Ciudad de la provincia y
del partido judicial de Teruel, antigua sede episcopal, situada en la margen
izquierda del río Guadalaviar, distante unos 30 km de la capital de la provincia
y un poco más de 20 de Cella, estación de ferrocarril más próxima.
En los primeros dias de 1937,
estando ocupada por los nacionalistas, fue duramente atacada por tropas de la 42 División republicana mandadas por el coronel Jesús Velasco. La población, prácticaniente desguarnecida y presa del miedo, se refugió en el interior de la catedral, donde durante ocho días resistió un intenso fuego de artillería y de mortero -que produjo algunas bajas-, además de padecer la natural falta de alimentos, medicinas y demás cuidados sanitarios, hasta que la ciudad fue ocupada por los legionarios nacionalistas que acudieron en su socorro. Dos albarracinenses, Eugenio Herranz y Cristóbal Sáez, se prestaron voluntariamente a atravesar el cerco republicano, llegar hasta las filas nacionalistas y demandar auxilio. El segundo de ellos fue muerto en la operación. Herranz, en cambio, siguiendo el cauce del río, logró su propósito y guió a las fuerzas de socorro hasta Albarracín, consiguiendo que los atacantes levantaran el sitio. El general Varela quiso iniciar las gestiones oportunas para que se concediese a Herranz la Cruz Laureada de San Fernando, pero éste, modestamente, se opuso a ello.
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