Organización creada en noviembre de 1937 bajo los auspicios del Partido Comunista de España para agrupar a las secciones juveniles de todos los partidos de izquierdas, incluidos los anarquistas.
La Conferencia de Valencia, que se celebró los días 15, 16 y 17 de enero de 1937, quiso ser una llamada a la unidad de toda la juventud y a la colaboración de toda ella en la tarea de ganar la guerra, y en ella se señaló una de la principales características que más tarde se concretarían en la Alianza Juvenil Antifascista, "todos los jóvenes comunistas, socialistas, republicanos, anarquistas, nacionalistas y católicos honrados en aquellas tareas necesarias de todo punto para obtener la victoria". La voluntad de no marginar en este frente juvenil ni a los no encuadrados en organizaciones políticas o juveniles ni a los comprometidos con la lucha de clases, provocó las críticas de algunos sectores de la juventud (JCI-POUM) que deseaban la revolución social, tildando a la JSU de tener una ideología poco exigente y clara, y de abandonar la combatividad y la lucha de clases. La propuesta de una Alianza Juvenil Antifascista propuesta por la JSU (Juventudes Socialistas Unificadas) fue respondida con un Frente de la Juventud Revolucionaria por la JCI (Juventud Comunista Ibérica), que denunciaba el intento de establecer un campo transversal de apoyo juvenil a la lucha frentepopulista, en lugar de fortalecer organismos unitarios de jóvenes que se caracterizaban por una posición anticapitalista.
Los sucesos de mayo del 37 en Barcelona, tras los que el anarquismo salió dañado y murieron algunos jóvenes libertarios, contribuyeron a acrecentar las distancias no solo con los jóvenes socialistas progubernamentales sino también con los jóvenes libertarios. A pesar de todo, la FIJL (Federación Ibérica de Juventudes Libertarias), mantiene contactos con los jóvenes socialista unificados, aunque mantienen sus recelos con la AJA, a la que seguían viendo como una tapadera para ocultar las pretensiones de dominio de las JSU (Juventudes Socialistas Unificadas), y a pesar de diferentes conflictos, el 10 de septiembre de 1937 se constituyó la Alianza Juvenil Antifascista -desapareciendo los Frentes de la Juventud-, lo que suponía una renuncia de los jóvenes libertarios en aras de las circustancias. Como escribió Martí Ibáñes, conocido joven anarquista, en febrero de 1937 en el periódico Soliradidad Obrera que "no debería haber inconveniente, si llega el caso, a extender la alianza a aquellos grupos juveniles que, aún no militando bajo los pabellones rojinegro o rojo, se comprometieran a llevar a cabo los objetivos revolucionarios que le fuesen fijados por los pilotos de la alianza".
Con todo, la AJA reconoce, al menos de oficio, y entre otras reivindicaciones de los jóvenes libertarios, la transformación política-social y económica sucedida el 19 de julio de 1936 y se compromete a trabajar por la unión de la CNT y la UGT y organizaciones afines para ganar la guerra y desarrollar la revolución.
En realidad, dicha organización, aunque apoyó decididamente al Gobierno republicano, careció de verdadero peso específico político, pues en ningún momento siguió una línea concreta y determinada ni dispuso de un auténtico programa político.
La AJA tuvo su jefatura a partir de diciembre de 1937 en Barcelona y agrupaba a las siguientes organizaciones: Federación Ibérica de Juventudes Libertarias, Juventudes Socialistas Unificadas, Juventudes de Izquierda Republicana, Juventudes de Unión Republicana, Juventudes Sindicalistas, Juventudes Federales y Unión Federal de Estudiantes Hispanos (UFEH).
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