Personajes

lunes, 10 de septiembre de 2012

José Calvo Sotelo (1893-1936)

Diputado monárquico y líder de la derecha en el Parlamento, es uno de los que más duramente critica a la República, a la que pretende derribar. Su muerte, el 13 de julio, se considera el detonante de la guerra.  

"Nosotros le queríamos para gobernante. Dios le quiso para mártir". Así resume el escritor José María Pemán la figura de José Calvo Sotelo, el diputado monárquico cuyo asesinato, en la madrugada del 13 de julio de 1936, está considerado el detonante más inmediato del levantamiento militar y, por lo tanto, de la Guerra Civil.

Hombre familiar, de talante profundamente religioso y amante de la tradición y el orden, Calvo Sotelo enseguida se destaca como uno de los adversarios más tenaces de la República. Contra la "lentitud casi senil" de los conservadores de la CEDA y el propósito "bien claro»"de los socialistas de instaurar su dictadura, se muestra partidario del enfrentamiento directo con las instituciones: "El poder debe ser conquistado por cualquier medio", asegura.

Así, ante las elecciones de febrero del 36, en las que prevé una victoria de las izquierdas, trata de convencer al todavía indeciso general Franco para que los militares adelanten el golpe de Estado. De este modo, piensa, no parecerá "ante el mundo" que el Ejército "se subleva contra una decisión de la soberanía nacional".

Sin embargo, es precisamente su asesinato el que fuerza "la participación de muchos vacilantes, incluido Franco", en el levantamiento del 18 de julio. Así lo afirma el historiador Paul Preston, para quien Calvo Sotelo, "a diferencia de las muchas nulidades que utilizó Franco más tarde, hubiera impuesto su propia personalidad en la posguerra".


Nacido en la localidad de Tuy en 1893, en Pontevedra, Calvo Sotelo se traslada a Zaragoza para estudiar Derecho. Allí consigue cierta popularidad al fundar una revista de humor y obtener Matrícula de Honor en Derecho Romano, lo que le permite vender copias de sus apuntes.

Enseguida llega a Madrid, donde comienza a trabajar en el Ministerio de Gracia y Justicia, en la sección de administración, En los siguientes años, asciende tanto en su profesión como en las filas del partido de Antonio Maura durante la monarquía de Alfonso XIII con el que consigue un acta de diputado en 1919 y el puesto de gobernador civil de Valencia en el año 1923.

Cuando el general Primo de Rivera toma el poder, se une a su Unión Patriótica y participa en el Gobierno durante casi toda la Dictadura, a la siempre permanecerá fiel. Como director general de la Administración Local, aumenta el poder y la capacidad financiera de los municipios y, a partir de 1925 ocupa la cartera de Hacienda. 

En este puesto crea el llamado presuesto extraordinario para costear las obras públicas, así como diversos bancos nacionales y el monopolio estatal del petróleo (Campsa), del que se muestra particularmente orgulloso. Tras la crisis de 1929, y al no lograr detener la caída de la peseta, dimite. 

Al llegar la República, se ver obligado a exiliarse para no tener que afrontar responsabilidades políticas por su actuación durante dictadura -ya que estaba acusado de evasión de capitales-. En el extranjero entra en contacto con las ideas de los monárquicos franceses del fascismo italiano, que le influyen por igual: "Antes Roma que Moscú" sostiene. Además, colabora en la revista Acción Española, en la que escribe: "Hay que conquistar el Estado».

Aunque que tiene el acta de diputado desde los orígenes de la República -fue elegido por Orense para las Cortes Constit:uyentes-, y es reelegido parlamentario por la misma provincia en 1933, no vuelve a España hasta mayo de 1934, tras la amnistía del Gobierno de Lerroux. A su regreso, desde su escaño representante de Renovación Española, Calvo Sotelo combina eruditos análisis sobre Economía o Derecho con llamamientos al Ejército contra "las hordas rojas". "Prefiero ser militarista a ser masón, a ser marxista, a ser separatista e incluso a ser progresista», afirma.

Asimismo intenta reorganizar todas las fuezas de derechas, a las que agrupa en el Bloque Nacional, que se constituye en diciembre de 1934, y del cual se constituye en su representante más cualificado.

Pero no logra el apoyo de todos y, a pesar de la afinidad ideológica que les une, José Antonio Primo de Rivera se niega a admitirle en su partido, Falange Española de las JONS, y también se opone a que éste forme parte del mencionado Bloque Nacional. Esto se debe, según el historiador Ricardo de la Cierva a que "consideraba que había desertado, a última hora, de las filas de su padre".

Para las elecciones de febrero de 1936, Calvo Sotelo pacta con la CEDA de Gil Robles. Su objetivo es, en el caso de obtener la victoria, abrir un periodo constituyente para sustituir al presidente de la República por un general, posiblemente Sanjurjo. Ante el propósito "bien claro" de los socialistas de instaurar la dictadura, asegura, "si las derechas triunfan hay que aprovechar para establecer una forma estatal definitiva".

Sin embargo, Gil Robles rechaza este programa y las relaciones entre ambos dirigentes se enfrían rápidamente. Aunque es partidario del golpe de Estado y de una vuelta a la Monarquía, y a pesar de sus afinidades con el fascismo, Calvo Sotelo se muestra siempre contrario a cualquier clase de revolución: "No queremos la catástrofe, aunque ella pudiera traer la Monarquía", afirma. Según argumenta, no sería deseable "que el Trono se cimentase sobre regueros de sangre y montones de escombros".

El 15 de febrero de 1936, la víspera de las elecciones, publica en la prensa un manifiesto en el que propone crear un Estado autoritario y evitar así que las "esencias más vitales" de la nación dependan del "sufragio envenenado".

Poco antes de su asesinato pronuncia un famoso discurso que parece anticipar su destino y que, en palabras de su biógrafo, Alfonso Bullón de Mendoza, "habrá de figurar en todas las antologías parlamentarias". "Es preferible morir con gloria a vivir con vilipendio", asegura ante Dolores Ibárruri. "Has hablado por última vez", fue la respuesta, según algunos testimonios, de la diputada comunista, aunque esto no consta en el Diario de Sesiones.

Calvo Sotelo es consciente de que su vida está en peligro y pide a Luis de Galinsoga, periodista de ABC, que le avise cuando se produzcan disturbios para estar prevenido ante posibles represalias. Un extraño cambio en el personal de su escolta, en los primeros días de julio, hace aumentar aún más sus sospechas. De hecho, su amigo Joaquín Bau le compra un coche Buick blindado de Estados Unidos.

La madrugada del 13 de julio, tras el asesinato del teniente socialista José Castillo, un grupo de oficiales se presenta en su casa en una camioneta de la Guardia de Asalto. Calvo Sotelo se ve obligado a acompañarles y se despide de su mujer sospechando lo que le espera.

A mediodía, su cuerpo aparece en el depósito de cadáveres, muerto a tiros, y es identificado.

Más detalle sobre la muerte de D. José Calvo Sotelo (La Cruz, 16/7/36)
Las últimas declaraciones hechas por el señor Calvo Sotelo a "La Nación" de Buenos Aires (La Cruz, (17/7/1936)

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