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lunes, 17 de noviembre de 2025

Batallón Abraham Lincoln: idealismo, antifascismo y sacrificio

Descubre el papel del Batallón Abraham Lincoln: voluntarios estadounidenses que lucharon por la República en la Guerra Civil Española. Idealismo, antifascismo y sacrificio en las Brigadas Internacionales.

El Batallón Abraham Lincoln: estadounidenses en la lucha antifascista de la Guerra Civil Española

En pleno auge del fascismo en Europa, un grupo de cerca de 2.500 voluntarios estadounidenses cruzó el Atlántico para combatir en suelo español. No lo hicieron bajo bandera oficial, sino movidos por ideales de justicia social, antifascismo y solidaridad internacional. Así nació el Batallón Abraham Lincoln, una de las unidades más simbólicas de las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil Española (1936–1939).

Orígenes y contexto político

El Batallón Abraham Lincoln se formó en 1937, en pleno conflicto español, bajo la coordinación del Partido Comunista de los Estados Unidos y con el respaldo logístico de la Internacional Comunista. Aunque no era una fuerza militar profesional, sus miembros —obreros, estudiantes, veteranos de la Primera Guerra Mundial e incluso afroamericanos— compartían un objetivo común: detener el avance del fascismo encarnado en el bando sublevado de Franco, apoyado por la Alemania nazi y la Italia fascista.

A diferencia de otros contingentes internacionales que se concentraban en Albacete, los norteamericanos iniciaron su instrucción en Figueras (Gerona) antes de integrarse plenamente en la XV Brigada Internacional.

Participación en las grandes batallas

El batallón tuvo su bautismo de fuego en febrero de 1937 en la batalla del Jarama, donde defendió las vitales comunicaciones entre Madrid y Valencia. A pesar de su escasa preparación militar inicial, los “Lincolns” se ganaron el respeto por su tenacidad.

Posteriormente, participaron en otras contiendas decisivas:

  • Batalla de Brunete (julio de 1937)
  • Ofensiva de Belchite (agosto-septiembre de 1937)
  • Batalla de Teruel (diciembre 1937 – febrero 1938)

En el verano de 1937, tras sufrir graves bajas, se fusionó con el Batallón Washington, formado semanas antes, dando lugar a la unidad conocida como “Lincoln-Washington”.

Liderazgo y diversidad

Entre sus comandantes más destacados estuvieron:

  • Robert Hale Merriman, considerado el primer comandante del batallón
  • Oliver Law, uno de los primeros afroamericanos en liderar una unidad integrada por blancos y negros en la historia militar estadounidense
  • Milton Wolff, quien asumió el mando en las fases finales del conflicto

La presencia de afroamericanos en el batallón fue especialmente significativa: muchos veían en España una oportunidad de luchar contra el racismo y la opresión en un frente donde, al menos en teoría, se practicaba la igualdad racial.

Legado y represión posterior

Aunque la República perdió la guerra, el Batallón Abraham Lincoln se convirtió en un símbolo romántico del antifascismo internacional. Sin embargo, al regresar a Estados Unidos, muchos de sus miembros fueron perseguidos durante la “Caza de Brujas” de la era McCarthy por sus supuestos vínculos con la Unión Soviética.

Aun así, mantuvieron viva su memoria mediante reuniones, asociaciones y testimonios. Algunos, como Edward Carter, incluso sirvieron con distinción en la Segunda Guerra Mundial, demostrando que su compromiso con la libertad trascendía fronteras.


domingo, 16 de noviembre de 2025

Basulto Jiménez, Manuel (1869-1936): el obispo mártir de la Guerra Civil Española

Descubre la historia del obispo Manuel Basulto Jiménez, asesinado en 1936 durante la Guerra Civil Española. Víctima de la represión religiosa, fue beatificado en 2013 como mártir católico.

