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miércoles, 23 de diciembre de 2020

Parte de Guerra Republicano (23 de diciembre 1937)

 Batalla de Teruel

Ejército de Tierra

Levante.—A primera hora de la mañana cayeron los últimos reductos de resistencia rebelde que subsistían en el exterior de Teruel. Apoyándose en las posiciones del cementerio nuevo, Santa Bárbara y el Mansueto, en consecuencia, nuestras tropas dominan cuanto constituyó la zona de maniobra de las columnas de operaciones.

Anoche se pasó íntegra a nuestras filas una compañía de ametralladoras, y esta mañana hizo lo propio otra compañía de infantería; ambas pertenecientes a las fuerzas que se hallaban en el interior de la ciudad.

Durante la jornada de hoy las tropas que asaltaron Teruel prosiguieron sin interrupción la obra de limpieza de las resistencias interiores, que quedaron localizadas en muy pocos edificios. Sigue sin cesar la evacuación de la población civil que alcanzaba esta tarde a tres cuartas partes de su totalidad, habiendo sido convenientemente aislados algunos casos de tifus que se registran en ella.

El único servicio de la aviación facciosa consistió hoy en bombardear la Puebla de Valverde, donde se había dado albergue a gran número de mujeres y niños evacuados de Teruel. Por fortuna el bombardeo hecho precisamente apenas causó víctimas.

En el frente exterior, los refuerzos enemigos iniciaron sobre nuestro flanco derecho, al anochecer, un ataque que fue rechazado con gran facilidad.

En los demás frentes, sin novedad.

Ejército del Aire

La aviación facciosa, sin duda como respuesta al descalabro de Teruel, verificó hoy varias agresiones sobre el litoral levantino, las cuales se iniciaron a la una de la madrugada con tres bombardeos contra Valencia y los poblados marítimos próximos a aquella capital. Impidieron las baterías antiaéreas toda precisión en el lanzamiento de las bombas. A las seis y cuarto, tres hidros, procedentes de alma de Mallorca, llegaron a la altura de Peñíscola, donde arrojaron varias bombas, así como en Torrelasal. Nuestros cazas, que les salieron al encuentro, derribaron a uno de los aparatos agresores, que cayó al mar a tres millas de la costa. Los cazas, a los cuales se les agotaron las municiones, volvieron a su base, de la que, una vez repostados, salieron de nuevo, ametrallando al hidro, que aún estaba a flote, hasta incendiarlo y destruirlo.

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