Nacido en Lleida en el seno de una familia ferroviaria de origen campesino, se afincó siendo niño en Asturias, adonde su padre fue destinado como fogonero auxiliar en represalia por su participación en la huelga revolucionaria de agosto de 1917. Testigo de la detención de su padre tras el fracaso del aquel movimiento, secundó sus pasos tanto profesionales como ideológicos. A los 20 años, en 1929, fue elegido secretario general del sindicato del Ferrocarril del Norte en Oviedo y en 1932 se afilió al PCE. Poco después fundó el Ateneo Obrero de La Argañosa, el barrio ovetense de los ferroviarios. En octubre de 1934, junto con otros compañeros, y en su condición de secretario general del sindicato ferroviario, declaró la huelga general y tomó parte activa en la insurrección y se reveló como uno de los líderes comunistas más cualificados.
Tras el fracaso revolucionario, se exilió en la URSS, donde participó en el VII Congreso de la Internacional Comunista y en el VI de la Internacional Juvenil Comunista, que lo eligió miembro de su comisión ejecutiva. Con el triunfo del Frente Popular, en febrero de 1936, regresó a España.
Durante la guerra civil se integró en el Comité de Asturias y fue uno de los dirigentes que se opusieron sin éxito al envío de columnas de mineros para la defensa de Madrid mientras no estuviese garantizada la lealtad al Gobierno del responsable militar de Asturias, el coronel Aranda. Durante la contienda, organizó uno de los frentes cercanos a Oviedo, fue unos de los tres responsables del Boletín de guerra, desde el que se impartían orientaciones políticas a la población; desempeñó el mando militar en el frente de Salas con la misión de detener a las tropas franquistas que avanzaban desde Galicia, y trató de convertir a las desorganizadas milicias populares en un Ejército regular. Poco después, sumió la dirección de la Consejería de Guerra del Comité del Frente Popular de Asturias y, más tarde, la de Instrucción Pública del Consejo Interprovincial de Asturias y León.
En diciembre de 1936, durante una crisis entre comunistas y anarquistas, Juan Ambou fue desplazado de la Consejería de Guerra a la de Instrucción Pública, y los asuntos militares pasaron a depender de la presidencia del Gobierno. Todo ello coincidió con la transformación del hasta entonces Comité del Frente Popular en el definitivo Consejo Interprovincial de Asturias y León, que ocho meses más tarde, el 24 de agosto de 1937, se autoproclamó Gobierno soberano, con sede en Gijón, y asumió todos los poderes políticos y militares, una vez aislada Asturias, por el Ejército franquista, del resto de la España republicana. Aunque Ambou, al igual que el PCE, nunca fueron partidarios de esta medida, por temor a que ello fragmentara el poder del Gobierno legítimo de la II República, entonces en Valencia, se sumó a la Comisión Militar del nuevo Ejecutivo.
El 20 de octubre de 1937, ante la imposibilidad de seguir defendiendo Gijón -el último reducto republicano de Asturias-, Ambou pasó a Cataluña, donde formó parte de la comisión político-militar del comité central del PCE hasta el final de la guerra, en que abandonó España con el Ejército del Ebro. Fue responsable del PCE en el campo de refugiados de Argeles-sur-Mer (Francia) y organizó, con Pablo Neruda, las expediciones a Chile de republicanos españoles.
Regresó a España años después, y fijó su residencia en Oviedo. En 1973 fue expulsado del PCE, al que posteriormente volvió. En 1976 regresó temporalmente a Asturias y fue candidato al Congreso de los Diputados, aunque no obtuvo escaño. Con posterioridad se sumó a la escisión que dio origen al Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE), y regresó a México. Fue autor del libro: Los comunistas en la resistencia nacional republicana y La guerra en Asturias, el País Vasco y Santander (Madrid, 1978).
No hay comentarios:
Publicar un comentario