Empresario establecido en el protectorado marroquí desde los años 30 y emisario de Franco en la primera solicitud de ayuda material a Hitler, defiende durante la Guerra los intereses económicos alemanes en España
La ayuda de Alemania a Franco es uno de los factores decisivos de la Guerra Civil española. Historiadores y analistas coinciden en que sin ella el general sublevado no habría conseguido la victoria. En el complejo entramado que sostiene la contribución germana destaca la figura de Johannes Bernhardt, un hombre de negocios alemán afincado en el protectorado español de Marruecos. Él entrega en mano a Hitler la primera misiva enviada por Franco al Führer solicitando ayuda efectiva a Alemania.
Bernhardt, antiguo combatiente de la Primera Guerra Mundial, sirvió como voluntario en los frentes occidental y oriental y fue condecorado con la Cruz de Hierro. Finalizada la Guerra, se convierte en un exitoso hombre de negocios en Hamburgo. Con la gestión de sus empresas reúne una considerable fortuna, pero en la segunda mitad de los años 20 le sobrevienen graves pérdidas económicas que le obligan a deshacerse de casi todas ellas. En 1930 decide abandonar Alemania para establecerse en el Marruecos español, concretamente en Larache. Gran número de alemanes se ven obligados a emigrar de su país debido a la fuerte crisis económica, y muchos se establecen en España, principalmente en Andalucía, Cataluña, Madrid y el País Vasco.
Como representante de la compañía H. Tönnies, Bernhardt se dedica a la importación y a la exportación. No tarda en mudarse a Tetuán, capítal del Protectorado, pocos meses antes de que la compañía establezca allí su sede central. Entra en contacto con militares como Emilio Mola y Eduardo Sáenz de Buruaga, que ya por entonces conspiran contra la República. Muy pronto muestra su simpatía por la doctrina nacionalsocialista de Hitler y se afilia al partido inmediatamente después de la llegada del Führer al poder.
Tres días después del levantamiento de las tropas españolas del norte de África, Bernhardt aprovecha sus relaciones con los militares españoles para entrar en contacto con el general Franco. El día 21 de julio se entrevista con él. Hay entendimiento entre ellos y al día siguiente vuelven a verse. Franco va al grano y le pide que le lleve una carta en mano a Adolf Hitler.
La misiva, firmada en Tetuán con fecha de 23 de julio de 1936, comienza justificando el alzamiento militar como una acción contra la "democracia corrupta" y las "fuerzas destructivas del comunismo". A continuación, sin muchos más preámbulos, y a pesar de que no se conocen personalmente, el general sublevado le pide a Hitler aviones y armamento. Firma como el "Jefe Supremo de las Fuerzas Militares en Marruecos".
Bernhardt acepta la misión, no sin antes negociar las condiciones económicas. La expedición a Berlín la completa el jefe del partido nacionalsocialista en Marruecos, Adolf P. Langenheim, y el capitán de aviación español Francisco Arranz Monasterio.
Los primeros problemas de la misión se producen en el mismo aeródromo de Tetuán. El avión elegido es un Ju-52 de la compañía Lufthansa que ha sido requisado tres días antes por las fuerzas sublevadas. La confiscación del aparato desagrada en Berlín, donde se escuchan airadas críticas contra Franco. El general logra, a distancia, persuadirles, esgrimiendo que el fin último es la lucha contra el comunismo y, el mismo día 23 de julio, el Ju-52 despega del aeródromo de Tetuán con destino a Berlín.
Después de tres escalas y algún que otro problema técnico, el avión de Bernhardt llega a Berlín. El responsable del Servicio Exterior nacionalsocialista, Ernst-Wilhelm Bohle, le presenta al lugarteniente del Führer, Rudolf Hess. Éste, complacido con las noticias que le trae, consigue una recepción con Hitler para ese mismo día. Al parecer, el dictador germano estaba muy interesado en la evolución de los acontecimientos en España.
La entrevista se produce en la localidad de Bayreuth, donde el Führer asiste al festival anual dedicado a Wagner. Nada más encontrarse, Bernhardt saca la carta y se la traduce. Hitler escucha atentamente y pide más detalles a medida que avanza la lectura. Tiene especial interés en conocer más datos de la personalidad de Franco. Bemhatdt responde dignificando la figura del general español y atribuyéndole los rasgos de un firme líder militar.
GÖring pone objeciones a la intervención, pero Hitler simpatiza con la petición de los rebeldes españoles y ese mismo día decide ayudarles. Comienza la Operación Fuego Mágico. El papel de Bernhardt es fundamental a la hora de llevar a buen puerto el propósito de Franco. Incluso consigue más aviones de transporte de los que el general solicitaba en la carta, lo que le valdrá una larga y honda amistad con Franco.
A partir de ese día, Bernhardt trabaja codo a codo con Göring para ejecutar la operación. Sus dotes de comerciante le sirven para proponer la creación de una empresa hispano-alemana que canalice las ayudas. Así nace Hisma. Bernhardt regresa el día 28 de julio a Tetuán con frutos mayores de lo previsto. A partir del 31 de julio comienzan a llegar desde Alemania, en vuelo directo, los aviones prometidos por Hitler.
El 6 de septiembre hace de traductor en una entrevista entre Franco y el teniente coronel del Estado alemán, Walter Warlimont. Éste último había llegado a España el día anterior junto a un cargamento de material de guerra. Sería el nuevo enlace entre el Reich y los sublevados, nombrado directamente por el ministro de la Guerra alemán, general Von Blomberg. En esta reunión se le expone a Wartlimont la necesidad de más material aéreo y más carros de combate para los franquistas.
Bernhardt mantiene su actividad como intermediario entre Franco y los dirigentes alemanes durante el resto de la contienda. También sigue al frente de Hisma, empresa a la que pronto le sale una filial en territorio germano, la Rowak.
Tras la Guerra, Bernhardt se queda en España, pese a que los aliados solicitan a Franco que lo extradite por considerarle peligroso, pero Franco interviene personalmente para protegerle -se le concederá la nacionalidad española en 1946-. Durante su estancia en España, el empresario dirige Sofindus, un gran grupo de empresas que daba cobijo a multitud de espías alemanes. La compañía, pese a su gran tamaño, será uno de los secretos mejor guardados por el régimen franquista.
En los años 50, Bernhardt se muda a Latinoamérica. Vive en Buenos Aires, donde sigue trabajando como empresario. A finales de los setenta plasma en un libro de memorias los recuerdos del inicio de la contienda española. Pese a que Hitler le pidió que nunca se hablara de la existencia de aquella reunión, Bernhardt consideró que 40 años era tiempo suficiente. Muere en Múnich en 1980.
Hace un tiempo escribí una novela en la que aparece de forma puntual este personaje. Con su permiso, comparto el artículo.
ResponderEliminarSaludos!
me gustaria leer esa novela . Soy de Tandil donde el vivio durante muchos años escondido enuna estancia llamada La Elena.
EliminarGracias!
Julieta Etcheverry
Me podrias decir como se llama tu novelay donde conseguirla?