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jueves, 16 de octubre de 2025

Aznar Embid, Severino (1870–1959)

En una época marcada por profundas transformaciones sociales, políticas y económicas, Severino Aznar Embid (1870–1959) emergió como una de las voces más lúcidas y comprometidas del catolicismo social español. Nacido en Tierga, un pequeño pueblo agrícola de Zaragoza, su infancia modesta y su entorno familiar carlista marcaron los cimientos de una vida dedicada a la justicia, la dignidad humana y la aplicación de los principios cristianos a la realidad social.

 Formación intelectual: Del seminario a la cátedra universitaria

Aznar inició su instrucción primaria en Calcena y Trasobares, localidades cercanas a su pueblo natal. Entre 1883 y 1893, cursó Humanidades, Filosofía y Teología en el Seminario de Zaragoza, con la intención de convertirse en sacerdote. Aunque finalmente no lo fue, siempre consideró que su formación en el seminario fue la raíz de su desarrollo humano y ético.

Más tarde, en 1894, comenzó la carrera de Filosofía y Letras en Zaragoza, culminando sus estudios en 1911 en la Universidad Central de Madrid con una tesis doctoral titulada La Conciliación y el arbitraje, donde analizaba la relación entre capital y trabajo. Su trayectoria académica se consolidó en 1916, al obtener por oposición la cátedra de Sociología en la misma universidad.
 

Periodismo comprometido y el nacimiento de "La Paz Social"

Aznar no fue solo un académico: fue un periodista combativo y fundador de medios de comunicación con vocación social. En 1907, creó en Zaragoza la revista La Paz Social, junto a figuras como Salvador Minguijón e Inocencio Jiménez, con el objetivo de promover el sindicalismo católico. Junto a la revista, lanzó la colección editorial Biblioteca Ciencia y Acción, que difundió ideas sociales desde una perspectiva cristiana.

Esta publicación se convirtió en la caja de resonancia de las Semanas Sociales (1906–1912), foros pioneros en el debate sobre justicia social en España. Aznar defendió con firmeza la Ley de Sindicatos Agrícolas de 1906 y se opuso a su derogación, demostrando una postura progresista incluso frente a gobiernos conservadores.

 
El Grupo de la Democracia Cristiana y su influencia europea

Inspirado por la encíclica Rerum Novarum del papa León XIII y por el pensamiento del sociólogo italiano Giuseppe Toniolo, Aznar fundó en 1919 el Grupo de la Democracia Cristiana, un movimiento intelectual que buscaba cristianizar no solo la sociedad, sino también el Estado. Aunque nunca se convirtió en partido político, su influencia fue decisiva en la formación del Partido Social Popular en 1922.

Su proyección internacional fue notable: participó en conferencias en Ginebra, fue vicepresidente de la Unión de Malinas, y Pío XI lo eligió para representar a España en la conmemoración de los 40 años de Rerum Novarum con el ensayo Del salario familiar al seguro familiar.

 
Legado social: Del seguro obrero a la legislación franquista

Durante la Segunda República y la Guerra Civil, Aznar sufrió en carne propia el conflicto: tres de sus hijos murieron en la contienda. Tras el estallido de la guerra, se alineó con el bando nacional y fue nombrado presidente de la Junta para la Organización Sindical en 1937. Posteriormente, como consejero de Trabajo en el gobierno de Burgos, diseñó las bases de la legislación social del franquismo, siempre inspirada en la doctrina social de la Iglesia. Fue pieza fundamental en la inspiración social del régimen y su adhesión al mismo; pese a su remoto carlismo familiar, entroncaba más bien con la “revolución pendiente” del falangismo, tan acorde con sus radicales ideales de justicia social.


En 1942, fundó la Revista Internacional de Sociología en el Instituto Jaime Balmes (CSIC), que dirigió hasta su muerte en 1959. Fue un firme defensor del seguro social, promoviendo el Retiro Obrero y más tarde el seguro familiar, alternativas al salario tradicional que buscaban dignificar al trabajador.

 
¿Por qué recordar a Severino Aznar hoy?

En un momento en que se debaten nuevamente los límites entre Estado, mercado y persona, la figura de Aznar cobra una sorprendente actualidad. Su defensa de la centralidad de la persona, la familia como núcleo social, la participación obrera en la empresa y la previsión social anticipó muchos de los debates contemporáneos sobre justicia, libertad y solidaridad.

Aunque ha sido injustamente olvidado, su coherencia vital, su pensamiento social avanzado y su compromiso con los más desfavorecidos lo convierten en una referencia indispensable para entender el desarrollo del pensamiento social católico en España.

 
 

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