El obispo asesinado en el “Tren de la Muerte”: la historia de Manuel Basulto en la Guerra Civil 

El 12 de agosto de 1936, apenas un mes después del estallido de la Guerra Civil Española, el obispo de Jaén Manuel Basulto Jiménez fue ejecutado junto a más de 190 personas en las afueras de Madrid. Su crimen, fruto de la persecución religiosa en la zona republicana, lo convirtió en uno de los trece obispos españoles asesinados durante el conflicto. En 2013, la Iglesia Católica lo proclamó beato mártir.

¿Quién era Manuel Basulto Jiménez?

Nacido en Adanero (Ávila) en 1869, Basulto tuvo una trayectoria eclesiástica ejemplar:

  • Ordenado sacerdote en 1893
  • Obispo de Lugo (1910–1919)
  • Obispo de Jaén desde 1920 hasta su muerte en 1936
  • Senador por designación en 1916

Licenciado en Sagrada Teología y Derecho, fue profesor en varios seminarios y catedralicios. Su lema episcopal —“Quien a Dios tiene, nada le falta”— reflejaba su profunda fe, que lo acompañaría hasta sus últimos momentos.

Detención y traslado a Madrid

Tras el golpe de Estado del 17 de julio de 1936, la represión contra figuras religiosas y conservadoras se intensificó en la zona republicana. El 2 de agosto, Basulto fue detenido en el palacio episcopal de Jaén junto a su hermana Teresa, su cuñado Mariano Martín y el deán Félix Pérez Portela.

Las cárceles de Jaén se saturaron rápidamente. Ante el riesgo de “sacas” (ejecuciones extrajudiciales), el gobernador civil organizó el traslado de presos a la cárcel de Alcalá de Henares. Así, el 12 de agosto, Basulto subió a un tren con 245 reclusos.

La masacre del Pozo del Tío Raimundo

Al llegar a la estación de Santa Catalina-Vallecas (Madrid), milicianos anarquistas detuvieron el convoy. A pesar de la presencia de la Guardia Civil, el director general de Seguridad, Manuel Muñoz Martínez, autorizó su retirada ante la imposibilidad de controlar la situación.

Los milicianos, armados con ametralladoras, ejecutaron a 193 presos en grupos de 25. Testigos relataron que Basulto, al ser sacado del tren, se arrodilló y comenzó a rezar antes de ser fusilado. Su hermana también fue asesinada, presuntamente por una miliciana conocida como “La Pecosa”.

Este episodio, conocido como el “Tren de la Muerte”, es uno de los episodios más oscuros de la represión republicana durante la Guerra Civil Española.

Beatificación y legado histórico

La Iglesia Católica reconoció el carácter martirial de su muerte en 2010. El 13 de octubre de 2013, el papa Francisco lo beatificó junto a otros 254 mártires de la persecución religiosa en España (1931–1939).

Hoy, sus restos descansan en la cripta de la Iglesia del Sagrario de la Catedral de Jaén, y su figura simboliza tanto el sufrimiento del clero durante la guerra como la compleja relación entre Iglesia, política y violencia en la España del siglo XX.



sábado, 15 de noviembre de 2025

Bastarreche Díez de Bulnes, Francisco (1877–1957): el terror del Mediterráneo

Descubre el controvertido papel de Francisco Bastarreche, almirante del bando sublevado, en la Guerra Civil Española: bombardeos, represión en el crucero Canarias y su implicación en la masacre de La Desbandá.

Francisco Bastarreche: un almirante clave del terror naval franquista

Francisco Bastarreche Díez de Bulnes (1877–1957) fue una figura central de la Armada española durante la Guerra Civil Española. Desde el primer día del alzamiento militar del 18 de julio de 1936, se alineó con los sublevados y desempeñó un rol decisivo —y brutal— en la campaña naval del bando franquista. Su nombre quedó ligado a episodios oscuros como el bombardeo de ciudades costeras y su participación en La Desbandá, una de las mayores masacres de civiles del conflicto.

