Ascendido a general durante su misión en la Guerra Civil, ocupa desde octubre el mando de los voluntarios italianos que permanecen en España en medio de unas difíciles relaciones con sus colegas del bando nacional
Militar profesional fiel a sus deberes de soldado, el general italiano Gastone Gambara se distingue por su capacidad de mando y por estar siempre en la línea del frente. De carácter firme ,y decidido, Gambara podrá presumir de haber participado en cuatro guerras: la de Etiopía (1935), la Guerra Civil española y los dos conflictos mundiales.
A pesar de su brillante historial militar, la carrera de Gambara quedará manchada por la acusación de ser uno de los responsables de la dura represión que las tropas italianas llevarán a cabo en Yugoslavia contra los milicianos de la resistencia y la población civil durante la Segunda Guerra Mundial.
Instruido en la Escuela Militar de Modena, una de las más importantes de Italia, la carrera de Gambara se desarrolla sobre el campo de batalla: en todas las guerras en las que participa conquista ascensos y condecoraciones.
Durante la Primera Guerra Mundial, cuando tiene tan sólo 26 años, Gambara es nombrado capitán. Al terminar el conflicto le son otorgadas tres medallas de plata por la valentía demostrada.
Tras un periodo en Albania, donde organiza las fuerzas armadas locales, participa en la campaña de Etiopía, que le vale ser ascendido a coronel. En 1937 es uno dé los mandos voluntarios que llegan a España para luchar al lado de las tropas franquistas.
Durante el conflicto español conquista el rango de general y, en octubre de 1938, es nombrado jefe del Corpo di Truppe Volontarie (Cuerpo de las Tropas Voluntarias, CTV) sustituyendo al general Mario Berti al frente de los soldados italianos que, tras la retirada parcial, quedan en España.
Al mando del CTV, el general toma parte, siempre en la línea de combate, en muchas acciones de guerra. Durante la Batalla del Ebro es herido, pero sigue al frente de sus soldados y se convierte en un ejemplo de profesionalidad y valentía para los mandos nacionales fascistas.
El entonces ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Galeazzo Ciano, apunta en una de las páginas de su Diario: "A propuesta mía, Gambara ha sido ascendido, en campaña, a general de división. Lo ha merecido por su inteligencia y la sangre que ha derramado".
A pesar de las capacidades militares de Gambara, su firme carácter no facilita las relaciones entre el general y los mandos de las tropas de Franco. En particular, Gambara, partidario de las operaciones rápidas y decididas, critica la indecisión y la lentitud de las acciones franquistas.
Las incomprensiones recíprocas con los oficiales españoles, de las que el jefe del CTV se queja a Ciano, son debidas no sólo a las distintas ideas de cómo llevar la Guerra, sino también a la poca diplomacia que Gambara demuestra a la hora de concertar la acción militar con sus aliados.
Así lo subraya Ciano, de nuevo en su Diario: "Quizás la responsabilidad sea española, pero tampoco los nuestros son totalmente ajenos. Muy a menudo, demuestran una impaciencia provinciana y testaruda que se explica sólo por el poco sentido del mundo que tienen nuestros oficiales".
En julio de 1938, Gambara es nombrado responsable de la embajada italiana en España con credencial de embajador. Pero el general no puede renunciar a la acción directa. Después del mando del CTV, en junio de 1940 vuelve a Italia para participar en la Segunda Guerra Mundial.
Tras el anuncio del armisticio de Cassibile (8 de septiembre de 1943), con el que Italia se rinde a las fuerzas aliadas, Gambara: permanece fiel al Duce y se incorpora a la República de Saló, el Estado títere creado por Mussolini en el norte de Italia con la ayuda de los alemanes. Durante el periodo de existencia de este estado, Gambara se ocupa en particular de la reconstrucción de las tropas armadas del nuevo Gobierno fascista.
El afecto entre el general y el dictador italiano es recíproco, Mussolini piensa que Gambara "es un general al que hay que tener presente. Me gusta. No es uno de esos militares, tan abundantes, que confunden la puerta del cuartel con la del convento. Es un soldado que ama la guerra. Estoy convencido de que cuando truena el cañón, no se pone algodones en los oídos". Tanta es la estima que siente por Gambara que el Duce le nombra jefe de Estado Mayor del Ejército de la República de Saló.
La War Crímes Commission, Comité de la ONU que investiga los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial por los ejércitos vencidos, señalaba a Gambara entre los 800 italianos sospechosos de ser criminales de guerra.
Las acusaciones contra el general italiano se refieren a los años de ocupación -entre 1941 y 1943- de los territorios de Eslovenia y Dalmacia, pertenecientes entonces a Yugoslavia, por parte de las tropas italianas.
En particular, Gambara es acusado en calidad de jefe del XI Cuerpo de la Armada, que ocupaba, entre otras, la localidad de Arbe, en la isla adriática de Rab. En esta ciudad, los italianos construyeron un campo de concentración en el que murieron cerca de 2.600 personas, entre militares y civiles.
El objeto de la ocupación es la italianización de los habitantes de la región, "una raza :inferior y bárbara", según Mussolini, que también afirmará que "se pueden sacrificar 500.000 eslavos bárbaros por 50.000 italianos".
Como ejemplo de la actitud de los italianos en la zona ocupada, se cita a menudo una nota que Gambara incorpora a un informe que en 1942 el jefe de la tropas de ocupación, el Alto Comisario para la provincia de Lujbiana (actual Eslovenia) Emilio Graziani, transmite al general italiano. En el mismo, un médico que había visitado a los prisioneros de Arbe destacaba que estos presentaban "claramente los síntomas más graves de la inanición por hambre: adelgazamiento patológico, desaparición de tejido adiposo en las cavidades de los ojos, disturbios funcionales y dificultad para ingerir comida", entre otros.
El jefe del XI Cuerpo de la Armada escribe debajo de esta descripción de las condiciones de salud de los prisioneros: "Lógico y oportuno que campo de concentración no significa campo de engorde. Individuo enfermo = individuo que está tranquilo".
Con la firma del armisticio de Cassibile, la zona controlada por los italianos pasa a manos de los alemanes. Entre tos años 1943 y 1945, la represión de los milicianos yugoslavos contra los italianos que siguen viviendo en la región será violenta y cruel.
Al acabar la Segunda Guerra Mundial, Gambara es licenciado y fija su residencia en Roma, donde muere en 1960. Las acusaciones de la ONU no tuvieron consecuencias jurídicas y no se celebró ningún juicio acerca de la ocupación italiana en la ex Yugoslavia y las responsabilidades de Gambara en la misma.
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