Líder militar y comunista convencido, histórico miembro del Quinto Regimiento y coronel ascendido durante el transcurso de la Batalla del Ebro, su leyenda se forja entre los republicanos al ser un 'héroe surgido del pueblo'
"Modesto, cuyo nombre en las aserradoras / suena gloriosamente con un son carpintero. (...) Ellos, analfabetos, descalzos, cargadores / de vida amarga y sacos sólo grandes de penas; / ellos, los más difíciles, nuevos libertadores / de Madrid y alicates de sus largas cadenas; / ellos, entre las balas, los himnos y las flores / miradlos vencedores". De esta manera loaba las glorias militares del entonces jefe del 5º Cuerpo de Ejercito republicano, Juan Modesto, su antiguo compañero de colegio, el poeta Rafael Alberti.
Y es que Juan Modesto Guilloto León, lo mismo que el poeta de Marinero en tierra, es camarada del Partido Comunista y gaditano; ha nacido el 24 de septiembre de 1906 en el Puerto de Santa María, "en una de las pequeñas ciudades marineras más bellas de la tierra" y, junto al autor de La arboleda perdida, ha recogido coquinas por las rocas de la playa y repasado la lección que los jesuítas imparten en el San Luis Gonzaga.
Al lado de Enrique Líster y el Campesino compone la tríada de líderes comunistas combatientes y héroes del pueblo. En su amplia monografía sobre la Guerra española, Hugh Thomas lo define con poca benevolencia, como un "sarcástico y despótico andaluz, a veces brutal, raramente cándido, pero en todo caso, siempre un auténtico líder militar, lejos de pretensiones o ambiciones políticas".
En general, la historiografía ha sido más condescendiente con el militar, si bien ha tendido a limar su imagen de héroe y símbolo de la República. Sus orígenes humildes se iban a explotar con frecuencia en la hagiografía propagandística prorrepublicana. No en vano, se le va a conocer por su segundo nombre de Modesto, para enfatizar su condición de dirigente surgido del pueblo.
Él mismo siempre afirmará que era "hijo y nieto de obreros por los cuatro costados" y su infancia "rota y dura¬ente vivida", según Alberti, se iba a esgrimir con frecuencia como imagen del poder de los más pobres, alzados en armas.
Lo cierto es que Juan Modesto Guilloto León es el mayor de ocho hermanos dentro de una familia pobre. Su padre, Benito Guilloto Vaca, es arrumbador y su madre, Milagros León Obregón, costurera. Que por la pobreza familiar tuvo que abandonar el bachillerato antes de haber cumplido los 11 años, que trabajó de aprendiz en una bodega, en una farmacia o de botones en un casino antes de asentarse en un aserradero y que fue el único militar de origen miliciano que terminó la Guerra ostentando el cargo de general del Ejército Popular de la República vienen a sustentar esta imagen de heroico cabecilla de la población alzada contra sus opresores, orgulloso de sus orígenes y albacea de la dignidad e igualdad de todo hombre.
En realidad su primera experiencia militar la tiene durante la campaña de Marruecos. En sus memorias, Modesto narra que su envío a África guarda relación directa con el culatazo que propina a un sargento "achulado" que le ha dado un pisotón adrede, sólo por mostrar su poder, mientras él, soldado raso, hace guardia en su garita. Como sea, lo cierto es que su servicio militar comenzado en Cádiz lo continúa en el 4º grupo de regulares en Larache, donde es nombrado cabo, en parte por su experiencia como aserrador, aunque, otra vez según él, y de nuevo por insubordinaciones ante superiores abusivos, pasa la mitad de su estancia en el Norte de África sancionado en un calabozo.
De vuelta de Marruecos, el gaditano comienza su movilización política y si bien ya había sido huelguista en sus años juveniles, es durante el tiempo que pasa trabajando en la fábrica Metalgraf, del Puerto de Santa María, cuando se acerca al movimiento sindical.
Miembro del Partido Comunista desde 1930, tras la proclamación de la República en abril de 1931 es elegido por sus camaradas responsable político de la organización local del Puerto, cabeza del centro obrero y uno de los encargados de sacar a la luz, cada sábado, el periódico El Proletario, que tiene una tirada de 3.000 ejemplares.
Secretario político del Comité provincial de Cádiz, participa como delegado por la provincia en la Conferencia Regional de Andalucía de 1932, donde conoce a José Díaz y a otros dirigentes comunistas, que le piden, en 1933, que se traslade a Madrid.
