Como el carnicero Franco no sabía qué hacer con el paranoico Millán Astray, que en estos trabajos fue su jefe, mejor que fusilarle -que hubiera sido lo mejor- le ha, encargado, para que se entretenga, de fundar -¡agárrense ustedes!- el «Tercio glorioso de los mutilados y heridos de guerra».
El gran majadero -al que, como es sabido, le faltan un ojo, un brazo y el cerebro- anda dando gritos por el mundo fascista para la realización de su obra, y, según leemos en «La Voz de España», de San Sebastián, al final de un discurso, o lo que fuera, ha dicho estas palabras, que como nota pintoresca vale la pena de reproducir, porque no todo lo que venga del «otro mundo» van a ser noticias de crímenes y piraterías:
«Ya lo sabéis todos los que estáis ahora combatiendo, los que antes caísteis, los que caeréis más adelante, en el corto tiempo que habrá de transcurrir hasta nuestra victoria completa, que ya está cercana. Así me lo ha dicho ayer mismo el generalísimo Franco: «¡La victoria se acerca!» Ya sabéis
que la patria, representada por Franco, ha elegido al más humilde de los legionarios, el más modesto de los mutilados por la patria; pero el más enérgico, tenaz y firme para velar por los soldados. Y he sido nombrado por Franco «general jefe de la Dirección del benemérito Cuerpo de mutilados en la guerra por la patria», y nadie habrá de aventajarme en cumplir en este honroso mandato y en cumplir
cuantas órdenes reciba de mis jefes, en este caso de mi más querido jefe: el salvador de la patria. El, que me decía: «Te dedicarás ya y por ahora, y mientras no te ordene otra cosa, a organizar con toda rapidez y con todo entusiasmo el Cuerpo de los mutilados y heridos por la guerra. Y cuanto sea necesario mandar, se mandará; y cuanto sea preciso que el Estado y todos los españoles aporten para premiar, cuidar y proteger a los mutilados, se hará.»
Ya formamos un nuevo Tercio: el Tercio de los mutilados por la patria. Y yo a la cabeza de él, os aseguro, queridos mutilados, que ya jamás os dejaré y que la voluntad de España, dictada por Franco, será cumplida.
¡Y ahora, mutilados todos, estad preparados para recibir en cualquier momento la orden o el grito de «¡A mí los mutilados!», para que igual que cuando los legionarios oyen el grito de «¡A mí la Legión!», acudamos todos juntos para con los miembros que nos resten y con nuestros corazones, que siguen latiendo con igual ardor, formemos el Tercio de mutilados para alcanzar, si Dios nos considera dignos de tanta gloria, el honor de dar lo que nos queda de vida paro la patria, para el Ejército y para obedecer a nuestro caudillo, el generalísimo Franco en lo que quiera mandarnos. sin tener que mirar los miembros que nos faltan.
¡Caballeros mutilados!: ¡Viva España! ¡Viva Franco! ¡Viva el
Tercio glorioso de mutilados por la patria!»
«Sin tener que mirar los miembros que nos falten.»
¡Eso no hay que advertirlo!
A Queipo le falta el cerebro, y se le utiliza como capitán general de Andalucía.
La Libertad La Libertad - Año XIX Número 5274 - 1937 febrero 16 (16/02/1937)
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