Personajes

miércoles, 15 de octubre de 2025

Azcárate y Gómez, Gumersindo de (1878-1937)

Gumersindo Azcárate Gómez (Ezcaray, La Rioja, 28 de febrero de 1878 – Derio, Vizcaya, 18 de noviembre de 1937) fue un militar profesional, republicano leal y víctima del franquismo. Coronel del Ejército de la República, fue fusilado tras la caída de Bilbao por mantener su juramento de lealtad al Gobierno legítimo. Su historia, marcada por el valor, la dignidad y la fe en la democracia, lo convierte en un símbolo de la resistencia ética frente a la traición y la represión.

 
Orígenes y familia: Un linaje de liberales

Nacido en Ezcaray (La Rioja), Gumersindo pertenecía a una familia con profunda tradición liberal y republicana. Era pariente cercano del político krausista Gumersindo de Azcárate y Menéndez (1840–1915), uno de los fundadores de la Institución Libre de Enseñanza, y primo de los destacados republicanos Justino y Pablo de Azcárate.

Esta herencia intelectual y ética marcó su formación como militar de principios, comprometido con el Estado de Derecho y la legalidad constitucional.
 

Carrera militar y lealtad a la República

Durante la Segunda República, Gumersindo Azcárate formó parte del gabinete militar de Manuel Azaña cuando este fue Ministro de la Guerra. Al estallar la Guerra Civil en julio de 1936, ostentaba el rango de teniente coronel y estaba al mando del Batallón Ciclista de Alcalá de Henares.

Cuando sus propios oficiales se sublevaron, se negó a unirse al golpe y resultó gravemente herido al intentar contener la rebelión. Tras recuperarse, fue ascendido a coronel y enviado a Bilbao como Inspector de Operaciones del Ejército Vasco, con la misión de organizar e instruir a las milicias vascas.

Curiosamente, conocía personalmente a Francisco Franco, a quien había tenido como alumno en la Academia Militar. Según testimonios, solía decir:   

Conozco a Franco. Fue discípulo mío en la Academia. No me perdonará que le haya traicionado… y me fusilará.”

Una premonición que, trágicamente, se cumpliría.

     
Captura, encarcelamiento y fusilamiento

Tras la caída de Bilbao en junio de 1937, Gumersindo Azcárate fue capturado por las tropas franquistas. Encarcelado en la prisión de Larrinaga, compartió celda con otros leales a la República, el Coronel Irezábal, al Comandante de Estado Mayor Lafuente, al capitán Bolaños, todos ellos militares profesionales, al médico bilbaino José Luis Arenillas, Director General de Sanidad de Euzkadi, y hasta otros 14 más.

El 18 de noviembre de 1937, fue fusilado en Derio (Vizcaya) junto con todo el Estado Mayor del Ejército de Euzkadi. Antes de morir, escribió emotivas cartas a su esposa Presen y a sus hijas.  


   

lunes, 13 de octubre de 2025

Azcárate y Flórez, Pablo de (1890-1971)

Pablo de Azcárate y Flórez (Madrid, 4 de marzo de 1890 – Madrid, 24 de febrero de 1971) fue un destacado diplomático, jurista y político español de ideología liberal y republicana. Figura clave de la Segunda República, es recordado principalmente por ser el último embajador de España en el Reino Unido antes del estallido de la Guerra Civil, y por su incansable labor en defensa de la legalidad democrática y los derechos humanos durante el exilio.
 
Orígenes familiares y formación intelectual

Nacido en Madrid en 1890, Pablo pertenecía a una de las familias más influyentes del liberalismo español: era hijo de Cayo de Azcárate y Delfina Flórez, sobrino de Gumersindo de Azcárate (uno de los fundadores de la Institución Libre de Enseñanza) y hermano de Justino de Azcárate, también político republicano.

