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miércoles, 20 de febrero de 2013

Josep Renau (1907-1982)


Polifacético artista valenciano, sobresale como uno de los grandes cartelistas e ilustradores de la propaganda republicana durante la Guerra, una actividad que continuará en sus años de exilio en México y Berlín

Josep Renau es un reconocido artista tanto en el ámbito nacional como internacional. El periodo en el que trabaja con más intensidad es a finales de los años 30, coincidiendo con el estallido de la Guerra Civil. Renau no sólo realiza su trabajo plásticamente, sino que participa activamente en los debates teóricos en torno al arte y la estética que durante esta época tienen lugar.

Uno de los debates más conocidos en los que participa Renau es el que suscita un enfrentamiento de puntos de vista entre este artista y el pintor Ramón Gaya, donde discuten sobre la función del arte y el papel del artista en la sociedad. "El cartelista", dice Renau, "tiene impuesta en su función social una finalidad distinta a la puramente emocional del artista libre. (...) El cartel de propaganda, considerado como tal, existirá y subsistirá mientras existan hechos que justifiquen su necesidad y eficacia". Este pequeño fragmento refleja la importancia que tenía para Renau la implicación política de artistas e intelectuales. Una idea que le lleva, durante la Guerra Civil, a involucrarse con intensidad junto al bando republicano en tareas de propaganda, realizando gran cantidad de carteles y participando en un buen número de revistas de la época, como Nueva Cultura, fundada por él mismo en 1935, o la revista de cine Nuestro Cinema. También realiza carteles de cine para la productora Cifesa, ilustrando títulos como La hermana de San Sulpicio o La Verbena de la Paloma.

Además de su labor artística, al comienzo de la Guerra, es nombrado director general de Bellas Artes y desde este puesto participa en la salvación del Patrimonio Artístico del Museo del Prado. Ante la amenaza que suponían los constantes bombardeos de la aviación de los sublevados sobre Madrid, el artista guarda parte de la colección en las Torres de Serrano en Valencia hasta que finalmente las obras sean trasladadas a Suiza. En este mismo año, dirige junto a Max Aub, los primeros pasos del periódico Verdad y será uno de los organizadores del Pabellón español de la Exposición de París (en 1937).

Artista polifacético, pinta, realiza murales e ilustraciones, trabaja con la fotografía... pero es con sus carteles con los que alcanza un mayor reconocimiento. Éstos supusieron una renovación del género, fundamentalmente por el innovador uso del fotomontaje, su riqueza iconográfica y la sencillez de sus composiciones.

Nacido en Valencia, su carrera artística comienza junto a su padre, Josep Renau y Montoro, pintor, restaurador y profesor de dibujo, y se completa en la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, donde se licencia en 1925. Un año antes y con tan sólo 18 años, gana su primer concurso de carteles. En 1929 entra en contacto con un grupo de anarquistas y comienza a leer a autores como Bakunín y Reclus. Acude en numerosas ocasiones al Ateneo Libertario y participa activamente en una acción realizada durante la huelga de trabajadores portuarios. En este mismo año inicia diferentes colaboraciones en numerosas revistas. Primero, en la revista de tendencia anarquista Estudios (1929-1937), y luego en otras como Brisas, Crónica, Octubre, Tiempos Modernos y Orto, de la que es director artístico.

Sus colaboraciones no son siempre de carácter pictórico; también escribe artículos que son publicados en revistas como La República de les Letres, La Revista Blanca o Taula de Lletres Valencianes. Además es redactor del número monográfico de la revista Tensor, dedicado a la "Historia de un día de la vida española". En 1930 es portadista de la colección Cuadernos de Cultura y realiza la cubierta para el folleto ¡Acusamos!: el asesinato de Luis de Sirval. A través de la Librería Internacional de Valencia, Renau entra en contacto con la prensa gráfica alemana del momento acercándose a la obra de Káthe Kollwitz y Otto Nagel; y a los fotomontajes de John Heartfield. La obra de este autor y el constructivismo ruso son algunas de las referencias que podemos encontrar en sus carteles.

Renau ingresa en las Juventudes Comunistas en 1931, desde donde intenta incorporar a los intelectuales y artistas valencianos a las luchas de la clase trabajadora. Su militancia en el Partido Comunista le costaría varias detenciones. En 1932 realiza el fotomontaje El camino de la democracia burguesa, donde realiza una dura crítica a las instituciones republicanas en general y a la Guardia Civil en particular. En este mismo año comienza a trabajar como profesor en la Escuela de San Carlos de Valencia, puesto que ocuparía hasta 1936.

Acabado el conflicto, en 1939, Renau se ve obligado a exiliarse y marcha a México, donde desarrolla con más intensidad una de sus facetas como cartelista, la de creación de carteles publicitarios para el cine. "Con una mayor libertad", explica José Luis Martínez, "logra introducir la sensualidad y una carga erótica en los carteles, desconocida hasta entonces en la España de la posguerra". En 1958, decide trasladar su residencia a Berlín Este. A esta ciudad se lleva parte de lo aprendido en el exilio latinoamericano y realiza algunos murales con un cierto estilo mexicano, pero también con influencia del muralismo europeo poscubista.

Sólo regresa a España ocasionalmente, para exponer sus obras en Gerona (1975), Valencia, Yerba de Murcia (1977); y en el Museo Español de Arte Contemporáneo (1978). Josep Renau muere en Berlín en 1982.

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