En la capital, se encuentra personalmente por primera vez con Dolores Ibárruri, Pasionaria, y se pone asimismo en contacto con Daniel Ortega, miembro del Comité central del PC. En julio de 1933, la dirección del partido le envía a Moscú donde recibe un curso de teoría marxista y donde aprende, aparentemente, algunas nociones del idioma ruso. Al año siguiente, como él mismo recoge en su autobiografía, será de nuevo huésped de la URSS, ya que pasa dos meses en los campamentos de marinos del Mar Negro. Es notorio que también otro de los grandes héroes comunistas, Enrique Líster, en su juventud minero, fuera entrenado también política y militarmente primero en Cuba y luego, durante tres años, en Moscú, si debe darse crédito a la versión de Hugh Thomas.
En cualquier caso, poco después de su estancia en la Unión Soviética, Juan Modesto Guilloto León es nombrado comandante de las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas (MAOC), un cuerpo que será el germen y antecedente del Quinto Regimiento. Las MAOC, escribiría su propio dirigente años más tarde, "eran una organización de autodefensa del pueblo, hijas del enfurecimiento de la lucha provocado por la reacción, que ponía rumbo al poder, a la fascistización gradual de la República; eran impuestas, en parte, por la actuación, cada vez más descarada y peligrosa, de los grupos de pistoleros falangistas que gozaban de cierta impunidad".
Es al frente de las MAOC, bajo la dirección del camarada Pedro Checa, cuando, por la naturaleza clandestina de su trabajo, empieza a utilizar el sobrenombre de Modesto. En esos años desempeña además un importante papel en la organización del Sindicato de Oficios Varios, así como en la puesta en marcha del Socorro Rojo. También se ocupa de la administración del diario Bandera Roja, que sustituye a Mundo Obrero, prohibido por la censura.
En el momento en el que estalla la Guerra Civil, es uno de los organizadores de la resistencia popular en Madrid, uno de los principales responsables de la entrega de armas al pueblo y, desde su emplazamiento en la calle de Piamonte de Madrid, uno de los participantes más activos del asalto al cuartel de la Montaña, asalto que se salda con un importante triunfo.
A los pocos días de comenzada la lucha, se encuentra al frente del Batallón Thaelmann como comandante. Combate en la sierra, en los alrededores de la capital, en Villalba, Navacerrada, Somosierra... El 10 de agosto es herido pero continúa en el campo de batalla y durante el otoño del primer año de Guerra -siempre al frente del pelotón anteriormente mencionado- combate en Talavera de la Reina e Illescas, así como en la defensa de Madrid. En octubre de 1936 es nombrado comandante del Quinto Regimiento, si bien será una nueva y grave herida, a primeros de noviembre -una bala le atraviesa la cintura hasta alojarse en su cadera izquierda- la que le procurará, paradójicamente, su primer gran ascenso. Cuando haya terminado de restablecerse en el Hospital Obrero de Madrid, el Alto Mando militar le encargará la formación de la 18ª Brigada Mixta, una de las primeras unidades del nuevo Ejército Popular. Con esta nueva formación, y con ayuda de la 11ª y 12ª Brigadas Internacionales, se embarca en la Batalla del Jarama.
Como cabeza del Quinto Regimiento (y posterior 5º Cuerpo de Ejército), Juan Modesto participará en las más importantes campañas de la Guerra Civil, como los movimientos defensivos en torno a Madrid (Cerro de los Ángeles) o frente al avance italiano en Guadalajara, así como en las ofensivas de Belchite y Brunete o en la defensa de Teruel, esta última en el invierno de 1937-1938.
Es en esta plaza aragonesa donde se produce su mayor disensión con otro de los líderes comunistas, el Campesino, quien siempre acusó a Modesto y a Líster de haberle dejado indefenso en un Teruel sitiado, es decir, de haber permitido su rendición. En sus memorias de la Guerra, para toda campaña Juan Modesto proporciona numerosas anotaciones, gráficos y reflexiones sobre los movimientos de las tropas, datos con los que intenta justificar sus acciones y que pueden ser interpretados como la réplica tardía de Modesto a todas aquellas acusaciones de Valentín González.
El 26 de agosto de 1938, Juan Negrín nombra coronel al antiguo jefe del Quinto Regimiento, ahora al mando del Ejército republicano del Ebro, en un momento en que el ascenso a puestos clave del Ejército de reconocidos comunistas como Antonio Cordón y Enrique Líster, hace pensar a generales como Segismundo Casado en una intentona de golpe orquestado desde la URSS.