Siguiendo la tradición familiar, estudió en la Institución Libre de Enseñanza (ILE), centro emblemático del pensamiento progresista español. Se licenció en Derecho por la Universidad de Madrid y completó su formación en el Reino Unido, donde desarrolló un profundo conocimiento del sistema parlamentario británico —una influencia decisiva en su visión política.
 
Carrera diplomática en la Segunda República

Tras una exitosa trayectoria como abogado y catedrático, Pablo de Azcárate ingresó en la carrera diplomática. Durante la Segunda República Española, su perfil moderado, su dominio del inglés y su prestigio intelectual lo convirtieron en una figura clave en la política exterior del nuevo régimen.

En 1932, fue nombrado embajador de España en Londres, cargo que desempeñó con gran eficacia hasta 1936. Desde la embajada, trabajó para fortalecer las relaciones con el Reino Unido y proyectar una imagen de estabilidad y modernidad de la República en el escenario internacional.
 
El estallido de la Guerra Civil y la lealtad al Gobierno legítimo

Cuando estalló el levantamiento militar del 18 de julio de 1936, Azcárate se encontraba en Londres. A diferencia de otros diplomáticos que se sumaron al bando sublevado, mantuvo su lealtad al Gobierno republicano legítimo y continuó representando a España ante el gobierno británico.

Sin embargo, el Reino Unido adoptó una política de no intervención y, con el tiempo, reconoció de facto al régimen franquista. A pesar de ello, Azcárate se negó a entregar las instalaciones diplomáticas y permaneció en su puesto hasta que fue relevado por el gobierno republicano en el exilio en 1939.
 
Exilio y defensa de los derechos humanos

Tras la victoria franquista, Pablo de Azcárate se exilió en Londres, donde se convirtió en una voz moral contra la dictadura. En 1946, fue nombrado Secretario Ejecutivo de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, bajo la dirección de John Peters Humphrey.

En este rol, participó activamente en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), aportando su experiencia jurídica y su compromiso con la justicia social. Su labor en la ONU lo consagró como un defensor universal de la dignidad humana, más allá de las fronteras nacionales.
 
Regreso a España y últimos años

Aunque mantuvo contactos con la oposición democrática durante el franquismo, no regresó a España hasta 1969, dos años antes de su muerte. Falleció en Madrid el 24 de febrero de 1971, sin haber visto el restablecimiento de la democracia, pero dejando un legado ético e intelectual indeleble.

Fue enterrado en el cementerio de La Almudena, en una ceremonia discreta que contrastaba con la magnitud de su contribución a la diplomacia y los derechos humanos.

Azcárate y Flórez, Justino de (1903-1989)

Justino de Azcárate y Flórez (Madrid, 28 de junio de 1903 – Caracas, 17 de mayo de 1989) fue un destacado abogado, político y defensor del liberalismo republicano español. Miembro de una de las familias intelectuales más influyentes del siglo XX, su vida estuvo marcada por el compromiso con la democracia, el exilio tras la Guerra Civil y su regreso simbólico durante la Transición española.
 
Orígenes y formación: Una familia de “notables” leoneses

Nacido en Madrid en 1903, Justino pertenecía a una ilustre saga de intelectuales y políticos liberales de León. Hijo de Cayo de Azcárate y Delfina Flórez, era sobrino de Gumersindo de Azcárate, uno de los fundadores de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), y hermano de Pablo de Azcárate, diplomático y último embajador de la República en Londres.

Siguiendo la tradición familiar, estudió en la Institución Libre de Enseñanza y en el Colegio Alemán de Madrid. Se licenció y doctoró en Derecho en la Universidad de Madrid, donde fue profesor auxiliar de Derecho Político desde 1925. Pronto destacó como abogado de éxito, pero su vocación política lo llevó a los primeros planos de la vida pública republicana.
 
