaba en una de las esquinas de la Plaza Mayor. Tras recurrir al sereno para que les abriera la puerta. Gutiérrez queda en la calle, Prada y Corral en el descansillo, y López Puertas en la antesala. Goya entra y expone cordialmente a Dávila sus argumentos, Dávila le conmina a abandonar a Hedilla, y suena un disparo. Al entrar en la habitación, López Puertas ve a uno de los guardaespaldas de Dávila (el antiguo socialista Manuel Peral) agachado pistola en mano junto al cadáver de Goya, dispara contra él, forcejea con Dávila, y junto con sus compañeros le retienen hasta la llegada de la policía.
A continuación Gutiérrez y Prada junto con otro falangista que se les une intentan detener a Garcerán con el cual se inicia un tiroteo, que acaba con la llegada de la Guardia civil y la detención de todos.
Maximiano García Venero se hizo cargo del cadáver y las pertenencias de Alonso Goya y logra que no se realice una autopsia que no sea si no un reconocimiento visual por parte de un médico falangista. Traslada el féretro a la Junta de Mando donde se organiza un velatorio donde Ángel Alcázar de Velasco se arranca la palma de plata de su hombro para depositarla sobre el cuerpo de Goya. El Cuartel General de Franco ordena al Jefe provincial de Falange que el entierro se haga el 18 muy de mañana, es la primera vez que una autoridad falangista recibe una orden directa de Franco. Hedilla mientras tanto está retenido por la escolta mora de Franco en el Gran Hotel. Solo el jefe del Estado Mayor, Tcol. Barroso, en nombre del Cuartel General, asiste al entierro de Goya.
Sobre los incidentes en casa de Sancho Dávila, aun sin aclarar, hay dos versiones muy diferenciadas, una la de Maximino García Venero basada en el testimonio inicial de López Puertas y Ruiz de la Prada, y otra de Alcázar de Velasco basada en la entrevista hecha posteriormente en la cárcel a López Puertas que cambió su versión:
Todos aceptan que Goya pretendía en primer lugar parlamentar, teoría que avalan: Eduardo González Camino, Tomas Rodríguez López, Víctor de La Serna, y Laporta Girón, pero también parece ser cierto que había recibido la orden de llevar a los facciosos a presencia de Hedilla, llegando incluso a afirmar López Puertas en su declaración posterior a Velasco haber recibido orden de Goya de ejecutar a Dávila en el trayecto al Gran Hotel.
De los hechos ocurridos en el interior de la casa también hay dos narraciones:
- Prada asegura que unos de los escoltas de Dávila lanzó una granada en el descansillo, y que aprovechando la distracción de Goya, Peral le disparó por la espalda.
- López Puertas mantiene la versión de que Goya encañonó a Dávila, y mientras salía de espaldas recibió el disparo de Peral, lanzándose la granada como consecuencia de la reyerta posterior.
Alcázar de Velasco, un antifranquista furibundo que había llegado a proponer la eliminación del general, llega a plantear la teoría de que el asesino fue Dávila, pues le fue intervenida una pistola del 9 corto descargada. Esta teoría podía haberse comprobado tranquilamente con la autopsia a la que se negó García Venero, pues la pistola de Peral era del 9 largo.
En cualquier caso los hechos demuestran que el asesinato de Goya quedó inmune. Fue utilizado para deponer y encarcelar a Hedilla y sus compañeros, sin embargo Sancho Dávila fue exonerado y a los pocos meses nombrado Inspector Territorial de Andalucía, y el cambio de versión de López Puertas desde la cárcel puede deberse a un intento de congraciarse con los vencedores.
El día 19, Franco firmaba el Decreto de Unificación. El asesinato de Goya le había proporcionado la excusa para integrar la Falange en su “acompañamiento coreográfico.
http://memoriazul.lacoctelera.net/post/2007/04/21/camarada-goya
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