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jueves, 6 de febrero de 2014

Joaquin Maurín (1896-1973)

El antiguo líder de la CNT y fundador de 'La Batalla', encarcelado al comienzo de la Guerra Civil, es el gran ausente de la revolución puesta en marcha en Barcelona por sus ahora perseguidos compañeros del POUM

"Dentro de dos meses veremos cómo la contrarrevolución es más intensa, y tal vez entonces ya sea tarde para contener los desmanes del fascismo, más peligroso de lo que tal vez hoy nos lo figuramos desde estos escaños". Con esta premonición cierra su último discurso en el Parlamento Joaquín Maurín, diputado por Barcelona.

Era el 16 de junio de 1936. Maurín daba dos meses de plazo y el alzamiento militar apenas se demorará uno. Sin embargo, ni el propio dirigente del POUM se aplica su advertencia, quizá retórica. El mismo día que comienza la Guerra, Maurín se encuentra en Galicia para participar en un congreso regional de su partido. Este hecho le va a costar muchas penas y no menos años de cárcel, que le llevarán a una profunda frustración, pero que quién sabe si a la larga no sirve para salvarle la vida, a la luz de lo sucedido con algunos de sus compañeros del POUM, como Nin, desaparecido y asesinado por la policía comunista. Tras una breve detención en Galicia, que ha caído en manos nacionales, es puesto en libertad, ya que en un primer momento no es reconocido. Como parlamentario y político que es, sabe que su nombre no pasará inadvertido, por lo que no le queda otra opción que cambiarlo. En esta época, en España existen las llamadas cédulas personales, una especie de documento identificativo, en teoría obligatorio pero del que mucha gente carece. En realidad, la Administración lo utiliza como método de recaudación, ya que cuesta 70 pesetas y para conseguirlo sólo hace falta que dos personas acrediten la personalidad de quien la pide. Con este mecanismo consigue Maurín convertirse en Joaquín Julio Ferrer.

Su nueva identidad le permite partir hacia Jaca con un fin claro: llegar a zona republicana, "Mi objetivo era reunirme con los que luchaban por la libertad. Había llegado de La Coruña a Jaca, ¿Podría recorrer ahora, finalmente, el trecho que me separaba de los míos? Había que intentarlo".

Joaquín Maurín lo intenta a toda costa, pero es arrestado en numerosas ocasiones. Primero, por la simple confusión de los primeros meses de la Guerra, y más tarde, al reconocerle un agente de policía, por ser quien verdaderamente es. El resto de su periplo por prisiones españolas continuará en Salamanca y, finalmente, en Madrid.

Estos años en prisión son un suplicio para él, debatiéndose entre el sentimiento de culpa por su ausencia de Barcelona cuando comienza la Guerra y el ansia de liberación, siempre constante, por las esperanzas puestas en las negociaciones que su mujer, francesa, realiza desde París. Pedro Bonet y Luis Alonso, dos compañeros de partido, dicen respecto a su situación que "pasó en las prisiones de Franco todo el proceso revolucionario y la Guerra Civil (...). No se puede imaginar tragedia mayor para un revolucionario y para un escritor militante".

Efectivamente, toda su vida ha dedicado Maurín a luchar por la revolución. Nacido en Bonansa, Huesca, el 12 de enero de 1896, ya desde joven se implica en política y, junto a otros compañeros, saca adelante el periódico El Talión, una hoja de combate que le cuesta varios procesos. En los años siguientes ingresa en la CNT, y en 1921 es elegido para representar al sindicato en la fundación de la Internacional Sindical Roja, en Moscú, El viaje, iniciado en marzo, le cuesta tres semanas atravesando los Pirineos a pie y de allí a Rusia, en un largo recorrido que implica atravesar Europa en tren. Este viaje lo recordará Maurín más tarde, en los primeros días de la Guerra: "Sin papeles, o con papeles falsos, pude ir con relativa facilidad desde Lérida a Moscú. Con mi flamante cédula personal, ¿podría ir ahora desde La Coruña a Huesca?".

A su vuelta de Rusia es elegido secretario general de la CNT, cargo en el que no permanecerá demasiado, ya que es detenido en febrero de 1922.

A finales de ese año, ya en libertad, funda en Barcelona La Batalla, semanario revolucionario que terminará siendo el órgano de expresión del POUM. Tras el golpe de Primo de Rivera y la instauración de la Dictadura, comienza una época de fuerte censura sobre la prensa de izquierdas, y casi todos los redactores de La Batalla van a parar la cárcel, un hecho que se repetirá de nuevo en 1925.

Desde el 1 de marzo de 1931, semanas antes de la proclamación de la República, Maurín dirige el: Bloque Obrero y Campesino, partido que el 29 de septiembre de 1935 se unirá con la Izquierda Comunista de Nin para crear el POUM, del que Maurín será secretario general. Menos de un año después comienza la Guerra y los largos años de prisión.

El líder del POUM no es juzgado hasta agosto de 1944, en un consejo de guerra en Barcelona, donde se le condena a 30 años de prisión, aunque en realidad sólo cumple dos más. Finalmente, en diciembre de 1946 es liberado.

"Diez años y 23 días después de haber sido detenido por primera vez, Maurín recobró la libertad, una libertad vigilada", recuerda su mujer. En un primer momento, Maurín se instala en Madrid, donde trabaja haciendo traducciones del ingles, y comienza entonces una nueva búsqueda de libertad, esta vez la que significa poder salir de España y marchar a Estados Unidos, donde para entonces ya se ha instalado su mujer.

Finalmente le es concedida su solicitud y marcha hacia París antes de salir a Estados Unidos, donde, tras un tiempo de infructuosa búsqueda de trabajo, decide montar una agencia de prensa para América Latina, a la que llama ALA, -American Literary Agency-, y desde la que ofrece artículos escritos eh español por periodistas latinos.

Mientras tanto, en lo que a políttica se refiere, intenta mantenerse apartado y no realiza declaraciones sobre el POUM ni participa en las actividades políticas del exilio republicano. Esto se debe, según algunos de sus compañeros, como Víctor Alba, a que "a medida que Maurínl se iba informando sobre la Guerra Civil, se perfilaba su desacuerdo con lo que el POUM había hecho durante ella. Pero, habiendo estado ausente, y por culpa de un error suyo de apreciación, no quería formular criticas a las posiciones adoptadas por el POUM". Esto hace que muchos poumistas le reprochen este alejamiento pero, según afirma Alba, su desacuerdo iba más allá de la actuación durante la Guerra. "La visión que tenía [de España] no coincidía en absoluto con la que tenían los exiliados, que encontraba muy alejada de la realidad".

En estas circunstancias, sin llegar a ver la democracia instaurada en España, Maurín muere en Nueva York en noviembre de 1973.

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