Lealtad inmediata al golpe de Estado

Al estallar la sublevación, Bastarreche estaba al mando del destructor Alcalá Galiano, con base en Marín (Pontevedra). Sin dudarlo, declaró el estado de guerra en la localidad y se autoproclamó alcalde. Coordinó con la aviación rebelde la toma de Pontevedra y ordenó bombardeos sobre núcleos de resistencia republicana en Tuy, Vigo, Noya y Arosa.

Su actuación fue tan contundente que el Gobierno de la República lo expulsó formalmente del Ejército el 26 de julio de 1936.

Comandante del crucero Canarias: terror en el Mediterráneo

El 13 de septiembre de 1936, los líderes navales sublevados lo nombraron primer comandante del crucero Canarias, buque insignia de la Armada franquista. Junto al almirante Cervera, operó desde el sur de España, imponiendo el dominio naval del bando nacional en el Mediterráneo occidental.

Enfrentamientos navales y bombardeos costeros

Bajo su mando, el Canarias se enfrentó al destructor republicano Almirante Ferrándiz el 27 de septiembre de 1936, hundiéndolo en una acción que consolidó la superioridad naval franquista. Posteriormente, el crucero bombardeó ciudades leales a la República como Sagunto, Cullera y Rosas, sembrando destrucción y pánico entre la población civil.

Participación en La Desbandá: una de las mayores masacres de la guerra

Uno de los episodios más oscuros de su carrera fue su implicación directa en La Desbandá, la huida masiva de civiles desde Málaga hacia Almería en febrero de 1937. Mientras las columnas de refugiados avanzaban por la carretera costera, fueron atacadas sin piedad por tierra, aire y mar.

El crucero Canarias, al mando de Bastarreche, bombardeó desde el mar a miles de civiles desarmados, en coordinación con las tropas del general Queipo de Llano. Se estima que murieron entre 3.000 y 5.000 personas, en su mayoría mujeres, niños y ancianos. Este episodio se considera uno de los crímenes de guerra más graves de la contienda.

Trayectoria bajo la dictadura franquista

Tras la victoria franquista, Bastarreche fue ascendido a almirante y nombrado capitán general del Departamento Marítimo de Cartagena, cargo que ocupó hasta 1950. Durante ese periodo, firmó 48 sentencias de muerte y estuvo al frente de estructuras represivas, incluyendo al conocido torturador Manuel Vidal.

También participó en la administración civil del régimen: en 1946 fue designado delegado en la Mancomunidad de Aguas de Taibilla, aunque el proyecto ya había sido iniciado durante la Segunda República.

Legado y memoria histórica

Durante décadas, Bastarreche fue homenajeado en varias localidades: se le dedicaron calles en Marín y Alhama de Murcia, y se erigió un busto en Cartagena. Sin embargo, en aplicación de la Ley de Memoria Histórica, todos esos reconocimientos fueron retirados entre 2016 y 2017, reconociendo así su responsabilidad en crímenes contra la población civil.


viernes, 14 de noviembre de 2025

Bartomeu González-Longoria, Maximino (1888-1958): general franquista en la Guerra Civil Española

Descubre el papel clave de Maximino Bartomeu, militar español que combatió en Marruecos y lideró unidades franquistas durante la Guerra Civil. Su trayectoria en Bilbao, Brunete y Valsequillo marcó la contienda.

Maximino Bartomeu: un general al servicio del bando sublevado

Maximino Bartomeu González-Longoria (Melilla, 1888 – Madrid, 1958) fue una figura relevante del Ejército español durante el siglo XX, cuya carrera militar alcanzó su mayor protagonismo en los años de la Guerra Civil Española (1936–1939). Veterano de las campañas de Marruecos y participante en la represión de la Revolución de Asturias en 1934, Bartomeu se alineó con los sublevados desde el primer momento del alzamiento militar de julio de 1936.

Su lealtad al bando franquista le valió ascensos rápidos y mandos estratégicos en algunos de los frentes más decisivos del conflicto.