Y así, con Tagúeña y Líster a sus órdenes, lucha en la Batalla del Ebro y se encarga de una de las operaciones militares más difíciles de la Guerra, el paso del río, que se recogerá en numerosos romances y, una vez más, por su amigo Alberti: "¡Recibe mi alabanza, coronel, viejo amigo / mientras el Ebro justo, con su mojada mano / te asciende y de ola en ola, cara al viento y conmigo / a hombros del Guadalete, pasa el mar gaditano!".
Las voces críticas apuntan la intención de bombardear en agosto la localidad de Gandesa por parte del recién ascendido coronel. Si bien el jefe de operaciones en el Ministerio del Aire, el coronel Visiedo, se opone rotundamente a esta operación. En esta campaña, según el relato de Gabriel Jackson, unos 50.000 hombres bajo el mando de Juan Modesto cruzan el cauce fluvial, ayudándose de las recientemente estrenadas baterías antiaéreas para los ratas.
Durante los meses siguientes, Juan Modesto, que ya goza de fama y gloria como ese héroe del pueblo, se rodea de colaboradores cercanos como el comisario político Luis Delage o el que va a ser jefe del Estado Mayor, Federico de la Iglesia.
Tras un breve periodo en la localidad catalana de Port de Ter, y tras un intento de despliegue por el río Fluviá, ante el avance nacional, las tropas republicanas tienen que volver hacia atrás.
No obstante, tras la caída de Cataluña, de nuevo Negrín lo asciende, esta vez al generalato y le otorga el mando del Ejército Central, el 2 de marzo de 1939. En menos de un mes, mientras Casado intenta pactar la paz con Francisco Franco, Juan Modesto abandona la península Ibérica en un aeroplano que le traslada a Moscú. Anota Hugh Thomas que los últimos días de la Guerra antes de la rendición de Madrid, los pasó Modesto junto con Líster, Pasionaria y la secretaria de ésta, Irene Falcón, en el "espléndido" chalet que el poeta Rafael Alberti y su esposa María Teresa León regentaban en el campo, cerca de Elda, "en una atmósfera de irrealidad y entre suculentas comidas".
Tras abandonar España, ya en la URSS, mientras su compañera sentimental trabaja como obrera en una fábrica, Juan Modesto completa su formación militar en la Academia Frunze y se pone de nuevo a disposición del Partido en los esfuerzos contra el nazismo y el fascismo. Durante la Segunda Guerra Mundial, combate como general con el Ejército Rojo, así como con las tropas búlgaras.
Más adelante, se enfrentará con José Díaz por el control del Partido Comunista español desde la URSS y acabará retirándose a Checoslovaquia, donde en 1968 es testigo de la Primavera de Praga.
Muere en la capital checa el 19 de abril de 1969, años antes de la reconciliación nacional de la transición democrática y tras haber publicado su obra histórico-biográfica y de estrategia militar sobre la Guerra Civil española que lleva por título Soy del Quinto Regimiento. Su acto de homenaje funeral lo encabezará en Praga la presidenta del Partido Comunista, Dolores Ibárruri. En su obra, Modesto había concluido: "Hoy, 30 años después, estamos orgullosos de la gesta imperecedera del pueblo español, del que somos hijos, en la guerra nacional-revolucionaria que se libró contra los agresores. (...) En la tragedia del final de la Guerra, sólo el Partido permanece enhiesto, sin claudicar, sin responsabilidad histórica en la traición que desarma la defensa, acogota la resistencia y capitula".
Juan Modesto estuvo siempre entregado a la lucha y defendiéndo la República en la 1ª línea de cada batalla. Nunca tuvo la ambición política de dirigir el PCE.Son por ello muy dudosas las líneas de éste artículo dónde habla de "suculentas comidas" y de enfrentamientos con José Díaz. He leído mucho sobre él y -a excepción de los tergiversadores pro-franquistas- nadie ha referido esas sombras tendentes a manchar la fígura de un auténtico héroe del pueblo trabajador.
ResponderEliminarHONOR PARA MODESTO!
ResponderEliminaruno de los mejores militares de guerra civil española
ResponderEliminarcreia en la autopia de un mundo mejor,sin darse cuenta del egoismo humano en cualquier organizacion
ResponderEliminarEl General abandona a sus tropas en manos de Franco y se va a Moscú un mes antes del fin de la guerra ! Valiente !
ResponderEliminarLos soldados españoles luchan hasta el final.
los comunistas se cogen un avión y se van a no dar golpe a URSS.
Yo conoci personalmente a Modesto en el verano de 1967 en Rumania, yo tenia 13 años y alli me entere de quien era. Era muy jovial y se miraba entero el señor.
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