La Batalla del Ebro ve reaparecer para la causa nacional a este legionario de probada eficacia militar que había formado parte de la mítica Columna Madrid, y cuyos métodos de guerra son conocidos por su crueldad
"Todo vale en el amor y en la guerra". Es una de las máximas populares más extendidas, y el general de Infantería Antonio Castejón es, sin duda, un claro representante de ella, sobre todo en el último campo. Desde los primeros días de la sublevación, en los que lucha por el control de Sevilla para los nacionales, se destaca por la dureza sangrienta de sus acciones y su escasa piedad para con los vencidos. Castejón llevará esta forma de entender la Guerra Civil a la Batalla del Ebro, donde contribuye a la reconquista nacional del frente inicial de julio de 1938.
Antonio Castejón Espinosa nace en 1896. De joven, destinado en la Legión, combate en la Guerra del Rif hasta 1926. Como otros tantos oficiales de la generación de 1915, hace carrera en la guerra contra las cabilas rifeñas y obtiene el grado de comandante de Infantería. Castejón es uno de los oficiales promocionados durante la dictadura de Primo de Rivera de forma irregular, cuyo ascenso queda anulado por la República. Esta revocación es uno, aunque no el único, de los motivos de su decisión de sublevarse. Sus sentimientos monárquicos no son muy claros, pero se identifica totalmente con los principios de la Dictadura: Patria, disciplina, bandera, orden público. La República, en cambio, representa -para él- el desorden, el comunismo, el antipatriotismo. Así, no es extraño que se alinee rápidamente con el plan de alzarse contra el Gobierno republicano.
La madrugada del 18 de julio de 1936, el comandante Castejón se une a los golpistas, ocupando la Alta Comisaría de España en Marruecos, situada en Tetuán, en nombre de los rebeldes. Dos días después, se traslada en un avión Fokker a Sevilla al frente de un pequeño grupo de legionarios. Una vez en la capital hispalense, se pone a las órdenes del general Gonzalo Queipo de Llano. Cuenta Manuel Tuñón de Lara que, nada más llegar, Queipo les hace montar en camiones y dar vueltas por la ciudad para simular que tiene más hombres de los que en realidad había.
La primera misión de Castejón en Sevilla es la operación de limpieza que le encarga Queipo de Llano. El 21 de julio, al frente de la 5ª Bandera de la Legión, asalta el barrio de Triana, aplastando cualquier foco de resistencia. En los cuatro días siguientes conquista el resto de barrios obreros de la ciudad, eliminando todo foco de resistencia. Guillermo Cabanellas resume así los métodos de Castejón: "Las operaciones de limpieza que emprende son de extremo rigor punitivo para cuantos se oponen: los heridos son rematados en el acto y casi todos los prisioneros son pasados a cuchillo o fusilados poco después".
A continuación, se le asigna el mando de una columna, con la que emprende veloces razias por Andalucía, ocupando en pocos días Morón de la Frontera, Utrera (Sevilla) y Puente Genil (Córdoba). En este pueblo se lleva a cabo "una de las más sañudas represiones contra la clase obrera", según Cabanellas. El 29 de julio toma Huelva, apoyado por los guardias civiles de la ciudad.
El 3 de agosto, sale de nuevo de Sevilla, ahora al frente de otra columna formada por un tabor de regulares, una bandera de la Legión y una batería de artillería con dirección a Extremadura. La marcha de Castejón es casi un paseo; sin apenas resistencia, avanza rápidamente de objetivo en objetivo, sin que la improvisación táctica le suponga ningún problema.
La primera población importante que toma la columna de Castejón es Zafra (Badajoz), sin dificultades. El 8 de agosto, su columna queda subordinada al coronel Carlos Asensio para atacar Mérida. Tras la toma de la ciudad, ambas se integrarán en la Columna Madrid, dirigida por el coronel Juan Yagüe. El 14, Castejón interviene en la toma de Badajoz. Sus hombres la rodean por el sur y entran en la ciudad venciendo la dura resistencia republicana. Sobre lo que sucedió después, existen varias versiones, aunque todo parece apuntar que centenares de presos fueron ejecutados en la plaza de toros.
La ocupación de Extremadura permite el enlace de las zonas sublevadas del norte y el sur de la Península. Una vez logrado, Castejón y sus tropas se dirigen a Madrid, remontando el valle del Tajo. El primer enfrentamiento con las tropas de la República se produce en Guadalupe. Después se dirige hacia Talavera, en Toledo. El 1 de septiembre, el comandante Castejón, a la vanguardia de los nacionales, ataca frontalmente la población. El choque con los republicanos, atrincherados entre el río Alberche y las vías del tren, dura día y medio, pero al final se logra entrar en Talavera, donde encuentra abandonado un gran botín de guerra. En sólo un mes, la Columna Madrid ha marchado de Sevilla a Badajoz, y de ahí a Talavera.
Después de tomar la ciudad toledana, Castejón avanza por la carretera de Madrid. Nada parece que pueda detener la marcha hacia la capital de esta columna de marroquíes y legionarios. El 15 de octubre entra en la provincia, ocupando Chapinería. Castejón, ascendido a coronel y encuadrado ahora en la 7ª División del Ejército del Norte, participa en el cerco de Madrid por el oeste. Avanzando por la carretera de Extremadura, Castejón va conquistando pueblos hasta llegar a 15 kilómetros de Madrid. Una vez en los arrabales de la ciudad, sólo resta el ataque final.
Su participación en el asalto, a las órdenes del general Varela, ya no es tan victorioso. En el ataque por la Casa de Campo, la columna de Castejón es rechazada por los republicanos, Varela le encomienda cruzar el Manzanares por el norte, entrar en la Ciudad Universitaria y ocupar la Fundación Del Amo, frente al Parque del Oeste. Pero Madrid no es la llanura extremeña, y el ataque frontal sin apenas apoyo artillero que tantos éxitos había dado no sirve entre las calles de una gran ciudad. Su columna es rechazada y el coronel Castejón resulta herido de gravedad.
Casi 18 meses después, ya recuperado de sus heridas, Antonio Castejón vuelve a la línea del frente en julio de 1938. Es enviado por Franco al Frente del Ebro para contener la ofensiva republicana. Al igual que a otros coroneles, le es asignado el mando de una división; en su caso, la 102ª, encuadrada en el Cuerpo de Ejército de Andalucía. Con ella participa en los contragolpes franquistas en la zona de Villalba de los Arcos. Después de varios asaltos, saldados con sangrientos reveses, logrará -junto con otras divisiones- expulsar a principios de noviembre a los republicanos de las zonas ocupadas en verano, en lo que es el fin de la Batalla del Ebro. Una vez llegada la paz, Antonio Castejón es ascendido a general y continúa dentro del Ejército, en el que desempeñará diversos cargos. En 1966 pasa a la reserva, hasta que fallece en 1979.
Pero nadie cuenta qué se encontraron a la entrada en Fuente de Cantos.
ResponderEliminarAlgún acto "humanitario" de las izquierdas.
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