Inicios militares y alineación con el golpe de Estado

Bartomeu ingresó en la Academia Militar de Toledo y forjó su carrera en el norte de África, donde obtuvo varios ascensos por méritos de guerra. En julio de 1936, con el rango de teniente coronel y destinado en Melilla en situación de “disponible forzoso”, se sumó inmediatamente a la conspiración militar contra la Segunda República.

Tras el estallido de la sublevación en Melilla —uno de los primeros focos del alzamiento—, fue trasladado a la península para integrarse en las fuerzas regulares del Ejército de África, núcleo inicial del bando sublevado.

Participación en frentes clave de la Guerra Civil Española

Frente de Córdoba y asedio a Madrid

En los primeros meses de la guerra, Bartomeu dirigió una columna africana en el frente de Córdoba, operando en el valle del Guadalquivir. A finales de 1936, fue enviado a Madrid, donde asumió el mando de la antigua columna “Castejón” y participó en la Batalla de la Carretera de La Coruña, resultando herido en combate.

Ruptura del “Cinturón de Hierro” en el País Vasco

En junio de 1937, al frente de la VI Brigada de Navarra, jugó un papel crucial en la ofensiva nacionalista que culminó con la conquista de Bilbao. Su unidad contribuyó decisivamente a la ruptura del llamado “Cinturón de Hierro”, la línea defensiva republicana que protegía la capital vizcaína.

Frente del Centro y batalla de Valsequillo

Posteriormente, Bartomeu fue nombrado comandante de la 11.ª División y participó en la batalla de Brunete (julio de 1937), uno de los mayores contraataques republicanos en torno a Madrid. Tras meses en un frente relativamente estable, su división fue movilizada a finales de 1938 como reserva estratégica en Extremadura, interviniendo en la batalla de Valsequillo, la última gran ofensiva republicana de la guerra. Allí, sus tropas defendieron con éxito las sierras Mesegara y Trapera frente a reiterados asaltos enemigos.

Trayectoria bajo la dictadura franquista

Tras la victoria franquista en 1939, Bartomeu consolidó su posición en la nueva estructura militar del régimen. Fue sucesivamente comandante de las 102.ª y 12.ª Divisiones, jefe de los IX y X Cuerpos de Ejército, y gobernador militar de Badajoz, Burgos y Madrid. En 1950 alcanzó el rango de teniente general, y entre 1951 y 1952 ejerció como capitán general de la VII Región Militar.

Falleció en Madrid el 23 de marzo de 1958, coincidiendo con su pase a la reserva.

Reconocimientos y legado histórico

Su lealtad al régimen franquista fue recompensada con distinciones como la Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar (1944), la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo (1942) y la Medalla de Sufrimientos por la Patria (1938).

Aunque no figura entre los generales más mediáticos del bando sublevado, el papel de Maximino Bartomeu en operaciones decisivas como la toma de Bilbao o la defensa en Valsequillo lo convierte en una pieza relevante para entender la dinámica militar del bando franquista durante la Guerra Civil Española.

jueves, 13 de noviembre de 2025

Barroso y Sánchez-Guerra, Antonio (1893–1982): estratega del bando sublevado

Descubre el papel clave de Antonio Barroso y Sánchez-Guerra durante la Guerra Civil: jefe del Cuartel General de Franco, bloqueo de armas en Francia y ascenso por méritos de guerra.

Antonio Barroso y Sánchez-Guerra: el militar que blindó la logística franquista

Antonio Barroso y Sánchez-Guerra (1893–1982) fue una figura esencial en la estructura militar del bando sublevado durante la Guerra Civil española. Lejos del frente de batalla, su influencia fue decisiva en los despachos: como jefe del Cuartel General de Franco y agregado militar en París, obstaculizó los esfuerzos republicanos por adquirir armamento en el extranjero y consolidó la cadena de mando del futuro dictador.