Compromiso republicano: De la Agrupación al Servicio de la República al Parlamento

En los años 20, se afilió al Partido Reformista de Melquíades Álvarez, una formación liberal y laica. Pero su verdadero salto a la escena nacional llegó en 1931, cuando se integró en la Agrupación al Servicio de la República, una plataforma impulsada por figuras como José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala con el objetivo de asegurar el éxito de la Segunda República.

El grupo obtuvo 16 escaños en las elecciones constituyentes, y Justino de Azcárate fue elegido diputado por León, además de secretario del grupo parlamentario. Ese mismo año, fue nombrado subsecretario de Gracia y Justicia en el gobierno de Manuel Azaña.

Posteriormente, ocupó la Subsecretaría de Gobernación (1933) y fue consejero nacional de Economía, además de desempeñar cargos en organismos como el Patronato de las Hurdes y el Consejo Nacional de Combustibles. Su perfil técnico y moderado lo convirtió en una figura clave del centro republicano.
 
El estallido de la Guerra Civil y el exilio

El 18 de julio de 1936, en un último intento por evitar la guerra, el presidente Diego Martínez Barrio lo nombró ministro de Estado (Exteriores). Sin embargo, nunca tomó posesión del cargo: se encontraba en León, que cayó rápidamente en manos de los sublevados.

Pocos días después, fue detenido por falangistas en Burgos y trasladado a una prisión en Valladolid, donde permaneció casi año y medio. Gracias a las gestiones de su hermano Pablo de Azcárate, fue canjeado en 1937 por el falangista Raimundo Fernández-Cuesta.

A diferencia de muchos republicanos, no regresó a la zona leal. Prefirió exiliarse en Francia, donde colaboró con el movimiento Paz Civil en España, buscando un acercamiento entre los bandos. Tras la victoria franquista, partió definitivamente al exilio en Venezuela en 1939, junto a su esposa Emilia González Uña y sus hijos.
 
Vida en el exilio: influencia en Venezuela

En Caracas, Justino de Azcárate construyó una segunda carrera de enorme prestigio. Fundó uno de los bufetes de abogados más influyentes del país y participó activamente en la vida económica y cultural venezolana:
 

  • Asesor del Ministerio de Relaciones Exteriores en temas de postguerra  
  • Profesor de Economía y Hacienda en instituciones públicas 
  • Gerente de empresas inmobiliarias y vicepresidente de entidades de vivienda popular  
  • Asesor de la Cámara de Comercio de Caracas (1946–1977)  
  • Presidente de la Compañía Fomentadora Inmobiliaria Nacional (FINCA)

     

Su labor en Venezuela lo convirtió en un puente entre la intelectualidad republicana española y el desarrollo institucional latinoamericano.
 
Regreso a España: Senador en la Transición y defensor del patrimonio

Tras la muerte de Franco, regresó a España en 1977. El rey Juan Carlos I lo designó senador por designación real en las primeras Cortes democráticas, integrándose en la Agrupación Independiente, de la que fue portavoz.

En 1979, fue elegido senador por León en las listas de la Unión de Centro Democrático (UCD), partido que representaba el centro reformista heredero del espíritu republicano moderado.

Además de su labor parlamentaria, destacó en la defensa del patrimonio cultural español:

  •  Presidente del Patronato del Museo del Prado (1982–1986)  
  • Presidente de Hispania Nostra (1980–1987), organización dedicada a la conservación del patrimonio histórico  
  • Patrono de la Fundación Giner de los Ríos y miembro de la Fundación Ortega y Gasset

Legado y familia

Justino de Azcárate fue el último representante público de la célebre saga de “notables” leoneses de los Azcárate. Estuvo casado con Emilia González Uña y tuvo cuatro hijos: Juan Cayo y Carmen (nacidos en Madrid), e Isabel y José (nacidos en Caracas).

