Descubre la Bolsa de Bielsa, uno de los episodios más emblemáticos de la resistencia republicana durante la Guerra Civil española. Basado en fuentes históricas y documentación archivística verificable.
La Bolsa de Bielsa: Heroísmo y estrategia en los Pirineos (1938)
En la primavera de 1938, mientras el frente republicano se desmoronaba tras la ofensiva franquista en Aragón, un pequeño rincón del Alto Aragón se convirtió en símbolo de resistencia: la Bolsa de Bielsa. Durante más de dos meses, unos 7.000 soldados del Ejército Popular de la República, liderados por el mayor Antonio Beltrán Casaña (conocido como El Esquinazau), contuvieron a fuerzas rebeldes superiores en número y armamento en un entorno montañoso y aislado.
Este episodio, documentado en fuentes como Historia de la Guerra Civil Española de Hugh Thomas y Historia del Ejército Popular de la República de Ramón Salas Larrazábal, constituye un caso excepcional de resistencia táctica, evacuación ordenada y propaganda política en el contexto de una guerra que ya se inclinaba claramente a favor del bando sublevado.
El colapso del frente aragonés y el cerco de Bielsa
La ofensiva franquista de marzo de 1938 provocó el colapso del frente republicano en Aragón. Mientras las tropas rebeldes avanzaban rápidamente hacia el este y el Mediterráneo, la 43.ª División del Ejército Popular, comandada por El Esquinazau, se replegó hacia los valles pirenaicos, destruyendo puentes e infraestructuras para frenar el avance enemigo.
Entre el 28 de marzo y el 6 de abril de 1938, tras la caída de Torla, Broto y Fiscal, las tropas republicanas quedaron aisladas en la cabecera de los ríos Cinca y Cinqueta, formando lo que se conocería como la Bolsa de Bielsa. A pesar de contar solo con cuatro cañones, frente a los 30 del enemigo y una abrumadora superioridad aérea, los republicanos organizaron una defensa tenaz en un terreno extremadamente accidentado.
La resistencia en el Alto Aragón
La III División Navarra, al mando del general Iruretagoyena, intentó tomar el valle, pero sufrió un revés decisivo el 6 de abril, cuando su Compañía de Esquiadores fue aniquilada en una emboscada en Fanlo. Este hecho detuvo temporalmente el avance franquista.
Durante semanas, el frente quedó estabilizado en torno a tres puntos clave:
- Macizo de las Tres Sorores y Circo de Gurrundué (defendido por la 130.ª Brigada Mixta),
- Tella y Escalona (72.ª Brigada),
- Valle de Gistaín (102.ª Brigada).
Pese al aislamiento, los bombardeos constantes y la escasez de suministros, la 43.ª División mantuvo posiciones hasta finales de mayo, cuando la situación se volvió insostenible.
Bombardeos aéreos y evacuación a Francia
Las fuentes históricas documentan múltiples ataques aéreos franquistas sobre Bielsa y localidades vecinas entre mayo y junio de 1938:
- 12 de mayo: cazas Romeo Ro.37 del Grupo 4-G-12.
- 31 de mayo: bombarderos Heinkel He 46 del Grupo 6-G-15.
- 7 de junio: Savoia SM.79 de la 1.ª Brigada Aérea Hispana y Junkers Ju 52 del Grupo 2-G-22.
- 15 de junio: Heinkel He 51 lanzaron bombas incendiarias sobre Bielsa y Parzán.
Ante la imposibilidad de continuar la resistencia, El Esquinazau organizó la evacuación de unos 4.000 civiles y el repliegue ordenado de sus tropas. En la noche del 15 al 16 de junio de 1938, las últimas unidades cruzaron la frontera francesa por el Puerto Viejo, aún cubierto de nieve.
Consecuencias políticas y simbólicas
La retirada ordenada y el alto índice de lealtad republicana tuvieron un fuerte impacto propagandístico. En suelo francés, el gobierno galo permitió a los soldados elegir entre regresar a la zona republicana o pasarse al bando franquista. De unos 7.300 hombres, solo 411 optaron por el bando sublevado, mientras que 6.889 regresaron a Cataluña por Portbou.
Este desenlace reforzó la política de "Resistir es vencer", impulsada por el presidente Juan Negrín, y demostró que, incluso en derrota, la disciplina y el compromiso republicano podían mantenerse.