De la guerra de Marruecos a la diplomacia militar

Formado en la Academia de Infantería de Toledo, Barroso participó en la guerra del Rif, donde forjó contactos con el círculo de militares africanistas que más tarde liderarían el alzamiento de 1936. En 1934 fue nombrado agregado militar de la embajada española en Francia, un puesto estratégico que adquiriría una importancia crucial al estallar la Guerra Civil.

Bloqueo de armas en París

Cuando el conflicto estalló en julio de 1936, el gobierno republicano intentó comprar armamento en Francia. Barroso, en connivencia con el embajador Juan Francisco de Cárdenas, frustró esos esfuerzos iniciales, dificultando el acceso de la República a suministros bélicos en un momento crítico. Esta acción, aunque discreta, tuvo un impacto directo en el equilibrio inicial del conflicto.

Tras abandonar su puesto en París, se incorporó al bando sublevado y fue nombrado jefe del Cuartel General de Franco, convirtiéndose en uno de sus hombres de confianza en la organización del mando central franquista.

Ascenso por méritos de guerra

Su labor logística y organizativa fue reconocida con un ascenso a coronel en 1937 por méritos de guerra, consolidando su posición dentro del alto mando nacional. Aunque no comandó divisiones en el frente como otros generales, su rol en la planificación estratégica y la coordinación del Estado Mayor fue fundamental para la eficacia del ejército franquista.

Del Cuartel General al Ministerio del Ejército

Tras la guerra, Barroso continuó una brillante carrera en la dictadura franquista:

  • Gobernador militar de Sevilla y del Campo de Gibraltar
  • Capitán general de la IX Región Militar (Granada)
  • Director de la Escuela Superior del Ejército
  • Jefe de la Casa Militar de Franco (1956–1957)
  • Ministro del Ejército (1957–1962), durante la guerra de Ifni-Sahara

En 1976, ya en la transición, fue uno de los 59 procuradores que votaron en contra de la Ley para la Reforma Política, mostrando su fidelidad al régimen hasta el final.


miércoles, 12 de noviembre de 2025

Barrón Ortiz, Fernando (1892-1953): general franquista en la Guerra Civil

Descubre el papel clave de Fernando Barrón Ortiz en la Guerra Civil española: comandante de la 13.ª División, estratega en Toledo, Brunete y el Ebro, y figura influyente del bando sublevado.

Fernando Barrón Ortiz: el general que marcó el avance franquista

Fernando Barrón Ortiz (1892–1953) fue uno de los militares más eficaces del bando sublevado durante la Guerra Civil española. Al mando de la temida 13.ª División, conocida como la Mano Negra, participó en algunas de las operaciones más decisivas del conflicto: desde la liberación del Alcázar de Toledo hasta las batallas del Jarama, Brunete y el Ebro. Su carrera militar, forjada en Marruecos y consolidada en el frente republicano, lo convirtió en una pieza clave del alto mando franquista.

De Melilla al frente de Madrid

El 17 de julio de 1936, día del levantamiento militar, Barrón era teniente coronel al mando de los Regulares en Melilla, la primera plaza en sumarse a la sublevación. Su primera acción fue asegurar el aeródromo de Tauima, facilitando el puente aéreo con la península. Tras cruzar el Estrecho, organizó una columna que avanzó rápidamente por la provincia de Toledo, tomando localidades como Santa Olalla, Maqueda, Escalona e Illescas, y contribuyendo decisivamente a la liberación del Alcázar de Toledo en septiembre de 1936.

Su velocidad y eficacia le valieron el apodo de “la flecha más rápida” del ejército franquista, según el historiador Ricardo de la Cierva.

La 13.ª División: choque y ofensiva

Convertido en comandante de la 13.ª División, unidad de élite formada por legionarios y regulares, Barrón se destacó en los combates más duros del frente central:

  • En la Segunda batalla de la carretera de La Coruña (diciembre de 1936), atacó desde Villaviciosa de Odón hacia Boadilla del Monte y Majadahonda.
  • Durante la batalla del Jarama (febrero de 1937), su asalto al puente del Pindoque permitió el avance de otras unidades franquistas y cortó el avance republicano.
  • En Brunete (julio de 1937), su división sostuvo combates encarnizados contra la 11.ª División republicana de Líster, con un altísimo número de bajas en ambos bandos.