Su vida simboliza el tránsito del liberalismo republicano al compromiso democrático de la Transición, sin renunciar nunca a sus principios ni a su vocación de servicio público.

viernes, 10 de octubre de 2025

Azarola y Gresillón, Antonio (1874-1936)

Antonio Azarola y Gresillón (Tafalla, 18 de noviembre de 1874 – Ferrol, 4 de agosto de 1936) fue un destacado militar y marino español, contraalmirante de la Armada y ministro de Marina durante la Segunda República Española. Su nombre quedó grabado en la historia por su lealtad inquebrantable al Gobierno legítimo y su trágico final al comienzo de la Guerra Civil española.
 

Formación, carrera y compromiso republicano

Nacido en Tafalla (Navarra) en 1874, Azarola provenía de una familia con profunda tradición militar. Sus antepasados, originarios de España, habían emigrado a Uruguay, aunque mantuvieron fuertes vínculos con las Fuerzas Armadas españolas. Casado con Carmen Fernández García-Zúñiga, hija del vicealmirante Ricardo Fernández Gutiérrez de Celis, Azarola sirvió como ayudante personal de su suegro en dos ocasiones, lo que refleja su prestigio dentro de la institución naval.

Su carrera en la Armada Española fue meteórica. En noviembre de 1934 fue nombrado segundo jefe de la Base Naval de Ferrol y jefe del Arsenal de Ferrol, uno de los centros navales más estratégicos del país.
 
Ministro de Marina en la Segunda República

En un momento crítico de la política española, Azarola asumió el cargo de ministro de Marina en el gobierno de Manuel Portela Valladares, entre el 30 de diciembre de 1935 y el 19 de febrero de 1936. Este fue el último gabinete antes de las elecciones de febrero de 1936, que dieron la victoria al Frente Popular.

Durante su breve mandato, promovió el último Plan Naval de la Segunda República (11 de enero de 1936), que contemplaba la construcción de dos destructores, dos cañoneros y otras embarcaciones menores, en un intento por modernizar la flota española ante la creciente tensión política.
 
Lealtad a la República y arresto en Ferrol

Cuando estalló el levantamiento militar del 18 de julio de 1936, Azarola se encontraba al mando del arsenal de Ferrol. A diferencia de muchos de sus compañeros, se negó a unirse al golpe de Estado y mantuvo su fidelidad al Gobierno republicano.

El 20 de julio, los oficiales sublevados tomaron el control de la base. Azarola fue traicionado por sus propios subordinados, entre ellos los hermanos Salvador y Francisco Moreno Fernández, quienes años después serían ensalzados como héroes navales por el régimen franquista. Al descubrir la traición, Azarola miró a uno de ellos y le dijo con amargura:   

    “Usted también, don Francisco.”
     
Juicio sumarísimo y fusilamiento

Detenido y sometido a un consejo de guerra sumarísimo el 3 de agosto de 1936, Azarola fue acusado de “abandono de destino”. Según la sentencia de los sublevados, se le imputaba:

    “Inhibirse en sus funciones, retirarse a sus habitaciones particulares y oponerse a que se declarase el estado de guerra en la plaza.”
     

Durante el juicio, el contraalmirante defendió su postura con firmeza:   

    “Consideraciones de carácter militar me impedían en absoluto sumarme a un acto que consideraba sedicioso.”
     

Al amanecer del 4 de agosto de 1936, fue fusilado en el cuartel de Dolores, en Ferrol. Sus restos descansan hoy en el cementerio de Villagarcía de Arosa.
 
Legado familiar y memoria histórica

Antonio Azarola tuvo un hijo, Antonio Azarola Fernández de Celis, que siguió sus pasos en la Marina de Guerra. Curiosamente, su sobrina Amelia Azarola Echevarría —hija de su hermano Emilio Azarola Gresillón, alcalde de Santesteban y político radical-socialista— estaba casada con el aviador Julio Ruiz de Alda, cofundador de la Falange Española, quien fue asesinado en la Cárcel Modelo de Madrid el 23 de agosto de 1936. Esta paradoja familiar refleja la profunda fractura social que provocó la Guerra Civil.