Campañas de Aragón y Levante.
Ejército de Tierra
Este.—En las últimas horas de ayer fueron enérgicamente rechazados dos intensos ataques facciosos a nuestras posiciones del Collado de Serelles y Piedras D’Aolo, ambas en la zona de Sort,
Levante.—Durante toda la jornada los rebeldes atacaron, fuertemente apoyados por aviación y tanques, vértice Marrón, Casa del Gordo y cotas 1.168 y 1.062. Consiguieron a costa de una enorme cantidad de bajas ocupar «Casa del Guardia», pero nuestras fuerzas, en enérgico contraataque, recuperaron dicha posición, cercando además un importante núcleo rebelde en Rambla de Cubillo. En la operación se capturó medio centenar de prisioneros, recogiéndose material de guerra. También fue brillantemente conquistado por las tropas leales Cerro Montero, en el sector de la Puebla de Valverde. En la zona Benasai Catí fue enérgicamente contenida la durísima presión enemiga, combatiéndose con gran intensidad en las proximidades de Vistabella y Maestrazgo.
En los demás frentes, sin noticias de interés.
Ejército del Aire
Aviación.—A las 18,15 horas de ayer dos aparatos «Fiat» aterrizaron equivocadamente en uno de nuestros aeródromos del frente del Centro, siendo capturados el teniente y el sargento, de nacionalidad italiana, que los pilotaban. Los aparatos se hallan en perfectas condiciones.
En las primeras horas de la madrugada de hoy un hidro faccioso intentó bombardear Alicante, siendo rechazado por nuestras baterías. El avión arrojó su carga sobre el torpedero inglés «Maryat», incendiándole y ocasionándole la muerte de cuatro de sus tripulantes.
Por dos veces han intentado hoy bombardear Barcelona los aviones extranjeros al servicio de Franco. La primera agresión fue realizada por dos trimotores Heinkel a las 0,40 horas, siendo rechazado por nuestras defensas. Uno de los aparatos resultó tocado, viéndosele entrar en barrena y caer al mar. Una segunda agresión de los aviones enemigos a las 13,20 horas fue llevado a cabo por siete «Junkers», divididos en dos escuadrillas, que arrojaron su carga desde gran altura, cayendo casi todas las bombas en el mar. Las que explotaron en tierra ocasionaron cinco muertos y cuatro heridos. Nuestros antiaéreos alcanzaron a uno de los aviones, que se separó de la formación huyendo por el mar, perdiendo visiblemente velocidad y altura. Los cazas leales persiguieron en su huida a los aparatos facciosos, consiguiéndose incendiar uno de ellos que cayó al mar, a unos 30 kilómetros de la costa.
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