Batalla de Teruel.
Ejército de Tierra
Levante.—Desde las posiciones ya ocupadas en Teruel, que enumeraba el parte de anoche, nuestras tropas profundizaron hoy su avance hacia el interior de la ciudad acentuándolo considerablemente a última hora de la tarde, en que se adueñaron de puntos muy céntricos, quedando limitada la resistencia del enemigo a algunos edificios adecuados para continuarla. La población civil, a la que se había prohibido evacuar la ciudad, comenzó a salir en masa al quedar recluidos hoy los facciosos en esos edificios y verse así libre del terror a que estaba sometida. Al anochecer marchaban por la carretera de Sagunto, huyendo de Teruel, millares de personas. Para impedir a mujeres, niños y ancianos una fatigosísima peregrinación se dio orden de que todos se detuvieran en un puesto de control cercano a la capital, donde se enviaron gran número de vehículos para transportarlos. Nuestros soldados acogieron a los evacuados con cariñosa solicitud, proporcionándoles agua que todos pedían con avidez porque Teruel carece de este líquido desde hace cuatro días, y curando a los que llegaban heridos. La mayor parte de las autoridades facciosas dieron la versión de que los rebeldes habían conquistado Guadalajara y estaban a punto de tomar Madrid, por lo cual, nuestro Ejército llegaba fugitivo hasta las proximidades de Teruel, siendo esto causa del ataque que en pocas horas habría de ser vencido. Fuerzas de Asalto, encargadas de los servicios de orden cumplen esta noche la misión de distribuir y albergar en pueblos de nuestra retaguardia a los millares de evacuados. Estos protestan irritadísimos contra el engaño de que las autoridades facciosas les han hecho víctimas, obligándoles a sufrir un martirio inútil. En las zonas de la ciudad que hemos ocupado, se encontraron cerca de
4.000 heridos entre población civil y combatientes facciosos, habiéndose encargado de la asistencia de todos ellos nuestro servicio sanitario. Sobre varios puntos del ensanche del Arrabal y del centro de Teruel ondeaban hoy grandes banderas republicanas. El espíritu de nuestras tropas sigue siendo magnífico. Unidades a las que suponía muy quebrantadas por la fatiga como consecuencia de la dura y continua pelea sostenida durante ocho días se resisten a ser relevadas. Hoy no actuaron contra Teruel, ni la aviación ni la artillería leal; la primera se limitó a verificar un ametrallamiento en Bezas sobre las concentraciones de los refuerzos enviados por el enemigo, la actividad de los cuales se redujo en la jornada a un solo ataque contra nuestras líneas de defensa exterior, en el Pico del Zorro, ataque que fue brava y rápidamente rechazado. El único fuego de cañón que se oyó correspondió a nuestros tanques que actuaron muy intensamente contra los reductos rebeldes.
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