Nacido en el barrio del Raval Roig de Alicante, fue cofundador del histórico periódico alicantino El Luchador, presidente del primer sindicato de estudiantes de la provincia, Presidente del Ateneo y del Círculo de Bellas Artes, Presidente de Izquierda Republicana (IR) de la provincia de Alicante, Gobernador civil de Asturias y de Sevilla entre octubre de 1931 y septiembre de 1933. Tras la victoria del Frente Popular en las Elecciones de Febrero de 1936, fue nombrado Director General de Seguridad y desde ese puesto ilegalizó a Falange, incluyendo la detención de José Antonio Primo de Rivera y otros de sus dirigentes. Unos meses después se produciría el asesinato de José Calvo Sotelo, de gran impacto social, y el 17 de julio se producía Golpe de Estado que daría lugar a la Guerra Civil.
Antes, en junio, Mallol pudo frustrar el levantamiento de Mola en Paplona, pero Mallol estaba convencido de que éste no estaba implicado en actos subversivos contra el Gobierno. De este modo, el 4 de junio de 1936 Mallol, aparentemente por sorpresa, realizón una inspección policial en Pamplona para comprobar si la información recibida del inspector general del Ejército sobre actividades conspirativas era cierta o no. Pero, antes de que llegase a la ciudad, el general Mola había sido advertido por un policía de Madrid, que había estado a sus órdenes cuando había dirigido la Dirección General de Seguridad en 1930. Por tanto, el Gobierno creyó el informe de Mallol, que afirmaba que todo estaba tranquilo, hasta el punto de que, en vísperas de la guerra, cuando en un debate parlamentario se nombró al general Mola como uno de los hipotéticos jefes de una sublevación militar ne ciernes, "Casares Quiroga asumió su defensa y replicó que Mola no era traidor, y terminó con esa frase que se hizo célebre: ¡Respondo con mi cabeza de la lealtad de Mola!".
A finales de julio dimitió Mallol, frustrado ante la incapacidad del aparato estatal para impedir que los criminales descontrolados y las milicias se tomaran la justicia por su mano. Antes del 18 de julio, Mallol había hecho frente a la violencia callejera subversiva de la Falange y había trabajado duro para desmantelar el golpe militar. Tras su dimisión, fue nombrado Inspector General de los Consulados de España en el Norte de África hasta 1938 por el primer ministro José Giral lo envió al norte de África con la misión de intentar sublevar a las tribus indígenas rifeñas –vivero de mercenarios para el ejército rebelde-.
Fue espía de los aliados, luchador antifascista y representante de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE) en Casablanca, puesto desde el que logró salvar la vida de más de cuatro mil españoles, a riesgo de perder la suya al ser detenido por la Francia de Vichy para ser entregado a la España de Franco. Se exilió posteriormente a México junto a Carlos Esplá Rizo, posteriormente llega con su hijo José Alonso Selles y su familia.
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