Ofensiva en Aragón y campaña de Cataluña

Tras la ruptura del cerco de Teruel a principios de 1938, Barrón se integró en el Cuerpo de Ejército Marroquí y participó en la Ofensiva de Aragón, tomando La Puebla de Albortón, Codo y Belchite. Su división fue clave en la caída de Caspe (17 de marzo de 1938) y en el cruce del Ebro por Quinto, que permitió avanzar hasta Fraga y Lérida, donde combatió contra la 46.ª División de “El Campesino”.

Durante la Batalla del Ebro y la posterior Ofensiva de Cataluña, mantuvo un papel relevante en el mando franquista. Su prestigio era tal que, en febrero de 1939, el coronel republicano Segismundo Casado exigió una carta firmada por Barrón como garantía para iniciar las negociaciones de rendición de Madrid.

Del frente a la dictadura

Tras la guerra, Barrón ocupó altos cargos en el régimen franquista:

  • Subsecretario del Aire (1939)
  • Gobernador militar del Campo de Gibraltar
  • Jefe del Estado Mayor Central del Ejército (1950–1952)
  • Presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar (1952–1953)

Aunque participó en círculos monárquicos que buscaban la restauración de Juan de Borbón, mantuvo su influencia hasta su muerte en Madrid en 1953.

martes, 11 de noviembre de 2025

Barriobero y Herrán, Eduardo (1875-1939): abogado, anarquista y mártir republicano

Descubre el papel clave de Eduardo Barriobero durante la Guerra Civil española: defensor de obreros, impulsor de tribunales populares y víctima de la represión franquista.

Eduardo Barriobero en la Guerra Civil: justicia revolucionaria y represión

Eduardo Barriobero y Herrán (1875–1939) fue mucho más que un intelectual polifacético: durante la Guerra Civil española se convirtió en una figura central —y controvertida— de la justicia revolucionaria en Cataluña. Abogado, político republicano federal y cercano a la CNT, su compromiso con los sectores obreros lo llevó a ocupar un rol decisivo en los primeros meses del conflicto, antes de ser perseguido, encarcelado y finalmente ejecutado por el régimen franquista.

Un abogado al servicio de la clase obrera

Antes del estallido de la guerra, Barriobero ya tenía una larga trayectoria defendiendo a trabajadores y militantes anarquistas. Había ingresado en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en 1912 y se ganó el respeto del movimiento obrero por su defensa en causas emblemáticas como los sucesos de Cullera (1911), la huelga general de 1917 o los acontecimientos de Turón (1934). Su oratoria, su conocimiento jurídico y su alineamiento con el anarcosindicalismo lo convirtieron en una figura de referencia para los sectores más radicales del republicanismo.

Tribunales populares en Barcelona

Tras el estallido de la Guerra Civil en julio de 1936, Barriobero fue enviado por la CNT a la Oficina Jurídica del Palacio de Justicia de Barcelona, ocupado por milicias anarquistas. Allí organizó lo que se conoció como tribunales populares, instancias de justicia revolucionaria que juzgaban —a menudo sumariamente— a supuestos enemigos del pueblo.

Esta iniciativa generó fuertes tensiones con las instituciones republicanas catalanas. Tanto Lluís Companys, presidente de la Generalidad, como Santiago Gubern, presidente del Tribunal de Casación de Cataluña, consideraban que estos tribunales socavaban el Estado de derecho. En noviembre de 1936, la oficina fue disuelta por presión gubernamental.

El veto de Azaña y la caída en desgracia

A pesar de su perfil anarquista, el ministro de Justicia del gobierno republicano, Juan García Oliver (también de la CNT), propuso a Barriobero como fiscal general de la República. Sin embargo, el presidente Manuel Azaña vetó el nombramiento, desconfiando de su radicalismo y de su gestión en Barcelona.

En septiembre de 1937, el gobierno republicano lo acusó de apropiación indebida de 8 millones de pesetas durante su gestión en la Oficina Jurídica. Aunque el Tribunal Supremo lo absolvió, permaneció encarcelado hasta el final de la guerra. Enfermo, fue trasladado a un hospital penal en Barcelona.

Ejecución y legado histórico

Tras la caída de Barcelona en enero de 1939, Barriobero fue detenido por las fuerzas franquistas. El 7 de febrero de 1939 fue sometido a un consejo de guerra sumarísimo, condenado a muerte y fusilado el 10 de febrero. Algunas fuentes mencionan que su ejecución se realizó mediante garrote vil. Fue enterrado en una fosa común, como miles de víctimas de la represión franquista.

Su figura simboliza la compleja intersección entre republicanismo federal, anarcosindicalismo y justicia revolucionaria durante la Guerra Civil. Aunque su obra literaria y sus traducciones (fue el primer traductor al español de Rabelais) merecen atención, su papel en los tribunales populares y su trágico final lo convierten en un referente del compromiso político extremo en tiempos de guerra.

lunes, 10 de noviembre de 2025

Barrera y Maresme, Martín (1899-1972)

Descubre el papel de Martí Barrera, líder de Esquerra Republicana de Catalunya, durante la Guerra Civil Española: su labor institucional, exilio y legado político.

Martí Barrera en la Guerra Civil Española: un republicano comprometido

Martí Barrera i Maresma (1889–1972) fue una figura clave del republicanismo catalán cuya trayectoria estuvo profundamente marcada por los acontecimientos de la Guerra Civil Española. Sindicalista, político y miembro de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), su compromiso con la justicia social y la autonomía catalana lo situó en primera línea de los conflictos políticos del siglo XX en España.

Antecedentes: del anarcosindicalismo al gobierno catalán

Antes del estallido de la guerra, Barrera ya había forjado una sólida reputación como activista obrero. En 1920 fue detenido junto a figuras como Lluís Companys y Salvador Seguí por su labor sindicalista, lo que evidencia su temprano compromiso con las causas sociales.

Tras la proclamación de la Segunda República Española, su carrera política se consolidó. En 1932 fue elegido diputado al Parlamento de Cataluña y asumió el cargo de Conseller de Treball i Obres Públiques (Consejero de Trabajo y Obras Públicas) de la Generalitat. En este rol, trabajó activamente por mediar en conflictos laborales y prevenir brotes de violencia en un contexto de creciente tensión social.

La Guerra Civil y el exilio republicano

Con el estallido de la Guerra Civil Española en 1936, Martí Barrera se mantuvo fiel al proyecto republicano y autonómico catalán. Ese mismo año fue elegido diputado en el Congreso de los Diputados por la circunscripción de Barcelona, en las elecciones de febrero que dieron la victoria al Frente Popular.

Durante la guerra, aunque no ocupó un rol militar, su labor institucional fue crucial en la defensa del orden republicano y la cohesión social en Cataluña. Tras la victoria franquista en 1939, como muchos republicanos, se vio obligado al exilio.

Su familia regresó a Barcelona en 1941, pero él no pudo hacerlo hasta 1950, tras obtener autorización del régimen franquista. Aun así, su pasado republicano no quedó olvidado: en 1953 fue condenado a 12 años y un día de prisión, pena que cumplió bajo arresto domiciliario gracias a reducciones.

Legado político y familiar

Martí Barrera fue también miembro de la Masonería, una afiliación común entre muchos intelectuales y políticos republicanos de la época. Su compromiso con los ideales democráticos y la autonomía catalana dejó huella en su descendencia: fue padre de Heribert Barrera, quien llegaría a ser presidente del Parlamento de Cataluña, científico y destacado político de ERC.